Una mirada al mercado de trabajo en Colombia en 2012: Resultados más malos que buenos

 

 —Análisis—

 Por Héctor Vásquez F.

Escuela nacional Sindical

 A la hora de la verdad, los datos del comportamiento del mercado de trabajo en el 2012 son más malos que buenos.

Buenos, porque se mantuvo la tendencia a la baja de las tasas de desempleo: la general disminuyó 0.4 puntos porcentuales (pp), al pasar del 10.8% promedio en 2011, al 10.4% promedio en 2012; y bajó también la de jóvenes y de mujeres: 1.3 y 0.9 pp,  respectivamente.

Malos, porque el empleo en la economía informal no cede, pues la tasa de informalidad permanece alta y en esta condición se mantiene el 51.01% de la población que trabaja en las 13 áreas metropolitanas, situación que es peor en el resto del país (más del 60%). Malos porque aún las tasas de desempleo entre jóvenes y mujeres es altísimo: 19.6% y 14.2%, respectivamente; y malo también porque el mercado de trabajo genera una situación de discriminación gravísima frente a las mujeres: primero, porque éstas tienen una tasa de desempleo en general mayor que los hombres: 14.2% frente 8.2%; segundo, porque esta brecha es aún más grande en la población joven: 26.2%, frente a 14.8%; y tercero, porque son también las mujeres quienes presentan una alta proporción de trabajo en la economía informal: 49.2%, frente a 50.8%.

Estos datos se presentan en un contexto de crecimiento de la economía de casi 4% en el 2012. 3.9% fue el promedio de crecimiento hasta el tercer trimestre del año pasado, lo que indica que el modelo productivo que se ha impuesto y las políticas de crecimiento que se promueven desde el gobierno, no son eficientes para generar trabajo decente.

Según el DANE, Colombia tenía en 2012 una población de 45.2 millones de personas, de las cuales 35.7 millones (79.1%) estaban en edad de trabajar. De esta última,  23.1 millones (64.5%) era población económicamente activa, que es la que está en el mercado de trabajo como ocupados, así sea vendiendo minutos en la calle, o trabajando una hora semanal en el negocio familiar sin recibir remuneración, o simplemente desempleados. En el 2012 la población ocupada sumó 20.6 millones y los desempleados 2.39 millones. El resto es población inactiva, es decir, población que estando en edad de trabajar no lo hace, porque está estudiando, o porque es pensionado, o porque  tiene rentas y vive de ellas, o simplemente porque se cansó de buscar empleo y ya ni figura en las estadísticas de desempleo. Lo que resulta una paradoja bien amarga es que en la categoría de “población inactiva” se incluyen a las amas de casa, que son las que más trabajan, las que primero se levantan y las últimas que se acuestan.

Respecto al comportamiento del empleo por ramas de actividad económica, las que presentaron una dinámica negativa fueron las ramas del sector agropecuario, el minero, y el de suministro de electricidad gas y agua. El empleo en los demás sectores creció, principalmente en el sector de comercio, hoteles y restaurantes, y en el sector de los servicios comunales, sociales y personales. El empleo en la industria evolucionó positivamente, pero apenas generó 52 mil empleos en el año.

La participación que tienen cada uno de estos sectores en el total del empleo es como sigue: 26.75% corresponden a empleos que se generan en el sector del comercio, hoteles y restaurantes. En este sector el trabajo informal alcanza 69%. En segundo lugar aparece el sector de los servicios sociales, comunales y personales, con el 18.96%. En este sector el nivel de trabajo informal es del 39.1%. El sector agropecuario genera el 17.50% del empleo total, con niveles de informalidad superiores el 50%. La industria manufacturera es el cuarto sector en generación de empleo, con una participación del 12.83% y con niveles de trabajo informal del 39.5%. El sector del transporte, almacenamiento y comunicaciones genera el 8.3% del empleo total, del cual el 62.6% es empleo informal. Sigue el sector inmobiliario, con el 6.7% y con un nivel de trabajo informal del 37%. El sector de la construcción genera el 6.0% del empleo, con 60.0% de informalidad. En el sector financiero se generaron 1.26 empleos de cada 100, y en la locomotora minera 1.14. Estas últimas con muy bajo nivel de informalidad: 10,8% y 12.5% cada una. Finalmente, el sector de electricidad, gas y agua, genera apenas medio empleo de cada 100.

