En América Latina, Colombia es el país donde más horas se trabaja, ¿por qué?

La Organización para el Desarrollo y Cooperación Económica (OCDE), el club de las economías más industrializadas del mundo (agrupa a 38 países) publicó recientemente un informe que clasifica los países miembros según el número de horas que en promedio laboran las personas. Y el primer dato que salta de esta clasificación, es que en los países más desarrollados, más prósperos y productivos, la gente trabaja menos horas.

Ver el informe que sobre el tema publicó El País de España

Entre los países latinoamericanos se incluye a México y Costa Rica, que en la lista de la OCDE son los países donde más horas se trabaja: 2.246 y 2.230 respectivamente. Chile está mejor en productividad laboral: 1.988 horas persona, cerca de Estaos Unidos, que clasifica con 1.790 horas.

Alemania, que es el país más productivo y desarrollado de Europa, es a la vez el país donde la gente trabaja menos: 1.371 horas en promedio. Le siguen los holandeses (1.419 horas), los noruegos (1.424 horas) y los daneses (1.457 horas). Grecia es el país que más horas trabaja: 2.042. La media de la OCDE es de 1.766 horas al año.

Para establecer estas estadísticas la OCDE considera la estructura de la economía de cada país, la composición sectorial, los trabajadores fijos de tiempo completo, los temporales y los contratados de tiempo parcial. Eso provoca que países como Holanda o Alemania, con altos niveles de empleo a tiempo parcial, tienen un menor número de horas por trabajador que otros donde el empleo de tiempo parcial está poco extendido, caso México y Costa Rica.

En Colombia, que no está incluido en la lista OCDE, la productividad laboral, medida en horas trabajadas, es aún menor que en México y Costa Rica, y casi la mitad de la de Alemania. En 2014 nuestro país tuvo una media de 2.496 horas, calculadas con base en la jornada laboral legal que es de 48 horas semanales. Aunque empíricamente se tienen mediciones que hablan de 10.1 a 12 horas diarias si se incluyen temas de la economía del cuidado.

Este dato sobre la realidad del trabajo en Colombia es inquietante y mueve al debate, o por lo menos a la reflexión. Por ello la Agencia de Información entrevistó a varios especialistas y observadores del mundo laboral, a quienes se les hicieron dos preguntas: ¿por qué Colombia tiene tal atraso en el tema de la productividad laboral? ¿Sería posible y viable una reducción de la jornada para, por esa vía, generar más empleo y contribuir a que la gente tanga más tiempo para el ocio y la familia?

Consultamos la opinión de Cecilia López Montaño, economista y exministra de Estado; Julio Puig Farras, doctor en sociología del trabajo; Iván Daniel Jaramillo, director del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario; Fabio Arias, Secretario General de la CUT Nacional; Luciano Sanín Vásquez, exdirector de la Escuela Nacional Sindical; y Rocío Pineda, feminista y Ex-secretaría de la Mujer de Antioquia, quien analiza el tema con perspectiva de género.


Cecilia López Montaño. Economista y exministra de Estado.
Cecilia López Montaño.
Economista y exministra de Estado.

Lo que plantea la OCDE es un tema de productividad, y en esa perspectiva la pregunta que hago es por qué siempre se le pide productividad a todo, menos a la inversión de capital que hace el sector empresarial, que tiene fallas en la política de formación del capital humano, que no tiene buen nivel de preparación. Hay unas pocas personas con educación sofisticada, de buen nivel, con buena remuneración, pero la gran mayoría de la población acude a la educación pública, que es de mala calidad; o inclusive a la educación privada que por lo general es también mediocre, inclusive la universitaria. Me pregunto: ¿se está dando en las empresas colombianas el cambio tecnológico y las inversiones en capital que aumente la productividad de los trabajadores? ¿A éstos se les está entrenando dentro de las empresas? ¿El SENA sí cumple con esa labor?

En cuanto a la reducción de la jornada laboral, no veo en Colombia esa posibilidad. Los países que han reducido la jornada laboral han logrado un nivel de productividad y de bienestar alto, y nosotros estamos lejos. Lo que tenemos que hacer es ver cómo hacer más productivas las horas de trabajo, aumentar la productividad de la mano de obra; ver cómo devolver derechos a los trabajadores, como las horas extras, nocturnas y dominicales que nos quitó el presidente Uribe.


Julio Puig Farras, Catedrático. Doctor en Sociología del Trabajo
Julio Puig Farras, Catedrático. Doctor en Sociología del Trabajo

Una de las primeras normas que tuvo la OIT cuando se fundó, por allá en los años 20 del siglo pasado, fue establecer la jornada laboral de 8 horas, 48 a la semana. Llama entonces la atención que en Colombia, después de casi un siglo, sigamos trabajando esas mismas horas, cuando muchos países han avanzado hasta las 40 horas, e incluso menos.

La razón, en términos económicos, puede ser el nivel de productividad de la economía colombiana, que es bajo. Pero otra razón es la falta de capacidad y fuerza política de los sindicatos, que nunca han planteado rebajar la jornada laboral como una reivindicación.

