Por Carlos Julio Díaz Lotero. Analista laboral ENS
Se calcula que unos 23 millones de personas han cruzado una frontera internacional huyendo de guerras y conflictos internos, y que unos 43 millones la cruzan con la intención de mejorar sus condiciones de vida buscando alguna oportunidad laboral o educativa. Los primeros se consideran refugiados, y los segundos migrantes, y muchos han muerto en el intento. No obstante, según el derecho internacional ambos deben ser protegidos.
Los refugiados tienen el derecho de asilo que ninguna nación puede negar, y los migrantes, que en su mayoría tienen motivaciones laborales, tienen derecho a recibir un trato igual a los nacionales en materia de trabajo. Las Normas Internacionales del Trabajo, a menos que se especifique lo contrario, cubren a todos los trabajadores sin distinción de nacionalidad, permiso de trabajo, estancia permanentes o temporales y con independencia de su situación migratoria regular o irregular.
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La causa de la migración es el desolador panorama que el modelo de globalización neoliberal, impulsado por la especulación financiera, ha dejado a su paso en muchos países del sur. Ha dejado desempleo masivo, precarización, reducciones de salarios, pobreza, hambre y destrucción de oportunidades de los jóvenes. La raíz del problema es económica. Si en Latinoamérica, África y oriente medio hubiera empleo y oportunidades, mucha de esta gente no se arriesgaría a cruzar la frontera.
La migración es uno de los fenómenos globales que ha producido acciones equivocadas por parte de gobiernos, y ha fomentado en la cultura política organizaciones de derecha xenófobas y neonazis, y en la cultura social ha generado acciones de rechazo y discriminación.
Colombia no escapa a esta realidad, que hace parte del contexto internacional y que debe estar en la agenda del sindicalismo de nuestro país. La crisis social y política de Venezuela ha presionado el ingreso de más de 35 mil venezolanos diariamente, muchos van de paso, otros se quedan de manera definitiva. Éstos, según Migración Colombia, se acercan a los 600 mil.
Hoy es normal encontrar personal venezolano desarrollando actividades que en muchos casos pasan por la ilegalidad, la informalidad laboral, la prostitución, el trabajo doméstico, la construcción; o por empleos en empresas formales pero en condición de informalidad; como también hay profesionales en medicina, veterinaria, educación y hasta en desarrollo empresarial.
No pocas empresas han aprovechado esta tragedia social para despedir al personal colombiano y vincular en su reemplazo la mano de obra venezolana, ¡a mitad de precio y sin garantías de seguridad social!, y bajo la mirada complaciente del Ministerio de Trabajo.
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Es por tanto deber del sindicalismo, de los empresarios que tienen cultura de legalidad y de responsabilidad social, y de las autoridades públicas, reconocer el problema y darle un enfoque de derechos basados en el principio de la igualdad de trato y oportunidades consagrados en los Convenios 97 y 143 de la OIT. Urge la implementación de este mandato, dado que muchos migrantes venezolanos en nuestro país son víctimas de xenofobia, discriminación, explotación, forzados a continuar en ocupaciones precarias y mal pagas.
Hasta el momento la mayoría de los países, incluyendo a Colombia, no han ratificado los convenios y recomendaciones de OIT sobre trabajadores migrantes, los cuales señalo a continuación:
- C 143 Disposiciones complementarias, 1975
- R 86 Recomendación sobre los trabajadores migrantes, 1949.
- R 100 Recomendación sobre la protección de los trabajadores migrantes (países en desarrollo), 1955.
- C 97 Convenio sobre los trabajadores migrantes, 1949.
- R 151 Recomendación sobre los trabajadores migrantes, 1975.
El desarrollo de Normas Internacionales del Trabajo, su ratificación, implementación y supervisión, constituyen el eje del mandato de la OIT. Sin respeto de derechos no hay Trabajo Decente.
Posibles soluciones
Esta problemática debe abordarse con urgencia en los espacios de concertación laboral y territorial bajo los siguientes criterios:
- Promover que las políticas públicas de migración se desarrollen mediante un consenso tripartito, con apoyo OIT, integrando los temas de migraciones con el enfoque de derechos en el proceso de discusión y elaboración tripartita de los Programas Nacionales de Trabajo Decente.
- Reafirmar el principio establecido a nivel internacional, en cuanto a que las Normas OIT se aplican a todos los trabajadores migrantes, independientemente de su situación a nivel nacional, una vez que un Estado ha ratificado un Convenio en particular.
- Impulsar campañas para la ratificación y aplicación de los Convenios 97 y 143 de OIT, y la Convención Internacional de 1990 sobre los Derechos de los Trabajadores Migrantes y los Miembros de sus Familias.
Colombia debe darle la mano al pueblo de Venezuela que hoy atraviesa dificultades internas, así como Venezuela nos dio la mano cuando muchos colombianos migraron a ese país huyendo de la violencia y buscando oportunidades que no encontraron en nuestro territorio.
El Estado debe reforzar los acuerdos de libre circulación, para así evitar tanta tramitología para la regularización de los migrantes venezolanos. Y asumir con mayor fuerza el rol de inspección y vigilancia, para así evitar los abusos y maltratos de orden laboral que hoy se presentan contra hermanos del vecino país.
Los empresarios no deben aprovecharse de la situación de vulnerabilidad social de estas personas, y sus agremiaciones podrían hacer campañas de respeto a la legalidad laboral, evitar abusos y reconocer los aportes que la migración realiza al desarrollo de los países.
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El sindicalismo debe desarrollar una visión sobre la migración centrada en un enfoque de derechos reconocidos en los Convenios OIT y de Naciones Unidas, debe organizar y representarlos para darle trato igual y garantizar respeto a sus derechos.
Finalmente, esperamos que los candidatos a la presidencia ahonden en esta realidad inocultable, y empiecen a dar ideas y salidas a una crisis que no solo se siente, sino que ya se expresa en las encuestas.
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Jairo Gómez:
26/05/2018,Recuerden que el cerdo materialista comunista hugo chávez expulsó en una ocasión a muchos colombianos y los humilló todo lo que quiso. Pobre imbécil se autodenominaba «bolivariano», no sabía que Simón Bolivar lo que buscaba era la unión de latinoamérica, pero él en su ignorancia buscaba la forma de desunir más a Colombia y Venezuela. Ahora tenemos que adoptar a esa caterva de ignorantes desplazados venezolanos que se dejaron imponer el comunismo y se dejaron robar el país. Vienen a Colombia a vivir de la prostitución y a delinquir. Eso es lo que buscan ustedes los sionistas: crear caos para destruir las naciones.
Jesus Villegas:
05/06/2018,Señor Jairo,
Soy un Colombiano que lleva 43 años viviendo en Venezuela. El 80% de las personas que ingresan a Colombia somos colombianos o hijos de colombianos.La situación no es como usted la expresa .Siempre hemos sido tratados sin ninguna discriminación en Venezuela. Ahora bien,desde hace 40 años estamos emigrando para Venezuela producto de la falta de oportunidades en Colombia. Lo que sucede en Venezuela es complejo,y desafortunadamente la corrupción ha hecho bastante daño a un proceso que esta en pleno desarrollo. Le puedo asegurar que un buen porcentaje de los problemas que se han incrementado en la frontera y en Venezuela ,se han originado debido a la problemática social en Colombia, con el narcotrafico y la guerrilla.Debemos en vez de atacarnos trabajar como un solo país, pues ambos pueblos están en una situación difícil producto de múltiples y complejas problemáticas en ambos lados.