Las razones para crear Sindical, nuevo sindicato de los trabajadores del calzado en Bogotá

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Sindical es la sigla del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Calzado y Afines que se fundó esta semana. Más de 150 trabajadores que fabrican calzado de las marcas Aquiles y Fiorenzi se han afiliado en estos días a la nueva organización sindical.

Al igual que muchos trabajadores en Colombia, los nuevos sindicalizados han visto como se les han vulnerado sus derechos desde que inició el aislamiento obligatorio. Cansados de eso y en busca de que las empresas y las marcas les presten atención, los trabajadores decidieron unirse y con el apoyo de la CUT Bogotá-Cundinamarca, fundar esta nueva organización sindical.

Pero la lucha no será fácil, el mismo día de notificar a las empresas la creación de la organización sindical, fueron despedidos, al menos 50 de sus integrantes. A pesar de que las marcas y las empresas no les habían respondido las llamadas, para despedirlos si les fue posible contactarlos vía correo electrónico.

Una historia de vulneración de derechos

Aquiles y Fiorenzi son dos marcas de calzado reconocidas a nivel nacional e internacional. En Colombia tienen tiendas en los principales centros comerciales de varias ciudades y también se han expandido a otros países de la región. Así mismo, sus ventas por internet han estado en aumento en los últimos años.

Pero al parecer, las condiciones laborales de sus trabajadores no son las adecuadas. No tienen un contrato directo con la empresa dueña de las marcas, y ellos, hasta desconocen cuál es el nombre.

Los directivos de la recién creada organización sindical estiman que son cerca de 1000 trabajadores entre intermediados y tercerizados, encargados de fabricar el calzado y vender en las tiendas. Dicen que todos son contratados a través de dos empresas que funcionan como bolsas de empleo. Los contratos que firman y de los cuales no reciben copia, son por obra o labor y son liquidados todos los años en diciembre.

Las empresas intermediadoras son Borsaloni SAS y Evoluzione SAS. Aunque los trabajadores no lo saben a ciencia cierta, presumen que estas empresas pertenecen a los mismos dueños de las marcas de calzado Aquiles y Fiorenzi. Al menos saben que funcionan en la misma dirección.

Los trabajadores prestan sus labores en 4 talleres que tienen las marcas en Bogotá. A principios de año, cuando son llamados nuevamente a firmar los contratos por obra o labor, firman con una tercerizadora distinta, es decir, si el año anterior estuvieron contratados por Borsaloni, este año prestarán su servicio a Evoluzione.  

Cuando los pedidos disminuyen en ciertas épocas del año, son obligados a firmar licencias no remuneradas hasta por 15 días.

Con la pandemia llegaron aún más dificultades

A la serie de irregularidades que denuncian los trabajadores se sumó la pandemia del Coronavirus. El 18 de marzo, todos los trabajadores fueron obligados a firmar una licencia no remunerada que iba hasta el 31 del mismo mes.

Y ahí comenzó realmente el sufrimiento de los trabajadores. Angustiados por la situación que muchos estaban viviendo en sus hogares ante la falta de ingresos buscaron como comunicarse con sus jefes directos. Querían tener alguna razón, pues la empresa ni los jefes se comunicaron para decirles que iba a pasar con sus contratos que estaban suspendidos.

Otra de las problemáticas que tienen los trabajadores es el no pago de la seguridad social. Durante el aislamiento, algunos de ellos han tenido que consultar por diversos problemas de salud y han debido pagar los medicamentos con sus ya escasos recursos.

La situación se puso más difícil para la mayoría de trabajadores y fue así como un grupo de unos 50 inicialmente, coordinaron vía WhatsApp la realización de una protesta pacífica en la sede de las empresas tercerizadoras en la zona industrial de Bogotá. 

