Estado del Trabajo Decente en 7 países de América Latina, incluida Colombia

Resultado de una investigación realizada por la RedLat


La Red Latinoamericana de Investigaciones sobre Compañías Multinacionales (RedLat), una iniciativa que agrupa instituciones de investigación laboral y sindicatos de 7 países de América Latina, recientemente entregó el resultado de un estudio que adelantó para verificar las condiciones de Trabajo Decente en estos 7 países: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Uruguay.

Se trata de un estudio cuyo objetivo es brindar al movimiento sindical una herramienta que le permita comprender el contexto laboral, social y económico de la región, sus fragilidades e interconexiones, a fin de orientar sus estrategias y acciones para lograr mejores ingresos y condiciones para las y los trabajadores, y fortalecer el poder de los sindicatos.

Una región en la que, tras una década de elevado crecimiento económico, que impactó positivamente el mercado laboral en la mayoría de los países, ha visto cómo sus economías decrecieron en su ritmo de expansión debido básicamente a la caída de los precios internacionales de los principales bienes de exportación. A lo que se suma el retroceso del comercio mundial, una mayor presión importadora por parte de China, la fuga de capitales en varios países, y la fase recesiva en la que ingresó la economía brasileña, que tiene repercusiones en toda la región.

La RedLat fue creada en 2005, y en el caso de Colombia participan la ENS y la CUT. Actualmente cuenta con el apoyo de Sindicatos Alemanes DGB Bildungswerk.

El estudio en mención contiene un análisis general de las condiciones de Trabajo Decente en los 7 países que cubre la ReLat, que pueden leer en el enlace: (Ver estudio)

Como también 7 informes que detallan la situación específica en cada país, así:


Oportunidades de Empleo

 

En la última década en América Latina hubo cambios significativos respecto a las oportunidades de empleo. El aspecto más destacado fue la reducción del desempleo, que en 2014 en los 7 países estudiados estuvo por debajo de 10% de la población económicamente activa. Desempleo que afectó más a las mujeres que a los hombres, sobre todo en Colombia, en donde el 11,9% de las mujeres estaban desempleadas, frente al 7% de los hombres. Además, el desempleo de los jóvenes fue bastante alto.

En todos los países el sector que más empleó fue el de comercio, servicios y sus variantes. En otras actividades hubo diferencias significativas. Mientras en Argentina el sector de la agricultura, pesca y pecuaria empleaba apenas el 1% de los trabajadores y trabajadoras, en Perú, Colombia, Brasil y México representaban entre el 10% y el 20% de los empleos.

Lo mismo ocurrió con la industria. Perú se caracterizó por ser exportador de productos primarios, luego la industria tuvo poca representatividad (menos del 10% de los empleos). Por su parte Brasil, México y Argentina tuvieron en la industria gran parte de la fuerza de trabajo: 26,2%, 16,9% y 14,6% respectivamente.

Si bien en la última década hubo una importante caída del desempleo en la mayoría de los países latinoamericanos, persisten grandes desafíos para el movimiento sindical: la eliminación de la informalidad, mejoras de los salarios y más oportunidades de acceso a empleos en condiciones de trabajo decente para las mujeres, los jóvenes y las poblaciones en condición de desventaja (LGTBI, afrodescendientes, entre otras).

Las dificultades o facilidades para el acceso al empleo están directamente ligadas al reto de la reducción de las desigualdades. Hay que reducir las diferencias salariales y de oportunidades entre hombres, mujeres y jóvenes.


La Remuneración del Trabajo

 

Los ingresos al trabajo son la principal fuente de ingreso de los hogares en los países latinoamericanos. La política salarial, por tanto, es una fuerte herramienta para revertir las desigualdades sociales y la pobreza.

Brasil, Chile y Colombia tuvieron los mayores niveles de desigualdad en materia de ingresos, seguidos por México y Perú. Argentina y Uruguay fueron los países de mayor progresividad distributiva en cuanto a la medición por ingresos (coeficiente de Gini).

