Jaider Crespo, el líder sindical a quien Palmagro S.A despidió

Jaider Crespo. Cortesía

A Jaider Crespo lo despidieron estando en un tratamiento médico. La empresa Palmagro S. A. no lo despidió porque su rendimiento fuera malo o porque no hiciera bien su trabajo, lo despidió porque se atrevió a organizar a sus compañeros. Jaider decidió fundar un sindicato en la empresa. Vio esa como la única posibilidad para hacer respetar los derechos laborales. Y a pesar de estar en un tratamiento médico por un accidente que tuvo en la misma empresa, está decidió echarlo.

Obviamente no fueron explícitos en decir que fue por eso. Le hicieron un proceso disciplinario que él considera irregular y lo despidieron por supuestamente haber hecho uso de un permiso para una cita médica y no haber ido a la misma.

Jaider es un mecánico con más de 20 años de experiencia. Ha sido jefe de personal en varias de las compañías por las que ha pasado a lo largo de su vida profesional, siempre con las mejores calificaciones por su trabajo y desempeño.

A Palmagro llegó en diciembre de 2017, movido por una oferta laboral que a la final no resultó siendo en lo que trabajó. La promesa decía que necesitaban a alguien para el tema logístico. Resulta que cuando llegó a la entrevista se encontró con un ingeniero con el que había trabajado hacía mucho tiempo y le dijo que lo apoyara cómo mecánico en la planta. Jaider accedió, a pesar de que llevaba varios años sin ejercer esta labor. Sin embargo, se acomodó muy bien y ahí se quedó, cómo mecánico.

Pero en mayo de 2020 sufrió un accidente laboral. Uno de los equipos le aprisionó la mano derecha y su dedo índice quedó comprometido. Aún le duele y no pudo volver a realizar las labores que antes hacía.  

Al parecer, el pecado de Jaider fue accidentarse, desde ahí las cosas cambiaron con la empresa. Estando aún incapacitado por su lesión le fue entregada la carta que le notificaba que su contrato terminaría el 20 de junio. Sabía que no le podrían terminar su contrato, sin embargo, lo vio como un procedimiento legal, pero la sorpresa mayor se la llevó cuando el día 29 de mayo, funcionarios de la empresa llegaron a su casa con una nueva carta: terminación de contrato sin justa causa de manera unilateral. Le pagaron los días que faltaban para acabar con su contrato a término fijo por un año y sin más, aun estando incapacitado, lo despidieron.

Obviamente Jaider no se quedó quieto, buscó ayuda en conocidos y líderes sindicales de la región. Ellos le recomendaron colocar una Acción de Tutela para defender su derecho a la estabilidad laboral reforzada, situación en la que se encontraba por su accidente laboral. Interpusieron esta acción y efectivamente fue fallada a su favor el día 17 de mayo. A Palmagro S.A le dieron 48 horas para que lo reintegrara a sus labores, en el mismo puesto o en uno mejor. La empresa acató.

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Palmagro S.A lo despide por segunda vez

La empresa cumplió el fallo. El día 19 de junio fue reintegrado a sus labores en un puesto acorde con sus restricciones médicas.

El 20 de junio, Palmagro S.A nuevamente despidió a Jaider Crespo. Le dijeron que su contrato se había terminado y que ya no lo necesitaban más. Le hicieron una canallada, cómo el mismo Jaider lo menciona. Él se los dijo en la oficina de recursos humanos y les advirtió que nuevamente iría a los juzgados a hacer valer sus derechos.

Su acción judicial, de nuevo, fue a favor. El 4 de agosto un juzgado le ordenó 3 días de arrestó al gerente de la empresa, pagarle los salarios y la seguridad social y reincorporar a Jaider. La empresa nuevamente lo tuvo que vincular y Jaider solicitó al juzgado que no encarcelaran al gerente. 

La empresa acató a regañadientes la decisión. Jaider fue reincorporado a sus labores, pero sabía que las cosas en la empresa tenían que cambiar. Conocía la historia de compañeros que habían sido despedidos de la misma manera que él y no habían tenido cómo reclamar sus derechos laborales.

