¿Cuánta vida cuesta una flor?

Imagen de referencia tomada de eleconomista.net

Cuanta vida cuesta una flor es un estudio que se desarrolló en la Sabana de Bogotá con las y los trabajadores de flores

Por Giancarlos Delgado Huertas


Regalar flores en San Valentín como una práctica de demostración de afecto es una tradición ampliamente difundida en los Estados Unidos.  Rosas, claveles, crisantemos, hortensias y astromelias hacen parte de la gran variedad de flores exportadas desde Colombia, producidas, principalmente en la Sabana de Bogotá y el Oriente de Antioquia, para garantizar un regalo el día de los enamorados. Ahora bien, nos hemos preguntado alguna vez, ¿Cuál es el precio que debe pagar una trabajadora de flores en Colombia para que se celebre San Valentín?; ¿Cuáles son las condiciones laborales de las personas que cultivan, cosechan y empaquetan flores que luego se convertirán en un regalo de amor?

Con la intención de dar respuesta a estas preguntas la Escuela Nacional Sindical a través de los Centros de Atención Laboral, en alianza con el Centro de Solidaridad y Defens, desarrollaron una investigación sobre las principales vulneraciones a derechos laborales en el sector de flores en la Sabana de Bogotá. La misma se realizó en su mayor pico de producción (los 40 días previos al 14 de febrero, celebración de San Valentín, tomando como fuente principal los relatos de trabajadores y trabajadoras, con el fin de dar cuenta del costo que tiene sobre la vida de las y los trabajadores de las flores la celebración del amor.

Suben las exportaciones, bajan los derechos

Colombia es el segundo país exportador de flores y abastece alrededor del 16% del mercado mundial. Estados Unidos es el principal comprador de flores colombianas, adquiriendo el 75% de la producción del país y abasteciendo con ellas un poco más de la mitad de su consumo nacional. La temporada de San Valentín  representa la época más importante para este sector, cuyos despachos hacia Estados Unidos se triplican entre finales del mes de enero y el 14 de febrero.

Para Colombia, las flores representan el segundo renglón de exportación agrícola en cuanto a valor causado. Entre los meses de enero y noviembre del 2020, Colombia exportó US$1.324 millones y, en el mismo periodo del 2021, este renglón ascendió 20% con una exportación de US$1.591 millones (DANE, exportaciones 2021). La pandemia afectó levemente las exportaciones del sector durante el 2020, sin embargo, se tuvo una recuperación importante en el 2021, año en el que exportó más que en el 2019 en cuanto a dólares FOB. Esto también tiene relación con el incremento del valor del dólar, que resulta ventajoso para un sector fundamentalmente exportador como el de las flores.

En el 2020 había sembradas 9.680 hectáreas para la floricultura, lo que generó una producción de 194.975 toneladas. El departamento de Cundinamarca concentra el 66% de la producción total de flores, y Antioquia el 33% (Minagricultura, 2020).

Ahora bien, en contraste a ese alentador panorama productivo, están las condiciones laborales que sostienen las ventas de flores en el exterior. A continuación, presentamos a partir de los casos estudiados un breve recuento de los principales hallazgos.

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Contrataciones precarias las flores

El trabajo en flores cuenta con una particularidad; genera empleo de manera “masiva” solo en algunas temporadas del año (enero previo a San Valentín, abril previo a celebración de día de madres y noviembre para acción de gracias), por lo cual cuenta con una mano de obra de “reserva” fluctuante que es contratada por empresas tercerizadoras o de servicios temporales. Lo anterior implica que muchas de las personas que trabajan en el sector no tienen una vinculación laboral durante todo el año, sino por temporadas, y también que, en muchos casos, no exista una vinculación directa con el empleador.

