Por Edwin Mauricio Villamil
Responsable Juventud y Sindicalismo ENS
Gustavo Toro, fundador de Almacenes Éxito, tuvo como postulado: “cuidar del empleado para que el empleado cuide del negocio”. Pero para las 3.000 personas que prestan el servicio de empacadores en la cadena de almacenes, tal postulado sólo se materializará a partir de este mes de junio, cuando pasen a ser parte de la planta de personal del Grupo Éxito.
A pesar de ser el mayor empleador privado del país (más de 60.000 personas a su servicio) y una de las empresas con mayor reconocimiento entre los colombianos, desde el año 1996 Almacenes Éxito fue precarizando el servicio de empaque a través de terceros. Entre más creció la compañía, más se precarizó la vinculación de los jóvenes empacadores a través de Cooperativas de Trabajo Asociado (CTA), concretamente a las CTA Futuro, Creser y Nacer.
Las grandes cadenas de hipermercados, como Almacenes Éxito, Carrefour, Supertiendas Olímpica y Supermercados Cafam, pagaban por hora trabajada a las CTA, pero dicho monto sólo cubría la seguridad social, compensación por descanso, programas de recreación, bonificación de fin de año y créditos educativos. En ese sentido, eran los clientes quienes terminaban pagando el salario de los empacadores mediante las propinas, situación inaudita, ya que los jóvenes empacadores prestan un servicio que hace parte del engranaje cotidiano, misional y de servicio al cliente de dichas compañías.
A mediados de mayo del año en curso Carrefour determinó finalizar el contrato que tenía con la CTA La Virtud, la cual desde el 2006 operaba el servicio de empaque de mercancía, acopio de carros de mercado, arreglo de canastillas, devolución de perecederos y limpieza del puesto de trabajo. Tal determinación implicó la vinculación de 600 personas de manera directa por contrato laboral. Según Marie Claude Joachim, vicepresidenta de Gestión Humana, el enganche de los empacadores implicará un aumento del 6% del valor de la nómina, el cual asciende a $5.000 millones anuales. De la misma manera, el 1º de junio el Grupo Éxito anunció la vinculación de 2.500 empacadores, enganche que podría representar unos $16.500 millones anuales de incremento en la nómina.
Aunque las plantas laborales se incrementan y los costos de la nómina crecen, no se compadece que compañías que ocuparon en el 2010 el segundo y octavo lugar en ingresos operacionales en Colombia, tuviesen 3.600 personas prestando servicios de empaque, revisión de precios y mensajería por cuenta de propinas, donación o compensación variable.
Las cifras son dicientes. Durante el 2010 Almacenes Éxito registró ventas por $7,5 billones, lo que la ubicó como la segunda empresa en Colombia después de Ecopetrol. Asimismo, presentó un crecimiento de 7,7% con relación a 2009 y tuvo ganancias netas por $254.834 millones; y cuenta con un patrimonio $4,4 billones. Según la Revista Dinero, para el año en curso el Grupo Éxito tiene proyectadas inversiones por $200.000 millones. Entre tanto, en 2010 el grupo Carrefour Colombia obtuvo ingresos operacionales por $4 billones, con un crecimiento de 8,8% con relación a 2009; y tuvo ganancias por $85.498 millones y patrimonio por algo más de $2 billones.
Al ser contratados directamente y sin intermediarios los empacadores en Almacenes Éxito y Carrefour, se superan los siguientes aspectos: 1) Precarización del empleo. 2) Tercerización de cargos. 3) Salarios sobre la base de propinas o compensaciones variables. 4) Inestabilidad laboral. 5) Degradación de las funciones desempeñadas. 6) Imposibilidad de sindicalización.
Marie Claude Joachim, de Carrefour, aseguró a diferentes medios que la medida no se efectuó por cuestionamientos al modelo de contratación a través de CTA: “La decisión no surgió por los cuestionamientos, sino que se vio la necesidad de revaluar el modelo en el marco de la estrategia de reforzar el servicio y de ser generadores de servicio de calidad”.