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Nace el sindicato y aumenta la persecución antisindical

Jaider comprendió que la lucha con la empresa iba más allá de él. Sabía que a muchos de sus compañeros se les vulneraban los derechos y cómo integrante del Copasst era conocedor de una serie de irregularidades que se presentaban en Palmagro S. A. Entendió que los trabajadores se tenían que defender de la vulneración constante de sus derechos. Así fue cómo buscó acercamientos con Sintraproaceites, un sindicato nacional y que ha tenido una larga lucha en el sur del Cesar.

A finales de agosto le notificaron a la empresa la conformación del sindicato. 8 valientes trabajadores comprendieron que era la única manera. Le presentaron un modesto Pliego de Peticiones a Palmagro S.A y esperaron la respuesta. De antemano sabían que no serían complacientes con los sindicalizados, pero lo que se vino, de cierta manera los tomó por sorpresa.

Palmagro S.A mostró de inmediato su actitud antisindical. Dos días después de que se enterara de la presentación del pliego, el gerente de la compañía se desplazó desde Valledupar e hizo una reunión con todos los trabajadores, bueno, con casi todos, porque a Jaider Crespo no lo dejó participar, le dio la orden que se retirara del espacio donde estaban reunidos sus demás compañeros.

A Jaider le contaron que el gerente dijo en esa reunión que no permitiría sindicato. Les dijo mentiras a los trabajadores; mentiras como que, si el sindicato prosperaba, la empresa tendría que cerrar. Les arguyó que los sindicatos quebraban empresas y que lo que pedían se salía del presupuesto de la compañía. Les dijo que no se podían afiliar la organización sindical y que si lo hacían serían despedidos.

¿Quién queda con ganas de seguir perteneciendo a la organización o de afiliarse a la misma después de escuchar esas palabras? Pocas personas, y más en un país como Colombia donde la cultura antisindical de los empresarios los lleva a salirse con las suyas con ataques de ese tipo. Varios de los compañeros de Jaider renunciaron esa misma semana a la organización sindical, les dio temor arriesgar su contrato de trabajo, contrato de trabajo que en algunas ocasiones lleva 20 años a término fijo, porque la empresa no los contrata a término indefinido.

El gerente dijo que Jaider se tenía que ir de la empresa. Qué no sabía cuándo, pero que no podía seguir trabajando allí. La razón para eso no era otra que haberse atrevido a organizar a los trabajadores pidiendo mejores condiciones en beneficio de todos, incluso de la misma compañía. Según le contaron al propio Jaider, el gerente dijo que no iba a permitir que él arrodillara la empresa y que por eso se tenía que ir.

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Palmagro S.A se negó negociar el pliego

A pesar de ser un modesto pliego, que estaba dentro de las posibilidades de la empresa, esta se negó a negociarlo. Las peticiones de los trabadores son básicamente estas: estabilidad laboral, mejoramiento de salarios, la construcción de un lugar donde tomar sus alimentos, una oficina de talento humano, la adquisición de un carro de emergencias y la creación de un fondo para préstamos. Todas con el fin de mejorar las condiciones de los trabajadores.

El Ministerio de Trabajo intervino y le pidió a la empresa que instalara la mesa, aun así, la empresa se sigue negando a hacerlo. En vez de eso sigue diezmando a la organización sindical con el despido de trabajadores y de su principal líder y promotor Jaider Crespo.

Sintraproaceites por su lado también ha realizado acciones de protestas. En noviembre pasado hizo un mitin en las instalaciones de la empresa en Valledupar exigiendo el respeto a los derechos humanos. De la misma manera le pidieron a la empresa que negociara el pliego y que respetara el derecho de asociación de sus trabajadores.

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La historia del despido de Jaider Crespo

A Jaider lo despidieron por, supuestamente, no asistir a una cita en su ARL. Tenía que presentarse el día 9 de octubre de 2020 a las 11 am en una IPS de Valledupar, donde realizaban su tratamiento. Pero no alcanzó a llegar a tiempo. Llegó pasadas las 12 del día. Espero hasta las 2 y le dijeron que era imposible que lo atendieran, que ya los médicos no estaban pero que estuviera tranquilo, que se comunicara con su ARL, que ellos le darían una nueva cita.

