De espinas y rosas en tiempos del coronavirus

Imagen de referencia tomada de insulabaranaria.files.wordpress.com

En tiempos del coronavirus los trabajadores de las flores sufren como muchos en el país. Esta es una radiografía al sector.

Por Daniel Hawkins*

Previo al estallido de la pandemia del coronavirus, en Colombia parecía que íbamos a enfrentar una crisis de otra índole, generada por la repentina caída del precio internacional del petróleo y de manera conexa, la subida vertiginosa del valor del dólar en pesos colombianos, el cual pasó el punto histórico de $4 mil pesos en la segunda semana de marzo.

La continua y duradera devaluación del peso frente al dólar trae consigo altos impactos a la economía colombiana, como el incremento de la deuda pública, la cual llegó al 42% del PIB en 2019, y el encarecimiento de las importaciones — incluso compramos el 30% de nuestros alimentos — en un contexto en el cual el déficit comercial del país sigue creciendo contra todos los pronósticos y promesas de nuestros dirigentes neoliberales.

Todos lo sabemos, el país, como la economía global misma, experimenta una destrucción asombrosa de puestos de trabajo debido a los procesos de confinamiento y aislamiento personal, decretados por una gran mayoría de gobiernos del mundo. Estados Unidos batió el récord alcanzado en 1982 de 695 mil solicitudes por un subsidio de desempleo, llegando a más de 3,28 millones la semana pasada. En Colombia, la magnitud exacta de la destrucción es desconocida, debido a la falta de operatividad entre las distintas fuentes de información estatales, sumado a que priman las economías informal e ilegal, además del rebusque, como los motores económicos verdaderos.

El drenaje de puestos de trabajo incrementa con los días de cuarentena por el coronavirus. Se han denunciado cientos de casos de empresas despidiendo trabajadores, suspendiendo contratos, cambiando las condiciones contractuales con otrosí, enviando a sus trabajadores a casa en vacaciones colectivas o incluso, no remuneradas, entre muchas otras prácticas que se hacen, en algunos casos como remedio para no entrar en liquidación, pero en otros, como forma de asegurarse que, como siempre, los platos rotos sean pagados por las trabajadoras y trabajadores.

Como está sucediendo en muchas empresas del sector floricultor[1], ejemplos que hacen burla al concepto de la solidaridad y la responsabilidad de todos en momentos de crisis social como el de ahora. Por eso, es importante hacer un breve análisis de este sector para evidenciar que, lamentablemente, de las crisis también se aprovechan los inescrupulosos para hacer de lo suyo, porque lo suyo sí importa.

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Mientras muchos sufren por un peso débil, otros se benefician enormemente, como las empresas del sector floricultor, las más importantes de ellas agrupadas en Asocolflores, un gremio con relaciones estrechas con el poder uribista. Este sector es un gran beneficiado de la “inserción colombiana” a los vaivenes de la economía global. Creada en la década de los sesentas del siglo pasado por varios emprendedores gringos y criollos y ubicado, principalmente en la sábana de Bogotá — por sus cálidos subsuelos, el piso térmico frío y, especialmente, por los bajos costos laborales y la cultura antisindical reinante — ese sector ha crecido exponencialmente; Colombia se ubica como el segundo exportador de flores cortadas en el mundo, con el 17% del negocio global, y exportaciones a más de 97 países; tan sólo en las fechas más movidas de este negocio, como San Valentín, se venden hasta 250 mil toneladas al mercado estadounidense, según la Revista Dinero.

Para el año 2018 el sector de flores cortadas generó más de 190 mil empleos, principalmente en Bogotá y Antioquia, las dos regiones que concentran el 95% de las exportaciones de este producto, y de estos, el 70% los ocuparon mujeres, dentro de las cuales el 50% de ellas eran madres cabezas de familia[2]. Para conocer más sobre este sector, además de visualizar la cantidad de puestos de trabajo también se debe conocer la calidad de ellos y en este aspecto pierde brillo el sector y su imagen internacional de belleza y exotismo.

Alrededor de 55% de los y las trabajadoras de la agroindustria de flores (casi 90 mil trabajadores) son indirectos, es decir, trabajadores tercerizados como manera de reducir costos, impedir la sindicalización y aumentar la inestabilidad del trabajador. Aunque Asocolflores pocas veces menciona el factor trabajo en su lucrativo negocio, estima que este tiene una participación del 55%[3] y que los empleos son formales, es decir, que cuentan con lo mínimo legal (afiliación a la seguridad social, el ARL, y las cajas de compensación). No menciona, ipso facto, que trabajar en las flores requiere tolerancia, aguante y mucha perseverancia, teniendo en cuenta que, a cambio de un salario mínimo mensual (el tope básico de todos los trabajadores del sector que laboren las 48 horas semanales), la explotación y exigencias son cada vez mayores: los ingresos de las trabajadoras de cultivo son amarrados a la productividad individual, lo que significa el cumplimiento de metas y en temporadas altas responder por más de 100 camas y hasta 400 tallos por hora en empaque, sin importar la enorme variedad de especies (el país produce más de 1400 y exporta más de 50). Las consecuencias son altas tasas de accidentes laborales (casi 9 mil reportados en 2018[4]) y un enorme desgaste físico y psicosocial.

