Por José Luciano Sanín Vásquez
Analista. Socio de la ENS.
Los trabajadores y trabajadoras del país, además de las razones que nos convocan como ciudadanos para optar por la terminación del conflicto armado y reivindicar el ejercicio de la política sin violencia –razones más que suficientes para apoyar con el SÍ los acuerdos de La Habana en el plebiscito convocado para el próximo 2 de octubre– entendemos también que con ocasión, y como efecto directo e indirecto del conflicto armado, se afectaron gravemente las relaciones laborales y la calidad del empleo.
El principal mensaje que deja el acuerdo entre el gobierno y las FARC, es que sí fue posible resolver con el diálogo un conflicto armado de más de 50 años, será posible, y tendrá que ser posible, construir un modelo de relaciones laborales basado en el respeto de los derechos laborales, la existencia de organizaciones sindicales y la negociación colectiva como mecanismo para abordar los conflictos laborales. Es por esto que en medio de su gran diversidad la inmensa mayoría del sindicalismo se ha decidido por darle un respaldo a los acuerdos, y ha emprendido varias campañas para lograr el apoyo de sus afiliados y afiliadas al SÍ en el plebiscito.
Podría, a modo de ejemplo, enumerar al menos 10 razones muy específicas para dar respaldo a los acuerdos y movilizarnos por la paz:
- Con los acuerdos aprobados e implementados, será posible una política de trabajo decente que traerá beneficios concretos para esos 5 millones de trabajadores rurales que en su inmensa mayoría se encuentran en la pobreza, sin voz, sin representación, sin derechos laborales y protección social.
- Con los acuerdos aprobados e implementados tendremos mejores condiciones para el crecimiento de la actividad económica productiva, tanto en el agro como en otros sectores, y con ello se generarán más empleos.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, los mecanismos de justicia previstos le darán un impulso importante a la verdad y a la superación de la impunidad de los crímenes cometidos contra personas afiliadas a organizaciones sindicales (al menos 15.000).
- Con los acuerdos aprobados e implementados, se van a generar cambios en las normas y las políticas públicas para garantizar la existencia, el funcionamiento y la participación efectiva de las organizaciones sociales, entre ellas el sindicalismo.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, se reconocerá y garantizará el derecho a la protesta social y con ello se pondrá fin al tratamiento de orden público que se le ha dado a los conflictos sociales y laborales.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, no existirá excusa para la estigmatización que ha sufrido el sindicalismo y que ha servido para excluirlo, e incluso atacarlo con violencia.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, se tendrán mejores condiciones para desmontar, en varios sectores de la economía, modelos de relación laboral sin derechos y sin sindicatos, donde el diálogo y la negociación colectiva sustituyan la imposición y la ilegalidad reinantes.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, el gobierno tendrá que acordar la reparación colectiva del sindicalismo en general y de las cerca de 500 organizaciones sindicales afectadas por la violencia, y con ello restablecer la libertad sindical y los derechos laborales perdidos en medio del conflicto armado.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, será posible abrir un debate sobre la democratización de las relaciones laborales, que permita establecer derechos de información, participación, consulta y negociación en todos los lugares de trabajo.
- Con los acuerdos aprobados e implementados, el debate sobre el papel del trabajo decente en la reducción de la desigualdad tomara fuerza y serán posibles políticas públicas que hagan efectivos los derechos en el mundo del trabajo y con ello se haga duradera y sostenible la paz.
En momentos en que las encuestas señalan una tendencia clara en favor del SÍ, dado que dos terceras partes de los ciudadanos votarían afirmativamente en el plebiscito, y que se están dando pasos para articular las muy diversas campañas por el SÍ en una campaña de todos con la consigna ¡SUMATE! al SÍ, no se puede perder de vista que estamos todavía a menos de un mes de las elecciones, y nada se ha ganado todavía.
Pero hacen falta mayores esfuerzos, no solo para lograr un rotundo triunfo el próximo 2 de octubre, sino, y sobre todo, para estimular una creciente movilización social que defienda y desarrolle los acuerdos y avance en una agenda de profundización de la democracia como condición para una paz duradera y sostenible.
Por eso la pedagogía de los acuerdos que estamos haciendo desde los sectores sociales no se limita a obtener un SÍ en el plebiscito. Queremos lograr que la mayoría de los colombianos le den la importancia y el lugar histórico y político que tienen los acuerdos para la terminación del conflicto armado, y las inmensas posibilidades que se abren para construir la anhelada paz. Y para lograrlo, nuestros argumentos van más allá de los que le quitan el profundo contenido transformador que tiene la terminación del conflicto armado.
Las campañas por el SÍ tienen estos y otros muchos argumentos para convencer y movilizar a millones de trabajadores y trabajadoras jóvenes, que nunca han participado en elecciones, con los beneficios concretos que se obtienen con el fin de la guerra, y las posibilidades inmensas que se abren para que el contenido de la anhelada paz signifique un mejor trabajo y una mejor vida para todos, y con ello generar el próximo 2 de octubre un hecho político incontestable, que permita emprender en mejores condiciones la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz.