La violencia antisindical ha sido una constante en Colombia y más en la agroindustria de la palma de aceite
Por Giancarlos Delgado H. *
En conmemoración del 9 de abril, Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado, la Escuela Nacional Sindical, hace un reconocimiento a las personas que en ejercicio del sindicalismo como práctica política de denuncia y exigibilidad de mejoras en las condiciones laborales han sufrido violaciones a sus Derechos Humanos.
En este caso, hacemos especial énfasis en los casos de violencia antisindical sucedidos entre 1971 y 2018 en la zona del Magdalena Medio en los municipios de San Alberto, y San Martín en el departamento del Cesar, y Puerto Wilches en Santander, que coinciden temporalmente con la expansión de la agroindustria de monocultivo de la Palma de Aceite, y dentro de los cuáles se resaltan hechos de violencia hacia los sindicatos que citamos a continuación; Sintraproaceites, Sintrapalmas, Sintraindupalma, Asintraindupalma, Sintrapalce, Sintrainagro, dando por resultado la lamentable cifra de 216 casos de violaciones a la vida, libertad e integridad física. Según el Sistema de Información de Derechos Humanos, Sinderh de la Escuela Nacional Sindical, ENS.
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Ahora bien, que esto suceda en la zona del Magdalena Medio no es una casualidad, pues se trata de uno de los territorios que se ha visto mayormente afectado por los impactos del conflicto armado en el país, sea por configurarse como un corredor de comunicación entre la zona central y caribe, a su vez de transporte de mercancías o por las actividades económicas asociadas a la extracción de petróleo y la agroindustria que en el mismo se desarrollan, los efectos de la guerra se han dejado ver en esta zona desde la década de 1970.
Dentro de los periodos que toman relevancia para explicar la violencia antisindical sucedida en los municipios palmeros citados, es importante señalar que se establecen “picos” de agudización de la violencia marcados por la particularidad de dos hechos victimizantes: el homicidio, seguido del desplazamiento forzado. Dentro de los periodos que toman especial relevancia encontramos un primer pico, a finales de la década de 1980, siendo 1988 el año más representativo, posteriormente entre 1990 y 1997 se incrementan los homicidios, y por último entre 1999 y 2001 vuelve a aparecer el fenómeno con fuerza, como se muestra en la gráfica.
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En lo que respecta a los responsables, la arremetida paramilitar tuvo una influencia tal, que configura 109 casos de violaciones a la vida, libertad e integridad física cometidas, – más de la mitad de los señalados -, seguido por 89 con responsable no identificado, y 18 en responsabilidad de guerrillas. Lo anterior, cabe resaltar, centró el accionar paramilitar en gran medida, en el desplazamiento forzado, que registra 46 casos.
Ambas prácticas, tanto el homicidio como el desplazamiento forzado, golpearon de forma significativa las posibilidades que tenían los sindicatos de fortalecerse, pero también de generar canales para una efectiva participación de los trabajadores en la toma de decisiones y la exigibilidad de demandas para la mejoría de sus condiciones de vida.
Que la violencia antisindical en el sector de la Palma de Aceite haya tomado tanta fuerza, nos pone ante una problemática de análisis que permite afirmar que los intereses de actores armados se vieron permeados o cruzados con los de los empresarios de la Palma, y la expansión de esta agroindustria está directamente conectada con las experiencias de victimización que experimentaron cientos de trabajadores del sector (pues sea por acción o por omisión, es claro que todos estos casos de violencia antisindical señalados no sucedieron a espaldas de los empleadores). En Colombia, la Palma de Aceite se posicionó como uno de los “grandes” de la agroindustria (pasando de 12.594 a 559.582 hectáreas sembradas desde 1971 a la actualidad, según el Sistema de Información Estadística del Sector Palmero SISPA ), bajo diversas prácticas de violaciones a la vida, la libertad y la integridad física de los palmicultores.
Por ellos, este homenaje busca situar que más allá de las alentadoras cifras de exportación y crecimiento de la agroindustria de la Palma de Aceite, están las vidas que fueron afectadas, así como la de familiares, y de todas las poblaciones que sucumbieron al flagelo del terror del conflicto armado en el Magdalena Medio mientras la Palma de Aceite se ganaba un lugar en el país.
*Investigador, Coordinador Proyecto de seguimiento a la cadena global de valor
de la Palma de Aceite en Colombia de la Escuela Nacional Sindical
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