¡Oye, Brinks! ¿Dónde están tus valores?, lema del plantón sindical frente a sede de Brinks transportadora de valores

Un grupo grande de sindicatos filiales de la UNI Américas acompañó este jueves en Bogotá, el plantón de protesta que realizó el sindicato de la transportadora de valores Brinks de Colombia (Sintrabrinks) frente a la sede administrativa de esta empresa, subsidiaria de la multinacional estadounidense, una de las cinco más grandes del mundo en el sector, con operación en 131 países.

Bajo el lema: “Oye, Brinks, ¿dónde están tus valores?”, el sindicato sentó su protesta porque la empresa no da respuestas satisfactorias a las peticiones que reiteradamente le hace en materia de aumento y nivelación salarial (las mujeres ganan menos que los hombres), persecución antisindical y proliferación de procesos disciplinarios sin el debido proceso, así como el perjuicio que la contaminación generada por el parque automotor de la Brinks (en buena parte viejo) causa a la salud de los trabajadores y al aire de las ciudades.

“Este jueves participamos en un día internacional de acción para preguntarle a Brinks dónde están sus valores, por qué desconoce el valor de los trabajadores; y para hacer visible las violaciones al derecho de asociación sindical y la no atención a los pliegos petitorios que le presentamos”, señaló Frank Gualdrón, presidente de Sintrabrinks.

El dirigente agradeció el apoyo de la UNI Global Union Américas, que participó con logística y la convocatoria de sus sindicatos filiales en Colombia, que apoyaron con su presencia el plantón de Sintrabrink. En total unas 80 personas se manifestaron.

Entre los sindicatos que hicieron presencia solidaria estuvieron Aceb, Uneb y Sintrabancol por el sector financiero, varios sindicatos de la CTC y del sector de transporte de valores, como UntraG4S, Asoguardas, entre otros. Asimismo, acudió al llamado un grupo del sindicato de actores que representó un happening teatral alusivo a los motivos de la protesta.

En varias ciudades del mundo donde la Brinks tiene actividades, incluidas algunas de Estados Unidos, la UNI también promovió el apoyo de sus organizaciones sindicales afines, que realizaron plantones y manifestaciones en apoyo a sus pares colombianos, aparte de una campaña de redes sociales.

El caso Romer Díaz

Es un caso que ha articulado y se ha convertido en el símbolo de la protesta, por su despido injusto y claramente antisindical.

Romer Díaz es un reconocido líder que ha adelantado varias luchas en pro de los derechos de los trabajadores. En esa línea venía haciendo un trabajo de incidencia para que la Brinks reduzca la contaminación de sus vehículos en Bogotá. El 23 de mayo solicitó la intervención del Ministerio de Ambiente en el tema, razón por la cual una semana después la empresa le envió carta de terminación de contrato, mientras está pendiente la respuesta del Min-ambiente.

Es que la empresa tiene interpretación propia para todas las normas laborales del país, las acomoda. Por ejemplo, el reglamento del debido proceso, que cambió a su amaño, viola derechos de los trabajadores y del sindicato”, afirma Frank Gualdrón, de Sintrabrinks.

Asimismo, a los dirigentes y voceros del sindicato se les ha negado acceso a las trabajadoras de la operación interna, y el derecho de acompañar en los descargos a los trabajadores sindicalizados, en una clara violación del derecho de asociación.

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No a la discriminación de género

Otro punto que remarca Gualdrón, y fue tema central en la protesta del jueves, tiene que ver con la discriminación de género en esta empresa, donde casi la mitad del personal son mujeres, pero reciben menos salario por las mismas funciones y jornadas de los hombres.

Explicó que quienes trabajan en el cargo conocido en la operación interna de Brinks como ‘cajera 2’, que en el 80% son mujeres, ganan $930.000 mensuales. En cambio en la operación externa (transporte de valores), realizada en su totalidad por hombres, éstos ganan $1’260.000, $1’420.000, o $1’460.000, según el cargo. Y eso se llama discriminación.

En septiembre pasado Sintrabrinks intentó negociar las condiciones laborales con las directivas de la Brinks, y un punto que incluyó fue el de igualdad entre las ‘cajeras 2’ y el resto de la planta. Pero ese punto, y todos los que tenían que ver con beneficios económicos para los trabajadores, la empresa se negó a negociarlos en la mesa.

La empresa insiste en mantener los mismos aumentos establecidos para los trabajadores del pacto colectivo vigente entre 2017 y 2020, que es solo del IPC pelado, fórmula que el sindicato, no solo no aceptó, sino que frente a la postura cerrada de la empresa 850 trabajadores (de un total de 1.270) votaron la huelga, que al final no se hizo efectiva y se optó por tribunal de arbitramento. En los 31 años de existencia del sindicato, han sido varias  las huelgas que ha votado, pero terminaron en tribunal, figura que no gusta porque no es garantista.

Las  jornadas laborales es otro tema en disputa, pues éstas en la Brinks Colombia son de hasta 12 y 16 horas diarias, lo cual a los trabajadores les permite ganar más por horas extras, pero no deja de ser una violación a la norma laboral.

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