Son diversas las políticas de austeridad del FMI y estas llevan a que la gente se levante en los diferentes países. Este es el análisis que hace el columnista.
Por Carlos Julio Díaz Lotero. Analista laboral ENS
En América Latina se multiplican las protestas en contra de las políticas de austeridad y ajuste fiscal que impone el FMI para satisfacer la voracidad del capital financiero. Las mismas condiciones existen en muchos países y son el marco en el que se han desencadenado protestas recientes: Argentina, Ecuador y Chile.
Entre los factores que precipitan estas protestas están la reducción de salarios y derechos laborales, el aumento del desempleo, la mercantilización de la seguridad social, el aumento de la desigualdad, el incremento del costo de los servicios públicos, las devaluaciones de las monedas que empobrecen a las naciones, el crecimiento de precios, y un modelo de desarrollo dependiente de la exportación de materias primas a unos mercados externos, los cuales están en una crisis cada vez peor.
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Pobreza en Argentina llegó a lo más alto
El presidente neoliberal de Argentina, Mauricio Macri, hizo campaña a la presidencia con la promesa de llevar la pobreza a cero, y en un acto de soberbia extrema señaló que pasaría a la historia por el logro de esa meta.
Pero Macri no redujo la pobreza sino que, por el contrario, ésta aumentó dramáticamente del 29% en que estaba en 2015 cuando asumió la presidencia, a un 35,4%. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) Argentina tiene una población de 45.1 millones de personas, y de ellas 15.8 millones son pobres, más de la tercera parte. Es la tasa de pobreza más alta desde el 2001, cuando explotó la crisis económica en ese país. Pero que puede ser peor, debido a la última devaluación del 20%,que ser produjo después de las elecciones primarias del 11 de agosto.
Y esto sucede en un país que tiene inmensos recursos agrícolas y un gran potencial industrial. Según el INDEC, el crecimiento de la pobreza, que ha sido dramático en el último año, se corresponde con el deterioro de los indicadores económicos más importantes, como el desempleo, que bordea el 11% (unas 2 millones de personas); la inflación, que tiene un acumulado del año del 38%; y la contracción de la producción industrial, que es 7,6% en lo corrido del año.
Jorge Todesca, director del INDEC, informó que el 25.4% de los hogares del país no puede cubrir sus necesidades básicas. El desempleo de jóvenes es del 20% y la informalidad del 60%; la pobreza de quienes tienen 15 años o menos se encuentra en un 52.6%; entre las edades de 15 y 29 años es de 42.3%. La pobreza afecta al 10.4% de los jubilados.
Este malestar social se expresó en movilizaciones sociales y en el triunfo del peronismo en las primarias de agosto, y tuvo su punto culmen en las elecciones presidenciales de este domingo 27 de octubre con el triunfo del Alberto Fernández, con la fórmula vicepresidencial de Cristina Kirchner.
Así pues que el retorno de la oleada neoliberal por fortuna para el pueblo argentino tuvo un tiempo bastante corto. Se espera que el nuevo gobierno, más cercano al sindicalismo y los intereses nacionales, revierta el desastre económico y social de Macri y el FMI.
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Chile, el país modelo, se desmorona
Chile era considerado por los expertos ‘financieros’ como la nación “más estable y modelo para todas las naciones de Suramérica” según lo expresó en tono de lamento la agencia de noticias Bloomberg.
La oleada de protestas comenzaron a mediados de octubre en Santiago, inicialmente por el incremento del precio de los pasajes del metro, pero hoy se han extendido a todo el país, en contra del modelo de libre mercado de los “Chicago Boys”, impuesto en 1973, que privatizó la seguridad social y de manera particular el sistema de pensiones que ya maduro muestra toda la fealdad de la corrupción y el fraude empresarial.
El Presidente neoliberal Sebastián Piñera revirtió el incremento del precio de pasajes del metro, pero las protestas se mantienen, desencadenando años de furia acumulada ante un modelo económico que aumentó la pobreza y destruyó los derechos de la mayoría de la población, de los trabajadores y de los ciudadanos. Las pensiones son un engaño y los sueldos una miseria; servicios sociales fundamentales como la educación, el servicio de salud y el seguro social están privatizados, y son inaccesibles para la mayoría de la población por sus altos costos, en tanto la seguridad mínima del empleo y las prestaciones no existen.
