Por mala fe se hundió la reforma laboral

Imagen de referencia tomada de El país

El pasado 20 de junio se hundió la reforma laboral, este es un análisis sobre las razones por las cuales no se votó el proyecto

Por: Marcelo Patiño Flórez.

Se pierde otra oportunidad de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores colombianos. No es la primera vez que se hunde una reforma laboral que tiene el espíritu de dignificar a los trabajadores. Ya había pasado, de hecho, uno de los últimos intentos que se había realizado fue cuando la actual Ministra del Trabajo era Senadora de la República. Aun así, la clase trabajadora tenía la esperanza de que la nueva circunstancia política pudiera dar el aliento necesario para que sus anhelos se hicieran realidad.

Desde su nacimiento, a la reforma laboral le habían puesto mala fe los gremios empresariales y la clase política del establecimiento. El gobierno construyó la reforma basada en el principio del tripartismo y durante meses se reunieron representantes del MinTrabajo, los trabajadores y los empresarios. Llevó con buena fe las mesas tripartitas, cedió ante los pedimentos del empresariado y en su confianza creyó que había construido una reforma que complacía los intereses de todas las partes y les daba dignidad a los trabajadores.

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Aun así, apenas salió la reforma y fue radicada en el congreso, el empresariado y la política del establecimiento saltaron sobre la yugular del proyecto de ley, a pesar de las mesas tripartitas, los empresarios traicionaron lo acordado y empezaron de nuevo pedir negociaciones y el desmonte de los derechos que se pretendían mejorar. Hablaban de costos y de productividad de las empresas, pero nunca hablaron de derechos y de dignidad para los trabajadores.

De igual forma, la mala fe se vio reflejada cuando se criticó la reforma, no desde el debate y la razón, sino desde el miedo y la desinformación. De las alcantarillas de las noticias falsas y los titulares sensacionalistas salieron todo tipo de atropellos y mentiras. Que la reforma laboral era la misma que había realizado Chávez en Venezuela; que todas las microempresas o mypes iban a quebrar; que iban entregarle las llaves de las empresas al MinTrabajo para que las administraran; que todos los establecimientos de comercio iban a cerrar porque no podían pagar el recargo nocturno; entre muchas otras mentiras y verdades a medias.

Por último, nuestros “honorables” congresistas, cuya principal obligación constitucional y legal es legislar, incumplieron sonrientemente su labor, realizaron todo tipo de artimañas para truncar los trámites legislativos. No se inmutaron al decirles a los colombianos que la orden del partido es que no vayan a las sesiones. ¿Entonces para que les pagamos?

La reforma laboral no se hundió en franca lid, como deben perecer los proyectos de ley, a través de una votación negativa mayoritaria precedida de un debate serio y con altura. En cambio, la reforma laboral fue hundida con una puñalada trapera, los representantes a la cámara no cumplieron con su labor, no fueron, se escondieron. Al parecer, carecían de los medios necesarios para atacar la reforma, pues no contaban con argumentos sólidos ni tenían la valentía para enfrentarse a los trabajadores que simplemente buscan una cosa: trabajo en condiciones dignas.

Con lo que no cuentan es que los trabajadores somos una masa que ya tiene el cuero duro por todos los golpes que le ha dado la oligarquía. Que este es solo un pequeño revés y como lo hemos hecho durante toda nuestra existencia nos levantamos con la frente en alto. Al fin de cuentas toda la historia de los derechos laborales alcanzados por los trabajadores se ha fraguado al calor de la lucha de clases. El empresariado nunca ha dado nada, todavía tienen la mentalidad de la revolución industrial, para ellos los trabajadores solo somos una mercancía.

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Esta derrota nos deja enseñanzas, la primera y más importante de todas, que el empresariado no negocia de buena fe. Que no debemos entregarnos y negociar los derechos que queremos alcanzar antes de tiempo. Desde el movimiento de trabajadores tenemos que esforzarnos más para llevar la pedagogía de las propuestas a la barriada, a la plaza, al parque, a donde sea necesario que se escuche su voz. Que debemos ser aún más activos en la movilización. Que debemos ejercer un mayor control político. Debemos exigirle más al gobierno del cambio y a los congresistas que elegimos con esas banderas, aun así, agradecer por abanderar esta propuesta, pero con la mentalidad de que aún deben dar más de sí para sacar adelante el clamor de los trabajadores.

¡Los trabajadores alcanzaremos la victoria y tendremos condiciones dignas de trabajo!       

  

Marcelo Patiño Flórez

Abogado egresado de la Universidad Industrial de Santander, especialista en derecho laboral y la seguridad social de la Universidad Libre, conocedor del mundo del trabajo,  dedicado a la defensa y promoción de los derechos de los trabajadores y trabajadoras. Director Operativo de los Centros de Atención Laboral. Twitter @DMarxelo

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