El VI Congreso de la CUT realizado en septiembre emitió una resolución de respaldo al proceso de negociaciones en La Habana entre las FARC y el Gobierno Nacional, y aboga para que también se avance en procesos de negociación con el ELN y el EPL, a fin de terminar el conflicto armado y se abra la posibilidad de construir una paz con justicia social.
Sobre este particular la Agencia de Información consultó la opinión de 3 analistas de la situación nacional. Ellos son León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación; Antonio Madariaga, director de la Corporación Viva la Ciudadanía; y Gustavo Gallón Giraldo, director de la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ).
León Valencia: “Me parece importante que el movimiento sindical se meta en estos temas, que le conciernen. Si a alguien le concierne el tema de la paz en este país, es al sindicalismo. Hay cerca de 3 mil sindicalistas asesinados, y la mayoría tiene que ver con el conflicto armado. Lo que me extrañaba era que tardara tanto en meterse a fondo en el tema de paz, siendo una víctima del conflicto con tanta fuerza. Lo del ELN es lógico, tiene mucho sentido que este grupo entre en la mesa de negociaciones. Veo más enredado y complejo lo del EPL, porque solo ha quedado un reducto que difícilmente actúa como organización política. Pero hay que darle una salida también, sobre todo la gente que tiene Megateo en El Catatumbo, que sin tener una naturaleza política clara viene creando muchas dificultades en esa región”.
Antonio Madarriaga: “El hecho de que uno de los sectores sociales organizados más importantes del país, como la CUT, esté en sintonía con la construcción de la paz, es un buen mensaje a los trabajadores y trabajadoras, y a la sociedad colombiana. Hay que celebrar que la CUT haya llegado internamente a ese apoyo al proceso, que no es un tema fácil, lo cual demuestra que hay niveles de consenso político importantes dentro de esta central. Sobre el ELN y el EPL, digo que la única forma como vamos a tener una paz duradera es si se negocia con toda la insurgencia. Hay que poner presión en ambos sentidos, no solo al gobierno sino también al ELN, y hagan todos los esfuerzos para que se pase de la etapa exploratoria a la negociación. Habrá algunas reservas de que se pueda catalogar lo que queda del EPL, particularmente el grupo de Megateo, como una organización insurgente. Sobre eso hay discusión”.
Gustavo Gallón: “Me parece adecuada y sensata la resolución de la CUT, uno de los sectores más afectados por el conflicto armado del país; una resolución equilibrada en la medida en que apoya el proceso de La Habana y hace una serie de propuestas para que se avance, como la inclusión del ELN y el EPL”.
Opiniones sobre otros puntos de la resolución
El punto 4º de la resolución del VI Congreso en el tema de la paz, dice que la CUT “promoverá y defenderá una agenda laboral que luche contra el modelo económico y su política neoliberal, que garantice a los trabajadores y trabajadoras los derechos laborales, políticos y sindicales que posibilite la construcción de una paz duradera”. Al respecto estas fueron las opiniones:
Antonio Madarriaga: “Tengo alguna dificultad con este punto, en el sentido de que la negociación de La Habana no acoge el conjunto de la agenda de la sociedad colombiana. No le reconozco a las FARC ni al ELN la vocería del movimiento social colombiano, que es diverso, que tiene agendas muy importantes pero de naturaleza distinta. Por otra parte, es misión del sindicalismo luchar para que se garantice a los trabajadores los derechos laborales, políticos y sindicales, que son, como todos los demás derechos, condiciones para que una paz sostenible y duradera. Es pues un punto coherente. Además creo que las organizaciones sindicales, y en particular la CUT, tienen tareas bien importantes, dada la naturaleza de la confrontación armada, que es básicamente rural. Una tarea es crear y fortalecer organizaciones sindicales en el nivel rural. Porque la sindicalización en Colombia, a diferencia de otros países de América Latina, se da especialmente en las entidades del Estado, el comercio, los servicios, la industria, no en lo rural. Es decir, la firma de un acuerdo en La Habana abre una agenda nueva. Y si las y los trabajadores queremos estar en ese marco, tenemos que movernos, tener posturas y establecer agendas”.
El 7º punto de la resolución dice que la CUT participará activamente en la movilización y deliberación para la refrendación de los acuerdos que permitan la terminación del conflicto armado.
León Valencia: “Fabuloso, porque el acuerdo va a necesitar de un apoyo muy grande de todas las fuerzas sociales del país. Va a ser un debate durísimo, pues tiene mucha oposición, como lo vimos en la declaración que hizo el Centro Democrática del ex presidente Uribe, a propósito de la carta de respuesta a Álvaro Leiva. Se ve que va a haber una estrategia de confrontación al acuerdos, una impugnación al referendo”.
Antonio Madarriaga: “La pregunta que se hace buena parte de la sociedad que habita en las ciudades, que no vive directamente el fragor del conflicto, es qué ganan con la paz. Es decir, qué ganan las y los trabajadores del sector formal de la economía, de tal manera que se vuelquen en su favor, porque la paz no va a resolver el tema de las convenciones colectivas, ni la afiliación sindical, ni la tercerización. Esos problemas que viven a diario los sindicatos no se resuelven de manera inmediata. Una de las excusas usadas por los empresarios y el gobierno a lo largo de los últimos 50 años, es que los movimientos sociales en general, y el sindicalismo en particular, obran como caja de resonancia de la guerrilla y el terrorismo. Una vez firmado el acuerdo de fin del conflicto esa excusa se acaba, y queda entonces una oportunidad. Una primera pregunta es: dada esa oportunidad, ¿cuál es la propuesta de los sectores sindicales hacia los trabajadores para que se eleve el nivel político y de movilización? Y una segunda pregunta: ¿cómo se va a aprovechar esa oportunidad para aumentar significativamente la tasa de sindicalización?, que es muy baja en Colombia, entre el 4 y 5%, y la negociación colectiva más baja todavía”.
Gustavo Gallón: “Es importante que las voces del sindicalismo se hagan oír con más fuerza en favor de la refrendación de los acuerdos que permitan la terminación del conflicto armado, en la medida en que quienes están haciendo más bullas son sectores contrarios al proceso de paz, particularmente el uribismo”.
Frente al punto en el cual la CUT manifiesta su disposición a participar en la construcción del Movimiento Social por la Paz.
León Valencia: “Como resultado de la última campaña electoral un grupo de organizaciones sociales, sindicales campesinas, y Piedad Córdoba comprendió que, más allá de los acuerdos de La Habana, esta paz necesita de una fuerza social independiente del mismo gobierno y de las FARC, con la intención de construir como una tercera pata de la mesa de la paz. El movimiento sindical no solo debe apoyar ese movimiento, sino ponerse al frente y liderarlo”.
Finalmente, el punto 9 de la resolución dice que la CUT exigirá al Gobierno Nacional el retiro de las bases militares extranjeras de nuestros territorios y el desmonte de la estructura paramilitar.
Antonio Madarriaga: “El pos-acuerdo implica pensar cómo resolver las otras fuentes de violencia, sobre todo rural. Y eso significa activar una política de sometimiento a la justicia de los neoparamilitares y de otras expresiones del crimen y la violencia organizada”.
León Valencia: “Desmontar las estructuras de las bandas criminales y las de herencia paramilitar va a ser clave. Es la otra cara: cómo no permitir que nuevas formas violentas copen los territorios que dejen los guerrilleros y se apoderen de ellos. Hay que tener un proyecto preventivo de sometimiento a la justicia y persecución de esas organizaciones criminales”.
Gustavo Gallón: “Aparte de la participación de la CUT en el Movimiento Social por la Paz, habrá que avanzar en otros temas como la modificación de los reglamentos que rigen la actividad de las fuerzas militares, que todavía siguen basadas en la doctrina de la seguridad nacional”.