El trabajo informal domina en la economía colombiana

Según la posición ocupacional, la única categoría que no creció fue jornaleros o peones, que disminuyó 4.9%. La que más creció fue la categoría “trabajador sin remuneración en otras empresas”: 6.6%, seguida empleados particulares: 6,2%; la categoría “trabajadoras domésticas” creció 4.7%; los “trabajadores familiares sin remuneración” creció 4.0%. Los trabajadores por cuenta propia crecieron apenas 1.7%, en tanto que la categoría “patrón o empleador” lo hizo en 3.0%. Finalmente, los empleados del gobierno crecieron 4.3%.

La categoría ocupacional que más incidencia tiene en el empleo es la de los trabajadores por cuenta propia, que son el 42.9% de la población ocupada. El 80.8% de estos trabajadores son informales. El trabajo por cuenta propia se presenta principalmente en actividades del rebusque, como el comercio informal, o el reciclaje, entre otros, y tiene el efecto de reducir la tasa de desempleo, pues cualquier ocupación, por precaria que sea, como pararse en un semáforo a limpiar los vidrios de los automóviles, o vender minutos de celulares en la calle, sirve para incrementar la tasa de ocupación. La mayoría de las veces el trabajo por cuenta propia no obedece a una elección que implique la reafirmación de autonomía personal, sino la única alternativa frente al desempleo y la pobreza, y frente a la ausencia de políticas públicas que protejan a los desempleados de la amenaza de verse reducidos a la condición de indigencia.

Como lo señala la OIT, ser pobre significa no poder permitirse el desempleo absoluto, por lo que «casi cualquier trabajo sea mejor que ninguno». De ahí que los altos niveles de pobreza que tiene Colombia sea también una de las razones que explican la alta  incidencia que presenta el trabajo en la economía informal.

La otra categoría con alta incidencia en el empleo es la de los empleados particulares, o trabajadores asalariados, que son el 35.2%. En esta categoría el trabajo informal es apenas del 21.5%. Las otras categorías, aunque tienen una baja participación en el empleo total, tienen, sin embargo, una alta incidencia del trabajo informal: las trabajadoras domésticas, el 100%; los trabajadores sin remuneración en otras empresas, el 91.0%; los trabajadores familiares sin remuneración, el 95.0%; la categoría patrón o empleador, el 81%, y los jornaleros, el 66%.

Características del trabajo en la economía informal son los trabajos más precarios y menos productivos, la ausencia de ingresos fijos y suficientes con los cuales atender las necesidades personales y familiares, y la exclusión de la protección social. En su conjunto el 87.7% de los trabajadores y trabajadoras de la economía informal no tienen seguridad social (a salud acceden vía SISBEN). Al respecto, los datos del DANE indican que al régimen contributivo de salud se encuentran afiliados el 11.96%, y a pensiones apenas el 0.8%.

Según la OIT, “no se puede negar que es la pobreza lo que fuerza a la mayoría de las personas a aceptar puestos de trabajo poco atractivos en la economía informal, y que los bajos ingresos que se obtienen de estos empleos crean un círculo vicioso de pobreza”.

Los resultados del empleo durante 2012 y la estructura del mercado laboral, están condicionados por el modelo productivo que se ha implementado en el país, primero con la apertura y desregulación de la economía que se hizo desde la década de los 90 del siglo pasado durante el gobierno de Gaviria, y después, con la negociación de tratados de libre comercio en los gobiernos de Uribe y Santos.

En el 2012 (datos hasta septiembre) los sectores que más incidieron en el crecimiento de la economía del lado de la oferta, fueron el sector minero, con un crecimiento del 7.4%, y el sector financiero, con un crecimiento del 5.5%. Como ya lo mostramos, ambos sectores apenas aportan el 1.14% y el 1.26% del empleo total. En cambio, sectores claves en la generación de prosperidad y empleo, como el sector agropecuario y la industria, el primero apenas creció 2.1% y el segundo 0.0%, es decir, no tuvo crecimiento.