Pero, ¿por qué no alcanzó a llegar? Jaider comenta que la ARL siempre le giraba los viáticos para asistir a las citas con anticipación. Sin embargo, en esta ocasión no lo hizo así, y cómo él no tenía dinero para cubrir sus viáticos, el día 9 de octubre se presentó a laborar en su turno habitual. Pero de la oficina de recursos humanos lo llamaron algunos minutos antes de las 9, le dijeron que él porque estaba laborando si tenía una cita médica. Jaider explicó los motivos y la empresa le dio los viáticos y le dijo que se fuera inmediatamente para Valledupar, a lo que él dijo que era imposible llegar a tiempo, que no alcanzaría a estar a las 11, porque de su casa, en la Loma, se demora dos horas para llegar el carro a Valledupar. No obstante, en la empresa le dijeron que se fuera, el salió alrededor de las 10 de la mañana de la Loma para su cita.

La empresa lo acusó de haber hecho uso del permiso y no haber ido a la cita que tenía programada. También lo culpó de no devolver el restante de los viáticos. En su defensa Jaider argumentó lo dicho ese día; por salir tarde de la empresa no alcancé a llegar y sobre la devolución de los viáticos hizo claridad en que la ARL le había dicho que cruzaría gastos con la empresa. Eso, para la empresa no fue suficiente y lo despidieron.

Irregularidades en las citas médicas

El mismo 9 de octubre Jaider se comunicó con la ARL, está le dijo que reprogramarían su cita. Efectivamente así lo hicieron y se la dieron para el 29 de diciembre. Ese día el acudió a la cita, manifestó que aún sentía dolor en el dedo y que tenía molestias en la mano, secuelas del accidente. 

El médico le dio las restricciones como siempre lo hacía. También lo remitió al ortopedista y le dijo que en 60 días debería ir nuevamente a una cita de medicina laboral, o sea más o menos el 28 de febrero.

Jaider no sospechaba lo que ocurriría después. A principios de febrero, la empresa le notificó un correo electrónico de la ARL, le habían asignado una cita de medicina laboral para el día 5 del mismo mes. Jaider extrañó ese llamado y ese correo, argumentó que la cita era para finales de mes y que él aún no había ido al control con el ortopedista como lo había pedido el médico de la ARL. Le dijeron debía asistir a la cita.

El 5 de febrero, en la cita con medicina laboral no le colocaron restricciones médicas. Tampoco le dieron explicación del adelanto de su cita ni le programaron una nueva a pesar de que el manifestó que aún no se recuperaba totalmente. Jaider especula y dice que ahí hubo comunicación entre la empresa y la ARL, no ve otra explicación para que le hubieran adelantado su cita y además no le hubieran dado las restricciones como de costumbre.

Después de eso, a Jaider le iniciaron el proceso por no haberse presentado a trabajar el día 9 de octubre con el desenlace ya conocido. La semana anterior le notificaron su despido con justa causa y cómo ya no tenía restricciones médicas, fue más fácil echarlo.

Jaider considera injusto y desproporcionado su despido. Sabe que en el fondo de todo está el cumplimiento de la amenaza que le hiciera el gerente, por eso, presentó una acción de tutela para exigir su reintegro. Hay muchas irregularidades en su proceso y cree que el juez le dará la razón.

Para estas acciones ha contado con el apoyo y respaldo de Sintraproaceites, la CUT Nacional y el Centro de Atención Laboral de puerto Wilches.

El caso de Jaider y Palmagro S.A evidencia una vez más las políticas antisindicales de muchas empresas en el país. Hacen lo que sea por despedir a los trabajadores que se atreven a organizarse y a reclamar sus derechos.

Hoy solo hay 4 trabajadores afiliados al sindicato en Palmagro S.A. Llegaron a ser 16, pero la empresa no les renovó sus contratos. ¿Qué pasará con estos 4? ¿La empresa seguirá violentando el derecho de sus trabajadores a afiliarse a un sindicato? ¿La justicia les dará la razón a Jaider y a sus compañeros? ¿El Ministerio de Trabajo hará algo por el sindicato?

*Los Centros de Atención Laboral es un proyecto implementado por la Escuela Nacional Sindical y financiado por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL).

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