Las consignas de las protestas son una exigencia por la “dignidad humana”, y una denuncia de la corrupción generalizada entre la clase “empresarial”.
Hasta el momento han fallecido unas 20 personas y hay más de 1,400 detenidos, reeditándose el tratamiento pinochetista a la protesta social, pero los cacerolazos se escuchan en todos lados, y los mineros y el sindicalismo anuncian una huelga general.
No obstante el neoliberal y multimillonario Piñera no llega a entender lo que significa la consigna “no son los 30 pesos” –que es el aumento que iba a hacer a los pasajes del metro, “sino los 30 años” de austeridad pinochetista y de neoliberalismo que destruyeron la economía y los derechos sociales.
En Chile se muestra un camino de lucha por la dignidad, los derechos y la soberanía nacional, y contra la corrupción, el neoliberalismo y la especulación financiera.
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Ecuador: la dignidad de un pueblo mayoritariamente indígena
Ecuador se estremeció con grandes manifestaciones en todo el país, como respuesta al anuncio del Presidente Lenin Moreno de implementar un brutal programa de austeridad, acordado como condición para recibir un préstamo de $4,200 millones de dólares por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). La presión social llegó a tal punto, que Moreno trasladó el gobierno a la ciudad de Guayaquil.
Entre las medidas de austeridad está la eliminación de los subsidios a la gasolina y a los combustibles, que benefician a sectores de menores recursos; la reducción del sueldo de los empleados públicos del Estado en un 20%; la privatización de las compañías estatales, incluyendo el sistema de pensiones; y la eliminación de otras protecciones y beneficios a los trabajadores.
Lenin Moreno, parodiando al desacreditado Presidente Duque de Colombia, acusó de las revueltas a Nicolás Maduro, que según él lo pretende derrocar. El aún más desacreditado y auto proclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, respaldó las declaraciones de Moreno.
Moreno respondió con expresiones de insulto a la población indígena y pobre de Ecuador, pero la presión social lo llevó a revocar una de las atroces exigencias del Fondo Monetario Internacional que afectaba severamente a los sectores de menores ingresos: la eliminación del subsidio a los combustibles.
Pero en realidad nada está resuelto en Ecuador, pues el presidente Lenin Moreno sigue comprometido en imponer las medidas de austeridad a cambio del préstamo señalado de $4,200 millones de dólares del FMI. Así hoy haya una tensa calma, las protestas podrían desatarse de nuevo en cualquier momento.
El ex – presidente Rafael Correa, ante los comentarios del Lenin Moreno, dijo “que no hay nada de factores externos en estas protestas, más allá de la mala gestión económica del propio gobierno. La única solución democrática a la situación actual sería llamar a nuevas elecciones”.
La acción combinada de las luchas sociales y la participación política para elegir a un nuevo gobierno que represente los intereses nacionales, es el camino que nos muestra el pueblo ecuatoriano.
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El malestar es generalizado por las políticas del FMI
Problemas similares se viven en Perú, Haití y Colombia. En este último precisamente, el Comando Nacional Unitario, conformado por las centrales sindicales, pensionados, y otros sectores sociales, ha convocado a un paro nacional para el próximo 21 de noviembre. Paro que se articula a la corriente democrática en las Américas, y al resultado electoral en las elecciones de este domingo, que representó un duro golpe para el Centro Democrático, partido de gobierno, que encarna las mismas políticas que hoy son repudiadas en la región.
La agenda neoliberal del gobierno y los gremios empresariales se basa en el no pago de impuestos por parte de las grandes empresas; en la destrucción de lo poco que queda del sistema pensional en Colombia, para entregar el ahorro de los trabajadores al capital financiero ya que se acabaría el régimen de prima media; en un depravado sistema de salud que aumenta las arcas del capital sobre la muerte acumulada de los usuarios, y el desmonte de los aportes a seguridad social por parte de las empresas; y en la precarización al máximo del trabajo con el pago por horas.
Estamos pues en el peor de los mundos. Los grandes empresarios y multinacionales no solo no quieren pagar impuestos, sino que ahora parece que ya no quieren pagar ni salarios. Si este proceso no se detiene, terminaremos en campos de concentración.
Desde esta tribuna invitamos y convocamos a todos los trabajadores, campesinos, estudiantes y ciudadanía en general, a expresar su rechazo al paquetazo de Duque, el FMI y los gremios empresariales, que pretenden profundizar un modelo de esclavitud laboral y expoliación social.
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