A lo anterior, habría que sumar que la contratación se da principalmente por medio de contratos tercerizados, y empresas de servicios temporales, en ambos casos sin una vinculación directa por parte del trabajador con el empleador, lo que funciona como condición de posibilidad para que se permita la explotación laboral de esa mano de obra “disponible”, como relata una mujer entrevistada respecto a la extensión de su jornada laboral:

“En (San) Valentín de domingo a domingo casi el mes cuando durábamos, o sea cuando a uno lo reciben por temporadas uno sabe que es de 6:00 am a 10:00, 11:00 o 12:00 pm durante 20 días o un mes”.

¿Por qué permiten las trabajadoras el trabajo exagerado, especialmente en temporadas?, una razón importante es que los salarios en este sector se encuentran en el rango del mínimo legal vigente, y sólo se alcanza a este monto a través de las horas extras que las trabajadoras persiguen debido a los bajos ingresos que perciben. También está el hecho de que la mayoría de contratos que se brindan durante las temporadas altas son temporales, por obra labor, y la mayoría de estas personas vuelve a quedar desempleada durante varios meses hasta que haya otra temporada de flores. Eso, sumado a que las personas del sector concentran muchas condiciones de vulnerabilidad social: pobreza, situaciones de migración, personas que dependen de ese salario, viviendas en alquiler. Es decir, las condiciones de vulnerabilidad social que se esperaría fueran revertidas por el trabajo digno, son usadas en este contexto para obligar a las trabajadoras y trabajadores a aceptar condiciones de trabajo indignas y que afectan su salud. 

Dado lo anterior, nos encontramos con que hay contratos inestables, explotación laboral y bajos salarios que presionan a las y los trabajadores de las flores a aceptar vulneraciones a sus derechos laborales, al punto de trabajar hasta 13 horas diarias en las temporadas.

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El trabajo en flores enferma

“Mi mamá quedó básicamente en silla de ruedas, ella también quedó así por el trabajo. Trabajar todo el día en flores le produjo hernias, y ha sido tenaz. Yo la veo y me da miedo porque es terrible, que tal que en mi futuro me pase algo grave, porque yo también me afecté prácticamente la columna, en el último examen aparece doblada desde el sacro, se le ve la curva”

Este fragmento es de la entrevista a una mujer  que a sus 21 años está desempleada y con una lesión grave en la columna que le dificulta vincularse laboralmente de nuevo, lesión que adquirió en una empresa de flores. Ella y su mamá evidencian el extremo de las consecuencias de las estrategias que tienen las empresas para tratar al personal que en ellas trabaja, estimulando la extensión de los horarios por encima de las 8 horas en labores físicamente demandantes, dejando sin tiempo de descanso a quienes laboran por temporadas, enfermando por generaciones a sus trabajadores al punto de causarles afectaciones para toda la vida.

Todas las personas entrevistadas coincidieron en afirmar que adquirir una enfermedad laboral es lo más seguro cuando se trabaja en el sector de las flores. El trabajo implica un conjunto de secuencias de alta exigencia física como  movimientos repetitivos, permanecer agachado mucho tiempo sembrando, desyerbando, entresacando, cortando, desbotonando, peinando y limpiando las camas de las flores; o estirarse a cortar las rosas que crecen por encima de la altura de las personas quienes incluso usan zancos para cortarlas; o cortar y cargar las flores, u organizar las flores en ramos pesados que deben ser sostenidos por una mano mientras con la otra se acomodan, etc.

Otro factor que incide sobre la salud de las trabajadoras es el laborar en condiciones ambientales hostiles: quienes trabajan en cosecha, lo hacen en temperaturas altas y húmedas generadas en invernadero, y quienes trabajan en post-cosecha, lo hacen en instalaciones frigoríficas con temperaturas de alrededor de 8 grados para conservar las flores. Las condiciones de los terrenos también inciden, pues muchos son inestables por la geografía de las zonas y, al mantenerse húmedos, se convierten en un factor de riesgo.