La cita inicial fue el pasado lunes. Los trabajadores, guardado la distancia y todos con tapabocas, se presentaron a la sede de la empresa y exigieron ser atendidos por las directivas. Pero eso no pasó, el vigilante grabó videos de los protestantes y les aseguró que no había nadie que los pudiera atender.

Ese mismo día, al finalizar la protesta, acordaron, con la ayuda de Miguel Ángel Delgado, directivo de la CUT Bogotá-Cundinamarca, que lo mejor era crear un sindicato. Se comprometieron a reunirse el día martes en horas de la mañana para realizar la asamblea de fundación. Sin embargo, estuvieron dispuestos a que las empresas los llamaran a conversar con ellos.

Y en efecto, así ocurrió. En horas de la noche fueron contactados por la empresa y les asignaron citas el día martes. Los trabajadores se negaron a asistir individualmente y dijeron que ellos tenían una comisión que acudiría a conversar con la empresa. Pero la empresa no aceptó.

Y nació Sindical

El día martes se reunieron cerca de 50 trabajadores y conformaron la organización Sindical. Escogieron su junta directiva, aprobaron los estatutos y firmaron las planillas de asistencia.

El paso siguiente fue notificar a la empresa y al Ministerio de Trabajo la creación del nuevo sindicato. Cuando llegaron a la empresa, no les quisieron recibir la carta, en vez de eso, las personas de la empresa que se encontraban en las oficinas llamaron a la policía.

Los agentes sirvieron de intermediarios para entregar el documento y para tratar que los trabajadores fueran escuchados. Pero la empresa se negó. Argumentaron que tenía órdenes de reunirse individualmente con cada uno de los trabajadores que habían contactado el día anterior.

Pero en horas de la noche empezaron a ser despedidos por correo electrónico. Una comunicación como esta (Carta de despido) fue lo único que recibieron. Según el presidente de la nueva organización sindical, cerca de 50 de los trabajadores fueron despedidos. Esto es, casi todos los que fundaron el sindicato.

Alejandro Gregori, quien se convirtió en el primer presidente de Sindical dice que el despido fue una clara retaliación por reclamar los derechos de los trabajadores. Él mismo fue uno de los despedidos. A las 7 y media de la noche le llegó un correo con una comunicación diciéndole que su contrato se daba por terminado y sería liquidado.

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Pero estas cartas de despido, lejos de amedrentar a los trabajadores, les sirvió como aliciente para seguir reclamando los derechos. El miércoles volvieron a salir a protestar. Esta vez lo hicieron en compañía de sus familias y se les sumaron otros trabajadores.

Muchos de ellos, unos 100 más o menos, firmaron como nuevos integrantes del sindicato, convencidos de que es la única manera de reclamar los derechos afectados.

Hicieron un mitin en una de las plantas y después decidieron salir a marchar por la Avenida las Américas y por la Avenida 68. Fue un recorrido de 45 cuadras aproximadamente donde expresaron su descontento por la vulneración de sus derechos.

Para Miguel Ángel Delgado, quien los está acompañando por parte de la CUT Bogotá Cundinamarca, el nacimiento de este sindicato es histórico. También lo fue la marcha del miércoles donde participaron unas 250 personas. “Los trabajadores están tomando conciencia de clase y eso es muy importante” dice.

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Los trabajadores no dejarán de movilizarse y exigir sus derechos. Alejandro Gregori dice que van a presentar una querella ante el Ministerio de Trabajo y que harán nuevas movilizaciones exigiendo que las empresas y las marcas les den la cara.

De la misma manera presentarán acciones de tutela exigiendo el mínimo vital y reclamando su derecho a conformar organizaciones sindicales.

Falta ver cómo se desarrolla esta historia y que dicen las muy reconocidas marcas Aquiles y Fiorenzi sobre esta denuncia de sus trabajadores.  ¿La pandemia será una oportunidad para mejorar las condiciones de los trabajadores? O como se ha visto ¿aprovecharán para quitarles aún más sus derechos?

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