Es claro que las medidas y sanciones que se plantean en el Artículo 63 de la Ley 1429 de 2010 sobre Formalización y generación de empleo, el Decreto Reglamentario 2025 de 2011, y el Proyecto de Ley 215 de 2011, que establece como actividad misional el oficio de empacadores en establecimientos de comercio, grandes almacenes e hipermercados, que actualmente cursa en la cámara de representantes, puso a pensar a las grandes superficies.
El Artículo 63 de la Ley de Formalización y Generación de empleo establece sanciones de hasta por $2.678 millones a empresas privadas y entidades públicas que contraten mediante CTA a personas que desarrollen actividades misionales permanentes. Asimismo, la contempla la disolución de las cooperativas y precooperativas que se presten para ofrecer servicios de personal de carácter misional. Entre tanto, el artículo 7 del Proyecto de Ley 215 de 2011 propone que se prohíba a “los establecimientos comerciales, grandes almacenes, hipermercados, minoristas entre otros tener en cuenta las propinas como parte del salario, prestaciones sociales y demás garantías señaladas en la Ley Laboral Colombiana, consagradas en el Código Sustantivo del Trabajo o su equivalente”.
Tal determinación nos dice que sí era posible emplear a jóvenes estudiantes de manera directa, con horarios flexibles y concertados, y lo más importante: con contratos de trabajo laboral. Dicha situación muestra la falta de voluntad de los empresarios para general empleo formal y digno por iniciativa propia. Asimismo, queda claro que dichas cambios se presentan por varias razones: a) la presión de las organizaciones sindicales a nivel nacional e internacional, b) el marco legislativo que se presenta actualmente, y c) el descrédito de un modelo que a todas luces es precario y vulnera un sinnúmero de derechos.
Para que los nuevos empleos que generan las grandes superficies sean empleos dignos y estén en el marco del trabajo decente, deben confluir los siguientes aspectos:
1. En el proceso de enganche se debe dar prioridad a los jóvenes que hacen parte de las CTA.
2. No excluir del proceso de enganche a las mujeres embarazadas y personas en discapacidad.
3. La jornada laboral debe ser concertada entre la empresa y cada uno de los empacadores.
4. No se debe presionar a los empleados a desistir o firmar clausulas de no sindicalización.
5. No debe haber ningún tipo de discriminación por orientación sexual, raza o género.
Por eso es inaudito que el Grupo Éxito no se esté teniendo en cuenta en el proceso de selección a todos los jóvenes que hacen parte actualmente de las CTA, y que las plazas que se están generando sean menores a las que se tenían a través de las cooperativas. De la misma manera, merece todo el repudio por parte de sindicatos, entes gubernamentales de control y ciudadanos del común, que durante el proceso de enganche Carrefour no esté aceptando a mujeres en estado de embarazo. Aunque hay que resaltar la determinación de enganchar directamente a los jóvenes empacadores, las dos situaciones anteriormente enunciadas merece todo el rechazo, con eso dichas empresas terminan borrando con el codo lo que hacen con la mano. Y no hay que olvidar que ha sido imposible el surgimiento de organizaciones sindicales en estos almacenes de cadena por las prácticas antisindicales que por años han implementado.
Finalmente, las instituciones del Estado y las empresas privadas que contratan personas en funciones misionales y permanentes a través de cooperativas de trabajo asociado, deberían estar preocupadas por las siguientes razones: a) las sanciones a las que se pueden enfrentar, b) la censura pública y moral por parte de la ciudadanía, c) la presión y denuncia por parte de las organizaciones sindicales, y d) la lesión de su imagen institucional a nivel nacional e internacional.
Bien podrían estas empresas emprender cuanto antes procesos de vinculación directa mediante contrato de trabajo, con garantías para el ejercicio de la libertad sindical, de los cerca de un millón de personas que actualmente trabajan sin derechos laborales en CTA. Este se el camino a seguir, y no el que algunas empresas empiezan a anunciar: nuevas formas de precarización laboral a través de contratos comerciales. Esperamos que las medidas de fortalecimiento de la inspección laboral alcancen para frenar estas intenciones.
Creemos que llegó la hora de que los empresarios y las instituciones del Estado muestren su responsabilidad social vinculando laboralmente, sin discriminación, a todos estos trabajadores.