El mayor salario mínimo mensual se pagó en Argentina (US$ 476) y el menor en México (US$ 152). Pero cuando se analizan los ingresos tomando como referencia el salario mínimo sucede que los peores países para los trabajadores fueron Perú y Colombia, donde el 50,1% y el 48,3% respectivamente no alcanzaron la remuneración mínima. Es decir, la mitad de los trabajadores colombianos y peruanos no accedieron al ingreso que al menos garantizaba condiciones mínimas de reproducción de su vida. Y el mejor país para los trabajadores fue Uruguay, donde sólo el 8,5% recibió menos del salario mínimo y el 61,6% obtuvo más de 2 salarios mínimos.

México fue un caso excepcional, pues sólo el 20% de los trabajadores no recibió el equivalente al salario mínimo, pero recordemos que fue el país con el peor salario de la región.

Las diferencias salariales entre hombres y mujeres siguen siendo muy altas, favorables a los hombres. El país con la mayor diferencia fue Perú, donde los hombres ganaron en promedio 44% más que las mujeres, seguido de Argentina (34%) y de Chile (29,7%).

En México hay un movimiento sindical deficiente, signado por sindicatos corruptos y la casi inexistencia de negociación colectiva. De la misma forma, Colombia y Perú registraron bajas tasas de afiliación, reflejo de un mercado informal predominante. Los números nos dicen que cuanto mayor es la acción sindical y la efectiva representación de los trabajadores, mejores son los resultados en el reparto de las riquezas y en la promoción de la igualdad social.

Es necesario además garantizar el acceso a los servicios públicos, a la protección y a la seguridad social de la clase trabajadora. El impacto de esas políticas es visible y medible en los niveles de desigualdad social presentados.


Estado de la Protección Social

 

De acuerdo con la OIT, la falta de acceso a la protección social es un gran obstáculo para el desarrollo económico y social de un país. Pero en los países de América Latina, en algunos más que en otros, la cobertura de la protección social deja mucho que desear.

Se encontró que mientras en países como Brasil, Chile, Argentina y Uruguay más del 65% de los ocupados cotizaba a un sistema pensional, en Colombia, México y Perú la exclusión del sistema pensional fue de más del 60% de los ocupados.

En cuanto al seguro de desempleo, México y Perú no cuentan con esta protección. En los demás países este seguro existe, pero con cobertura muy baja. Esa deficiencia se debe no sólo a la dinámica de los mercados de trabajo, donde prevalece la informalidad, sino también a las restricciones impuestas al acceso a la asistencia como, por ejemplo, un número mínimo de contribuciones al sistema de previsión social. En Argentina, Brasil y Chile la mayoría de las y los trabajadores estaban asegurados contra accidentes de trabajo. En Colombia y Perú esa garantía se otorgó a menos de la mitad de los trabajadores.

Ante tal panorama, el desafío para el movimiento sindical es lograr que los gobiernos aumenten la eficacia y extiendan la cobertura de la seguridad social, promuevan el trabajo decente y la protección de grupos vulnerables, como migrantes y trabajadores informales; establezcan medidas de prevención y protección relacionadas con la seguridad y salud laboral y fortalezcan los mecanismos de inspección, vigilancia y control.


Libertad Sindical y Negociación Colectiva

 

Entre los países analizados se diferenciaron dos grupos: el primero se caracterizó por la elevada cobertura de la negociación colectiva (3 de cada 4 trabajadores asalariados), e incluyó a Argentina, Brasil y Uruguay. En el otro extremo estaba el grupo de países con cobertura de negociación que abarcó a menos de 10% de los trabajadores asalariados, casos de Chile y Colombia; o de países donde la negociación fue prácticamente inexistente, como en México y Perú.

