A sus 52 años de edad, Luis Tadeu Vilani es uno de los fotógrafos y reporteros gráficos más reconocidos de Brasil, condición que este año ratificó al alzarse con uno de los premios del Concurso Latinoamericano de Fotografía Documental “Los trabajos y los días”, que patrocina la ENS, en la categoría “Conflictos Laborales”, por una serie de 5 fotografías sobre una toma de tierras por campesinos de Coqueiros du Sul, concurso que ya también había ganado en 2016 en la categoría “Hombres Trabajadores”.
Tadeu Vilani es oriundo de Santo Ángelo, estado de Río Grande Do Sul, y afirma que es graduado en la “universidad de la vida” toda vez que nunca estudio en un instituto o escuela de fotografía. Su primera experiencia en el mundo de la imagen fue como técnico de laboratorio fotográfico. Posteriormente, en 1996, incursionó como reportero gráfico en el Periódico Zero Hora, y desde 2008 trabaja en el mismo oficio en Puerto Alegre, capital del estado.
Pero paralelamente a su trabajo como reportero ha desarrollado un trabajo documental, más personal y artístico. Fruto de ello ha publicado varios libros. Uno en conjunto con otros connotados fotógrafos brasileros, y está a punto de publicar un libro sobre los funerales de Fidel Castro y el periplo de 9 días que su féretro hizo por todo Cuba.
En cuanto a su palmarés, Tadeu Vilani ha ganado muchos premios, tanto en Brasil como fuera. Entre los más destacados figura el premio Conrado Wessel, el más importante de Brasil; ha ganado 3 veces el premio Leica Brasil, y fue dos veces finalista del premio Esso de fotoperiodismo en ese país.
La Agencia de Información conversó con él sobre su oficio como reportero gráfico, el papel de la fotografía en el mundo moderno, su afición por las imágenes del mundo del trabajo, la situación política de Brasil, entre otros temas:
Con la popularización de los celulares todo el mundo toma fotos. ¿Ve en esto una amenaza para el arte de la fotografía?
Creo que no. La fotografía artística clásica seguirá teniendo su espacio. Toda persona que use la tecnología con inteligencia va a encontrar la forma de hacer fotografías. De mil que tomen las personas con su celular, una o dos pueden tener nivel artístico. De resto son fotos personales que se dispersan en la Internet y se pierden. Yo encuentro que esa democratización de la fotografía está dando la oportunidad a más personas, porque la fotografía óptica es muy costosa, requiere de mucho tiempo y espacio, negativos para revelar, se necesita un cuarto oscuro. En resumen, yo encuentro que los celulares llegaron para ayudar. A mí me ayudan, he hecho proyectos con celular y tuve buen resultado.
¿Por qué su apego a la fotografía en blanco y negro? La mayoría de su trabajo tiene ese formato.
Por la formación visual que tuve cuando niño, viendo películas en blanco y negro con un tío que trabajaba como proyector. Me llevaba 3 veces por semana al cine, y mientras él proyectaba las películas yo le ayudaba a cortar las cintas. Otro hito importante en mi formación fue cuando conocí el neorrealismo italiano, el cine de Visconti, Vittorio de Sica. La película “Ladrón de bicicletas” me marcó mucho, de ahí mi deseo de ser un contador de historias, ser un fotógrafo para contar las historias de la gente.
¿En una fotografía se puede contar una historia?
En algunos momentos sí, pero es más propio contar la historia con un conjunto de fotos. Una sola foto puede contar una historia cuando está relacionada con el fotoperiodismo, con situaciones extremas de la vida. Una sola foto de la pampa argentina no va a contar lo que es la pampa en su totalidad. En algún momento una foto u otra puede dar una percepción, pero un conjunto de fotos te lo dice todo. A mí me gusta la fotografía documental porque es una formación para el conocimiento.
Sobre el trabajo con el que ganó el concurso este año, ¿qué nos puede decir?
Cuando yo comencé a trabajar como fotoperiodista en el estado de Río Grande me tocó cubrir conflictos por la tierra. Durante 8 años tuve la oportunidad de acompañar las tomas de tierras por parte de los campesinos, como una forma de forzar al Gobierno a hacer la reforma agraria. La foto que ganó el concurso fue en una hacienda del municipio de Coqueiros do Sul, que estuvo 6 años ocupada, con intermitencias y en algunos momentos con enfrentamientos. Luego vino una orden judicial para que el gobierno del estado, con el uso de la fuerza policial, retirara a los campesinos invasores. Parte de éstos fueron reubicados en otro lugar, en un asentamiento agrario.
¿Qué enseñanza les dejan esas luchas agrarias a los campesinos de Colombia y Latinoamérica?
Yo pienso que donde haya injusticias sociales la lucha tiene que continuar, las diferencias absurdas no pueden existir. No tengo nada contra las personas que son ricas, que tienen patrimonios adquiridos honestamente. Lo que no podemos es dejar al margen a la población pobre, que por sufrir injusticas tiene que estar peleando, buscando reivindicaciones, como los campesinos de Coqueiros. Para hacer una reforma agraria hay que tener antes que todo mucha voluntad política, porque tierra hay, recursos hay, si no se los roban, claro.
Cambiando de tema, ¿qué opinión tiene del concurso latinoamericano de fotografía que impulsa la ENS?
Es un concurso muy importante. Qué bueno que exista porque es una oportunidad que los fotógrafos de Latinoamérica tenemos para mostrar lo que hacemos, cómo vemos a las personas trabajadoras. Es un espacio para que se conozca la diversidad laboral de América Latina y para mostrar algunas situaciones dramáticas que tienen los trabajadores, para denunciar situaciones extremas.
¿El Concurso es conocido en Brasil?
Cada vez es más conocido. Los fotógrafos brasileros que lo han ganado han hecho difusión en mi país. Cuando yo lo gané el año pasado le hice mucha divulgación en Facebook y en el periódico donde trabajó. Yo encuentro que el concurso cada vez tiene más presencia en Internet, y eso lo hace cada vez más conocido. Es importante que se conozca para que más personas tengan la oportunidad de mostrar su trabajo.
Entendemos que es la primera vez que viene a Colombia. ¿Cómo le pareció?
Siempre tuve el deseo de venir a Colombia. El pueblo colombiano es parecido al brasileño, es pacífico y alegre en el modo de ser. En las búsquedas que hago en Internet me ha llamado la atención el trabajo de la cosecha de Colombia. Tengo el deseo de venir aquí algún día a hacer un trabajo con los campesinos que trabajan el café, personas simples, con sus mulas y sus pueblos pequeños.
Finalmente, sobre la actualidad política de Brasil, ¿qué nos puede decir?
Es el peor momento político del Brasil, el peor momento de credibilidad de su clase dirigente. Es difícil saber qué va a pasar en el futuro, pero por lo pronto lo que las nuevas generaciones están mirando es la corrupción generalizada. No hay disposición ni forma de invertir en educación. Es una generación perdida en Brasil.
Las conquistas laborales que hizo el gobierno Lula cada vez están más desgastadas. El gobierno actual pretende cambiar las leyes de pensiones y de seguridad social. Por ejemplo, yo me puedo jubilar con 55 año hoy, pero se pretende aumentar a 40 años de trabajo el requisito para pensionarse. Eso es terrible.