Y por el lado de la demanda, los factores que más crecieron en el 2012 fueron las importaciones: 10.1%, muchas de las cuales significan pérdidas de puestos de trabajo; la inversiones o formación bruta de capital: 6.6%; el consumo final (hogares, gobiernos y empresas): 4.2%; y las exportaciones: 4.3%. Si el país privilegiara una política de fortalecimiento del mercado interno (que supone mejorar distribución del ingreso), el desarrollo de la infraestructura, el mejoramiento de la calidad de la educación, y la cobertura de la educación superior, los resultados del empleo y la estructura del mercado de trabajo serían otras, más acordes con la idea de una sociedad incluyente y democrática en los componentes social y económico.

Resultados de Bogotá y Medellín

 La tasa dedesempleo promedio año de Bogotá en el 2012 fue del 9.5%, en tanto que la de Medellín y el Valle de Aburrá se ubicó en 12.4% en el mismo período, 2.9 pp más que la capital. En Medellín se presentó un ligero incremento del desempleo respecto del año anterior, de 0.4 pp, mientras que en Bogotá permaneció invariable.

Ambas ciudades tienen un problema en común, pues son receptoras de poblaciones pobres y desplazadas que buscan en ellas mejores oportunidades y seguridad para sus vidas: Bogotá de todo el país, y Medellín de los municipios del departamento de Antioquia y del Chocó, principalmente.

Aunque Medellín tiene una mayor proporción de población en edad de trabajar que Bogotá (83.7% frente a 81.0%), la tasa global de participación (TGP), el indicador que expresa la proporción de población en edad de trabajar que presiona el mercado de trabajo, es mucho mayor en Bogotá (72.1%) que en Medellín (65.6%). En 2012 este indicador se incrementó en ambas ciudades, 1.2 pp y 1.4 pp respectivamente, entre otras razones por la disminución en ambas de la población inactiva, fenómeno que a su vez puede ser consecuencia de los precarios ingresos de los ocupados, un factor que obliga a que nuevos miembros del hogar, como las mujeres y los jóvenes, se vuelquen sobre el mercado de trabajo en busca de un empleo que permita mejorar los ingresos.

 

Aunque Bogotá tiene una mayor tasa global de participación que Medellín, tiene sin embargo una mayor tasa de ocupación y una tasa de desempleo menor, lo que refleja una dinámica económica con mayor capacidad de respuesta respecto de la población que busca un empleo.

 

Con relación a la calidad del empleo que las personas tienen en ambas ciudades, una situación que miden los indicadores “tasa de subempleo subjetivo y objetivo”, ambos mayores en Bogotá que en Medellín: 34,1% frente a 31.8%, y 13.2% y 12.1% respectivamente. Ambos indicadores miden la proporción de personas inconformes respecto del empleo que tienen, por insuficiencia de horas, o porque el empleo no es el adecuado con las competencias que se tienen, o porque los ingresos que proporcionan son insuficientes. Pero el segundo indicador expresa que además de estar inconforme con el empleo que se tiene, se está haciendo gestiones para buscarse otro.

En relación con la ocupación por ramas de actividad económica, en ambas ciudades la mayor proporción de población ocupada se encuentra en el sector del comercio, hoteles y restaurantes: 28.69%en Bogotá y 28.97% en Medellín. En Bogotá la segunda actividad con mayor participación de población ocupada son los servicios sociales, comunales y personales, en la que están ocupados el 22.75% del total; para Medellín, en cambio, esta actividad es la tercera, con una participación del 20.93%.

La industria manufacturera es la actividad con la segunda participación en el empleo en Medellín, con el 21.85% del total, y la tercera en Bogotá, con una participación del 15.90%. En esta actividad Bogotá presentó una disminución del empleo en el 2012, pues se perdieron 17 mil empleos en todo el año. En Medellín, en cambio, durante todo el 2012 se crearon 315 mil nuevos empleos. Tanto en Bogotá como en Medellín aumentó el empleo en los sectores de la construcción, del inmobiliario, del transporte, almacenamiento y comunicaciones. En cambio, mientras en Bogotá el sector financiero generó 15 mil puestos de trabajo durante todo el 2012, en Medellín se perdieron 6 mil.

Respecto al trabajo en la economía informal, Medellín presenta una mayor proporción que Bogotá de población que trabaja en esta condición: 47.3% frente a 45.9%; en ambas ciudades el trabajo informal se incrementó en el último año: Bogotá 0.56 pp, y Medellín 0.49 pp.

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