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Barreras para la negociación colectiva y la organización sindical

El rubro de las flores proporciona miles de puestos de trabajo. Para el 2018, se estimó que el sector generaba un poco más de 104 mil empleos directos. Durante los años sucesivos, especialmente durante el 2020 y 2021, los puestos de trabajo descendieron según expresa el mismo gremio Asocolflores. Sin embargo, la tasa de sindicalización en el sector es bajísima, y según expresan los dirigentes sindicales, no llega a ser ni cerca de la tasa nacional de sindicalización (de alrededor del 5% de los empleados del país).

La relación que establecen algunos dirigentes sindicales para evidenciar la bajísima tasa de sindicalización es la siguiente: en una empresa con 700 trabajadores directos, solo hay 25 sindicalizados; o, en una de las empresas con mayor presencia sindical del sector, hay apenas 31 afiliados, mientras hay alrededor de 600 trabajadores contratados. ¿Por qué la tasa de sindicalización en la floricultura es tan baja?

En una entrevista grupal llevada a cabo durante el mes de enero del 2022, una dirigente de uno de los sindicatos expresó:

“Resulta que, en el sector de flores, de 120.000 trabajadores que somos, el 70% más o menos somos mujeres. Los empresarios dan mala imagen de la sindicalización porque ellos dicen que los sindicatos acaban con las empresas, entonces imagínese una mujer que es madre cabeza de hogar, ¿cómo se va afiliar si el empresario dice ‘si usted se afilia la podemos despedir’?, entonces no se van a afiliar. No hay más afiliados por el miedo que le tienen al empresario y por el miedo que les generó ante la organización sindical”

En el desarrollo de las entrevistas, se señalan tres causas principales por las cuales hay una baja sindicalización en el sector: la presión directa de los empresarios sobre los trabajadores para no sindicalizarse o para castigar a quienes lo hacen; las estrategias indirectas para desestimular la sindicalización, principalmente mediante el uso de pactos colectivos; y las altísimas tasas de tercerización laboral y contratos temporales.

Las consecuencias son diversas, todas derivadas de la bajísima capacidad de negociación colectiva, lo que dota a los empleadores de un poder enorme sobre los trabajadores: imposibilidad de negociar los horarios reales de trabajo, imposibilidad de implementar medidas de prevención ante enfermedades laborales o de una adecuada atención a éstas, los límites para contrarrestar los despidos injustificados, etc. Además, en el relato de los dirigentes sindicales se expresa también una percepción de desprotección de las autoridades estatales, particularmente del Ministerio de Trabajo, hacia los trabajadores y sus organizaciones sindicales, básicamente los sindicatos de las flores están desprotegidos.

¿Cuáles son las consecuencias de la baja sindicalización? La pérdida de la capacidad de negociación de los trabajadores genera una condición bastante vulnerable ante sus empleadores, lo que facilita que se cometan atropellos y vulneraciones a sus derechos.

En conclusión, las y los trabajadores de flores enfrentan el peso de tener contratos precarios (tercerizados y/o por empresas de servicios temporales) que los obligan a aceptar extensas jornadas laborales por salarios bajos, asumiendo a su vez el riesgo de adquirir enfermedades laborales, y lo que es peor, con grandes limitaciones para exigir sus derechos, pues no cuentan con un número significativo de afiliados a los sindicatos para la exigencia de derechos.

Lo anterior, es aprovechado por los empleadores del sector para precarizar cada vez más la vida de estas personas, mientras más se exporta, más se deterioran las condiciones de vida de las y los trabajadores.

Lea y descargue aquí el informe «cuanta vida cuesta una flor»

Giancarlos Delgado

Politólogo de la Universidad Nacional, con estudios de maestría en Hábitat de la misma universidad. Investigador sociolaboral de los Centros de Atención Laboral,  (proyecto USDOL) Trabaja en el levantamiento y análisis de información sobre los 5 sectores priorizados en el Plan de Acción Laboral Obama - Santos.

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