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Pero si las trabajadoras ponen el sudor y el sufrimiento a este negocio, son los gerentes y los accionistas los que llevan el lucro y esto no es poco. Para 2018, las ventas de las 10 empresas más grandes del sector sumaron $ 2.074,676 millones de pesos y dos de ellas se posicionaron dentro de las 500 empresas más grandes del país (Sunshine Bouquet y la Elite Flower[5]). Es que, en tiempos de bonanza, con el dólar rondando a los $4 mil pesos, Asocolflores se le escucha poco, pero en periodos de devaluación del peso, sube el clamor del gremio, pidiendo apoyo estatal. Así fue en 2008 cuando empresarios del sector recibieron $224 mil millones en una línea de crédito especial para aliviar la crisis por la devaluación (El Espectador, 16 octubre de 2010), y entre 2010 y 2013, cuando el sector recibió apoyo de más de $200 mil millones, principalmente a través de la Cobertura de Tasa de Cambio del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, operado por Finagro. Tan poco acordes con el ideario de enfocar el apoyo estatal a sectores de la población más vulnerables, muchos de los empresarios más reconocidos de este gremio aparecieron como beneficiarios del fraudulento programa de Agro Ingreso Seguro, coordinado por Andrés Felipe Arias, el mismo que aceptó millonarios aportes, gestionados por Asocolflores, a su campaña por las elecciones presidenciales en 2010.

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En los años de bonanza las trabajadoras y trabajadores de flores siguieron con lo suyo, bajo las mismas pésimas condiciones y sin ninguna bonificación del trabajo o subsidio estatal. Durante décadas muchos de los empleadores del sector han violado, sistemáticamente, los derechos laborales de sus trabajadores. El uso de pactos colectivos y planes de beneficios, herramientas antisindicales que han sido denunciados por la OIT, la OCDE, el Parlamento Europeo y el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, están ampliamente difundidos en empresas de flores. Para 2015, de acuerdo con datos de la Escuela Nacional Sindical, se firmaron 29 de ellos con cobertura a más de 7 mil trabajadores. La respuesta de las autoridades laborales no pasa de las visitas rutinarias sin ninguna investigación o sanción administrativa respectiva.

Y la práctica de la tercerización laboral en flores persiste a pesar de las continuas denuncias internacionales y las demandas por las pocas y fragmentadas organizaciones sindicales presentes en el sector. Aun siendo uno de los cinco sectores priorizados por el Plan de Acción Laboral Obama-Santos, firmado en abril de 2011, debido a las flagrantes violaciones laborales que ocurrían allá, el Ministerio de Trabajo solo abrió 9 procesos administrativos a empresas de flores por tercerización laboral posteriormente y peor aún, a pesar de los más de 6 mil trabajadores afectados en estos, tan solo 549 se vincularon a Acuerdos de Formalización Laboral, de acuerdo con datos del propio Ministerio del Trabajo.

Es decir, las trabajadoras y trabajadores de las flores cortadas llevan años padeciendo los impactos del modelo de competitividad empresarial despiadada que reina en el sector y ahora frente a los altos precios (en pesos), pero la baja demanda por culpa del Coronavirus Covid-19, muchas de ellas se enfrentan a la cuarentena en una situación económica más grave que de costumbre, porque aquí como en otras partes del mundo es muy lucrativo trasladar los imprevistos y crisis a la fuerza de trabajo. Sí el gobierno realmente quiere aportar y evitar el sufrimiento de los miles de trabajadores que se enfrentan verdaderas tragedias humanas, un buen paso sería la fiscalización rigurosa de algunas de las grandes empresas de flores que están vulnerando, no solo los derechos legales de sus empleados sino su dignidad humana.

*Director del Proyecto de Centros de Atención Laboral (CAL) de la Escuela Nacional Sindical (ENS), directorcal@ens.org.co


[1] Por ejemplo, en una del top 10 del sector, Jardines de los Andes S.A.S, además de Flores la Conchita Ltda., y otra empresa ubicada en Antioquia, Guimato S.A.S.

[2] Floral daily. 2019. Colombia: Proflora gears up for 15th edition. Tomada el 28 de marzo de 2020 de: https://www.floraldaily.com/article/9123979/colombia-proflora-gears-up-for-15th-edition/

[3] López, J. 2019. «Competitividad del sector floricultor se afectaría con la prima a la canasta familiar.» Tomada el 28 de marzo de 2020 de: https://www.agronegocios.co/agricultura/competitividad-del-sector-floricultor-se-afectaria-con-la-prima-a-la-canasta-familiar-2876635

[4] Datos tomados de un derecho de petición enviado al Ministerio de Trabajo y el Ministerio de Salud y Protección Social en mayo de 2019, N°11EE2019300000000017699 por la Corporación Escuela Nacional Sindical- ENS.

[5] Revista Dinero. Especiales Dinero: 5 mil Empresas 2018, tomada el 27 de marzo de 2020 de: https://especiales.dinero.com/las-5000-empresas-mas-grandes-de-colombia/index.html

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