La Veeduría al Plan de Desarrollo de Medellín está presentando por estos días sus informes de balance. Uno de estos documentos fue titulado “Trabajo decente en Medellín: pocos avances y un déficit que aún se mantiene”, este texto fue elaborado por la Escuela Nacional Sindical y da cuenta de lo que no ha hecho el gobierno local en este aspecto.
El informe de la Veeduría comienza por definir el trabajo decente para luego hablar de lo que propone el plan de desarrollo, que a su vez se basa en los objetivos de desarrollo sostenible 2030. Dice la Veeduría que, “el enfoque de trabajo decente es bastante limitado en el Plan de Desarrollo” y que sus desafíos se centran “en la formalización laboral y la cualificación del capital humano para la Cuarta Revolución Industrial”
De la misma manera, el informe de la Veeduría destaca que las metas contempladas en las líneas estratégicas del plan, tienen cifras bajas de ejecución. Por ejemplo, uno de los indicadores: “Jóvenes formados en competencias laborales para los sectores tradicionales de la economía” solo llevaba, al mes de junio, una ejecución del 1,6%.
“Debido en parte a los incumplimientos, estos programas no han tenido ningún impacto en la reducción del desempleo de la ciudad, pues la tasa de desocupación se ha comportado en consonancia con las tendencias nacionales”, dice el informe de la Veeduría, que agrega que la tasa de desempleo, en el trimestre julio-septiembre se ubicó en 10.9%, levemente superior al promedio nacional que fue de 10.7%.
El informe de la Veeduría da cuenta de que en la ciudad hay 152 mil desocupados y 729 mil personas inactivas en el trimestre julio-septiembre. A eso se le suma el alto número de jóvenes que ni estudian ni trabajan, muchos de los cuales terminan reclutados por la delincuencia.
Por otro lado, el informe de la Veeduría indica que el Distrito tiene una “precaria e inequitativa estructura empresarial” afirmación respaldada por datos que toma de la Cámara de Comercio de Medellín los cuales indican que el 87.9% de las empresas son micros, el 11.4% eran pequeñas y medianas y el 0.7% grandes empresas que concentraban el 92% de los activos del tejido empresarial y de este más del 65% correspondía al capital financiero.
El informe de la Veeduría concluye que: “desde la implementación del Plan de Desarrollo muy poco, por no decir que nada, se ha hecho para transformar esta estructura empresarial financiarizada y altamente concentrada”.
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