Para recuperar la economía se necesita que el gobierno acepte la propuesta de la renta básica de emergencia.
Por Héctor Vásquez Fernández
En el segundo trimestre de este año, con el efecto total de la pandemia sobre la economía, el PIB se contrajo en -15,5%. La caída del PIB estuvo explicada principalmente por la disminución del 12,8% en el consumo de los hogares, (-13,6% con respecto al primer trimestre de este año), que es el factor que más incidencia tiene en el PIB, 70,3% en el primer semestre de este año, 68,4% en el PIB de 2019.
El consumo de los hogares está representado por «el monto máximo que un hogar u otra unidad puede permitirse gastar en bienes o servicios de consumo durante el período contable, sin tener que financiar sus gastos reduciendo su dinero, disponiendo de otros activos financieros o no financieros o incrementando sus pasivos». El consumo de los hogares es posible gracias al ingreso personal disponible en ellos. Representa la suma de los ingresos primarios (remuneración de los asalariados, renta empresarial y renta de la propiedad), más los secundarios provenientes de transferencias corrientes, como las pensiones, las remesas, asignaciones familiares, (“familias en acción”, “Colombia mayor”), subsidios a la educación (“jóvenes en acción”), y subsidios de vivienda.
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La principal causa de la disminución en el consumo de los hogares fue la pérdida de ingresos que sufrieron los hogares por causa del confinamiento provocado por la pandemia del Covid 19. La pandemia incrementó la tasa de desempleo desde el 12.6% del mes de marzo, al 20.2% del mes de julio para un total de 4.532.731 personas sin ingresos. A esta cifra debemos sumar 2.340.263 personas más que en este período entraron a ser parte de la “población inactiva”, personas que salieron del mercado de trabajo, pero que por razones obvias dejaron de buscar empleo, mayoritariamente mujeres. Sumemos, además, los trabajadores sin remuneración, 612.694, según el DANE, más los adultos mayores que no reciben pensión, 4.500.000: en total son por lo menos 11.985.688 personas sin ingresos, a los que hay que sumar una gran proporción de “trabajadores por cuenta propia”, muchos de los cuales no aparecen como desempleados pues están en la calle buscando desesperadamente algún ingreso, lo que hace que sean parte de la “población ocupada”.
La caída de la economía no fue más estrepitosa porque desde el lado de la demanda los “gastos del consumo final del gobierno general” crecieron 5,4%, un factor que en el segundo trimestre tuvo una incidencia del 19,4% en el total del PIB, (15,4% fue la incidencia de este factor en el PIB de 2019). Sin embargo, con respecto al primer trimestre de este año, este factor apenas creció 2,7%, representando una suma de $1,12 billones, equivalentes al 0.5% del PIB, cifra que muy seguramente representa todo el “esfuerzo” del gobierno del Centro Democrático para enfrentar los efectos de la pandemia.
Durante todo el período de pandemia los hogares concentraron sus gastos principalmente en alimentos, lo que explica que desde el lado de la oferta el sector agropecuario creciera 14.4%. Pero la mayoría de las actividades económicas se contrajeron, entre otras, la industria, -21,5%, (textiles y confecciones -52,1%, fabricación de muebles, colchones y somieres, -29,9%); comercio y reparaciones, -16,4%; transporte y almacenamiento, -36,9%; alojamiento y servicios de comida, -64,8%. Además del sector agropecuario, también crecieron las actividades financieras y de seguros, 1,5%; las actividades inmobiliarias, 4,7%, (incluye el pago de alquileres); la administración pública y defensa, (que incluye los planes de seguridad social de afiliación obligatoria), 4,5%; y la educación, 6%.
Los otros componentes del PIB diferentes a gasto del gobierno que también se contrajeron, fueron el de la “formación bruta de capital”, -29,6%, (constituida principalmente por las inversiones de las empresas); las exportaciones, -32,5%; y las importaciones, -21,4%.
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De mantenerse la actual tendencia, principalmente en relación con el gasto del gobierno para atender la pandemia, la recuperación económica va a ser más lenta y más dolorosa. Al final vamos a tener una leve recuperación económica y del empleo, pero la caída de la economía difícilmente va estar por debajo del -8%.
Esta caída de la economía, que va a mantener tasas de desempleo alrededor del 15%, puede reducirse a la mitad si el gobierno del Centro Democrático abandona su idea ultraliberal de “estado mínimo”, y se decide a aceptar la propuesta de 55 congresistas para que se les reconozca a los hogares que se quedaron sin ingresos, o que por causa de la pandemia se les redujeron de manera dramática, una renta de emergencia igual a un salario mínimo durante 6 meses. Son aproximadamente 9 millones de hogares que con este ingreso de emergencia incrementaran su consumo, ampliándolo más allá del consumo de alimentos, dinamizando con ello la demanda y el empleo y haciendo más rápida y efectiva la recuperación económica.