En Argentina, Brasil y Uruguay el Estado cumple un rol importante en la negociación, ya que fue el encargado de registrar a los sindicatos. Chile, por el contrario, fue uno de los países de menor cobertura de la negociación, junto con Colombia y Perú. En éstos primó un modelo regulado que limitó el ejercicio de la negociación al ámbito de la empresa, dificultando la negociación colectiva y el derecho a huelga, dando amplio margen de dominio al sector empresarial en las relaciones laborales.

En cuanto a tasas de sindicalización, se observaron tres realidades distintas: Argentina y Uruguay tuvieron las tasas más altas (más del 30% de los trabajadores sindicalizables), Brasil, Chile y México reportaron tasas por encima del 10%, y en niveles más bajos estaban Perú y Colombia, por debajo del 10%.

En el tema de prácticas antisindicales, el país que más negativamente se destacó fue Colombia, reconocido por los niveles más espantosos de persecución de dirigentes. Entre 1977 y 2014 fueron asesinados más de 3 mil sindicalistas y se registraron más de 13 mil atentados contra dirigentes, incluyendo más 6 mil amenazas de muerte.

En otros países también hubo prácticas antisindicales sistemáticas y cotidianas, aunque no tan graves. En Chile, Perú y Brasil no fueron infrecuentes los despidos de dirigentes sindicales, la prohibición de la entrada del sindicato en el lugar de trabajo, la intimidación, el acoso moral y la discriminación de los sindicalizados.

Más allá de las diferencias existentes en las estructuras sindicales de los países analizados, es necesario extender la acción sindical a trabajadores/as informales y el apoyo a los procesos de formalización; como también ampliar la cobertura de las negociaciones colectivas, combatir las prácticas antisindicales y la violencia contra dirigentes, y asumir un mayor compromiso con la propuesta de autorreforma sindical que promueve la Confederación Sindical de las Américas.

Las diferencias en las estructuras sindicales en los 7 países analizados se reflejan en la calidad de los empleos y salarios ofrecidos e, indirectamente, en la calidad de vida de millones de trabajadores y trabajadoras. Es menester aumentar y mejorar la actuación sindical en todos los países.


La Tercerización Laboral se extiende

 

La práctica de tercerización, defendida sobre todo por empresas multinacionales, va en contra de la idea de trabajo decente. Es un fenómeno que no sólo reduce costos de producción sino también salarios, condiciones de salud y seguridad, dignidad y derechos, y debilita la acción sindical. Las condiciones de los trabajadores tercerizados son peores en esos aspectos.

Investigaciones realizadas en Brasil señalaron que los trabajadores tercerizados representaron el 70% de los que sufrieron accidentes, y el 80% de las víctimas fatales de accidentes en el lugar de trabajo. También indicaron que donde había mayores índices de tercerización, estaban también las menores tasas de sindicalización, de organización en el lugar de trabajo y de indicadores de Trabajo Decente.

Es necesario tener en mente que los beneficiados con los cambios en la legislación que amplían la tercerización laboral siempre serán las empresas, jamás los trabajadores y trabajadoras.

 


BUENAS TARDES:

La Red Latinoamericana de Investigaciones sobre Compañías Multinacionales (RedLat), recientemente entregó el resultado de un estudio que adelantó para verificar las condiciones de Trabajo Decente en la región, concretamente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, México y Uruguay.

Una región en la que, tras una década de elevado crecimiento económico, que impactó positivamente el mercado laboral en la mayoría de los países, ha visto cómo sus economías decrecieron en su ritmo debido a caída de los precios de los principales bienes de exportación, entre otras razones.

El objetivo de este estudio es brindar al movimiento sindical una herramienta que le permita comprender el contexto laboral, social y económico de la región, a fin de orientar sus estrategias y acciones para lograr mejores condiciones laborales y fortalecer el poder de los sindicatos. Contiene un análisis general de las condiciones de Trabajo Decente en los 7 países mencionados.

Ver documento de trabajo decente

La RedLat fue creada en 2005, y en el caso de Colombia participan la ENS y la CUT. Actualmente cuenta con el apoyo de Sindicatos Alemanes DGB Bildungswerk.

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