“No hay cama pa’ tanta gente”. Análisis de la informalidad empresarial

Imagen de referencia tomada de Revista Semana Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.

La informalidad empresarial en Colombia se da porque el tamaño del mercado interno es reducido.

Por Héctor Vásquez Fernández

En Colombia la informalidad empresarial no es un problema de costos laborales sino principalmente de tamaño del mercado: el mercado interno es tan pequeño que unas pocas empresas lo cubren sobradamente, colocando al resto de empresas en una situación tan precaria, que sus resultados no les alcanzan ni para cubrir los costos de su formalización, ni tampoco para garantizarle a sus trabajadores el cumplimiento de las obligaciones de ley. El tamaño del mercado interno lo indica el PIB per cápita, que es la sexta parte del PIB per cápita promedio de los países de la OCDE.

Según Confecámaras, en 2018 había en Colombia un total de 1.620.342 empresas: grandes, el 0.4%; medianas, el 1.3%; pequeñas, el 5.4%; pymes (pequeñas + mediana), el 6.7%; y microempresas, el 92.8%. Sin embargo, de este total de empresas, apenas 805.742, el 49.7%, estaban afiliadas al sistema de riesgos laborales, con una cobertura de 10.487.602 trabajadores, el 91.8% de los cuales se trataba de trabajadores asalariados o dependientes, y el resto, trabajadores independientes o por cuenta propia.

Que apenas la mitad del universo empresarial tenga la capacidad de formalizarse y de afiliar a sus trabajadores al sistema de protección social, es un indicativo bastante claro de la capacidad que tiene el mercado interno para asegurarle a estas empresas las condiciones necesarias que les permitan cubrir sus costos y gastos y generar excedentes, por lo que, para la mayoría de ellas, operar en la informalidad constituye una estrategia de mera sobrevivencia.

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Los datos que da la Supersociedades sobre los ingresos operacionales de las 10 mil empresas más grandes ilustran con mucha claridad la posición precaria en la que se encuentran la mayoría de empresas en el país. En 2018, el valor de la producción de las empresas colombianas ascendió a $1.731 billones, según el DANE. Pues bien: 10 mil empresas, que apenas representan el 1.2% del total de las empresas formalizadas, obtuvieron en ese año ingresos operacionales por $938.1 billones, el 54.2% de los ingresos totales que generaron todas las empresas formales e informales que en ese año estaban funcionando en el país.

Sin embargo, la concentración de los ingresos es mayor, como lo ilustran los datos de la Supersociedades:

  • Las primeras 50 empresas con mayores ingresos, $288 billones, (representan el 0,006% del total de empresas formalizadas), concentraron el 16.6% del valor de la producción total.
  • Entre la 51 y la 100, 78 billones, el 4.5% del total.
  • Entre la 101 y la 500, 221 billones, el 12.8% del total.
  • Entre la 501 y la 1.000, 93 billones, el 5.4% del total.
  • Entre la 1.001 y la 2.500, 118.6 billones, el 6.9% del total.
  • Entre la 2.501 y 4.000, 54.8 billones, el 3.2% del total.
  • Entre la 4.001 y la 5.500, 33.8 billones, el 2.0% del total.
  • Entre la 5.501 y la 7.000, 23 billones, el 1.3% del total.
  • Entre la 7.001 y la 8.500, 16.2 billones, el 0.9% del total.
  • Entre la 8.501 y la 10.000, 11.7 billones, el 0.7% del total.

Esta concentración es muy similar a la que se presenta con relación a la explotación y uso del suelo en Colombia. Según Oxfam, Colombia es el país de América Latina con la mayor concentración en la tenencia de tierra, en un continente donde los niveles de concentración son de por sí muy altos. El 1% de las fincas de mayor tamaño tienen en su poder el 81% de la tierra, una situación de la que Oxfam extrae una conclusión apenas obvia: “en Colombia, un millón de hogares campesinos tienen menos tierra que una vaca

Esta situación, y no los supuestos “altos costos laborales”, es lo que explica dos fenómenos que son estructurales a nuestro modelo de desarrollo: por un lado, la alta informalidad laboral, la cual tiene por lo menos tres indicadores: 1), el 56% de la población ocupada está excluida de la protección social, (riesgos laborales, salud, pensiones, protección contra el desempleo); 2), el 47% del empleo se genera en empresas de 10 trabajadores o menos; y 3), el 63.8% de la población trabajadora gana menos de un salario mínimo. El segundo son las altas tasas de desempleo, 11% en promedio en los últimos 19 años, un índice que supera en 4 puntos el desempleo promedio en América latina.

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El resultado de esta altísima concentración se expresa también en los altos niveles de pobreza e indigencia, 34% y 3,7% en Colombia, respectivamente, y en la extrema desigualdad en la distribución del ingreso, con un GINI de 0.52, uno de los más altos del planeta, muy superior al GINI promedio de los países de la OCDE: 0,32.

Las empresas que controlan el mercado interno pertenecen a empresas transnacionales muy poderosas que dominan amplios segmentos de la economía, como la producción de cervezas, alimentos, transporte y minerales, o son parte de los principales grupos económicos del país, como el grupo Sarmiento Angulo, la Organización Ardila Lulle, el grupo empresarial antioqueño, la familia Gilinski, el grupo Santodomingo, el grupo Carvajal, la familia Char, grupos y familias que dominan la producción de gaseosas, cemento, alimentos, la producción de productos químicos, de textiles y de confecciones, la banca, la agroindustria…

Estos grupos son los que además controlan los principales medios de comunicación, a través de los cuales hacen ver sus intereses como si fueran los intereses generales del país, y se han convertido en los principales financiadores de las campañas políticas de los partidos Centro Democrático, partido Liberal, partido Conservador y de Cambio Radical, lo que les ha permitido colocar agentes suyos en ministerios y cargos claves del gobierno y del Estado, salidos de su gremios y de sus propias empresas, y mantener una alta incidencia a la hora del diseño de toda la política pública, obteniendo de los distintos gobiernos la aprobación de políticas que en últimas resultan en una transferencia de rentas de todos los colombianos y colombianas hacia estos grupos, como por ejemplo lo han conseguido a través de la política tributaria, que ha favorecido siempre a estos grupos económicos, o de las reformas laborales que se han hecho en los últimos 30 años, que les han significado menores costos laborales y una mayor libertad a la hora de enganchar y desenganchar trabajadores.

Toda la política laboral y tributaria que se ha hecho en el país hasta ahora, se ha hecho en función de los intereses de estas empresas y de estos grupos económicos, con los resultados que hasta ahora hemos visto. Es hora de que en el país se promuevan y desarrollen políticas que se parten radicalmente de esta ortodoxia.

Héctor Vásquez Fernández

Héctor Vásquez Fernández es Socio y fundador de la ENS. Exmiembro del Comité Ejecutivo de la Cut Antioquia. Docente, investigador y asesor de la ENS. Experto en temas sindicales y laborales

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