En algunos países la reducción de la jornada laboral ha impactado positivamente el desempleo y la productividad, pero no se puede asegurar que sea norma universal. Por ejemplo, en Francia, que por iniciativa del gobierno socialista pasó de 40 a 35 horas, no se ha visto eso, no ha bajado el desempleo, porque hay otros factores que influyen. Incluso hay un gran debate sobre ese tema. La tendencia es aumentar nuevamente las horas laboradas, pero los sindicatos se han resistido.

En Colombia el problema real no es tanto el tiempo de horas trabajadas, sino los bajos salarios. Entre los trabajadores y los sindicatos hay una tendencia a no querer reformar lo relativo a la jornada porque tal como está les permite laborar horas extras, que son mejor pagadas y así aumentan sus ingresos. Pero se puede plantear el tema en la coyuntura actual. Es posible rebajar la jornada laboral, y prueba de ello es que en América Latina hay varios países que tienen igual desarrollo económico que Colombia y por norma trabajan menos horas a la semana. Es un argumento comparativo.


Iván Daniel Jaramillo, Director Observatorio Laboral Universidad del Rosario
Iván Daniel Jaramillo, Director Observatorio Laboral Universidad del Rosario

Se dice que Colombia tiene un problema de productividad porque hay que trabajar más horas. Pero en realidad es lo contrario, porque en el mundo moderno la productividad tiene otros parámetros de medición. Hoy ésta no se mide por las horas que se le dedican al trabajo sino por la eficiencia, calculada con base en vida familiar, vida laboral, desgaste fisiológico. No es como antes, que se medía por número de horas laboradas.

Ningún ser humano es productivo con largas jornadas. Las jornadas excesivas lo que generan es baja productividad, como en efecto lo muestra el estudio de la OCDE, que indica que no por trabajar más horas se es más productivo. Por otra parte, el trabajo no está bien repartido. Las largas jornadas no permiten que más personas ingresen al sistema de relaciones laborales.

En el tema de la capacitación para el trabajo, lamentablemente en Colombia los bajos niveles de capacitación derivan en que la mano de obra por lo general no es calificada, y por esa vía se valora más el tiempo que el trabajador dedica a la obra para la cual fue contratado, que la calidad de su trabajo. Ese modelo hay que rediseñarlo, no solo por el tema de la productividad sino porque la globalización del mundo del trabajo demanda otro tipo de labores, para las que vamos a quedar rezagados si seguimos concentrados en la baja calificación de la mano de obra.

En ese orden de ideas, considero difícil que en Colombia se reduzca la jornada laboral, hay ya una lógica histórica con la jornada de las 8 horas. En muchas labores la productividad se seguirá midiendo más por las horas laboradas que por la eficiencia. Invertir esa ecuación es complejo.


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Fabio Arias, Secretario General de la CUT Nacional.

El dato de la OCDE refleja muy bien por qué Colombia es un buen país para las inversiones de las empresas multinacionales en cualquier sector donde se instalen. Hay dos formas de obtener mayor rentabilidad en el uso de la mano de obra: una es pagando bajos salarios, y la otra es prolongando la jornada de trabajo. Y Colombia cumple prácticamente ambas condiciones, así la OCDE diga que aquí los salarios son altos, lo cual no es cierto.

Pero adicionalmente, a los colombianos nos toca trabajar mucho, pues la única manera de que algunos trabajadores puedan tener ingresos adicionales, es mediante horas extras y trabajo nocturno, festivo y dominical. O sea que aquí tenemos los dos males juntos: bajos salarios y largas jornadas, lo que es lo mismo que decir que aquí los trabajadores son más explotados. Así es muy atractivo invertir en Colombia y tener trabajadores baratos.

Rebajar las horas de trabajo será siempre una petición de los trabajadores. Aspiramos a que nos paguen bien y por menos horas, porque la recarga laboral es sinónimo de enfermedades, de mala condición de vida y de poco tiempo para la familia.


Luciano Sanín, Exdirector de la ENS
Luciano Sanín, Exdirector de la ENS

Una de las primeras aspiraciones de los trabajadores en la historia fue la reducción de la jornada de trabajo, buscando recuperar espacios para la vida personal y familiar. En Colombia, esta aspiración se ha visto frustrada. Los datos sobre horas trabajadas en varios países del mundo muestran como en los más desarrollados se trabajan menos horas a la semana.

Se explica por varias razones. Primero, porque vía negociación colectiva general y sectorial las organizaciones sindicales han logrado reducir las jornadas de trabajo e incrementar los ingresos de los trabajadores, situación que en Colombia no ha sido posible debido a la marginalidad de la negociación colectiva.

Segundo, porque los Estados, presionados por los sindicatos, han adoptado políticas de protección social generalizadas, con prestaciones muy superiores a las que tenemos en Colombia, por ejemplo, en casos de licencia de maternidad, vacaciones, pago de horas extras, negociación colectiva sectorial y regional, jornadas flexibles. En Colombia, por el contrario, el Estado ha reducido los costos del trabajo suplementario, y mantiene las prestaciones en niveles muy bajos.

Y tercero, en los países que menos horas de trabajo hacen a la semana, la productividad y los ingresos de los trabajadores son muy superiores a los que tenemos en Colombia. Países como Ecuador tienen una jornada laboral de 40 horas, Chile de 45, en Brasil es de 44 horas, y se ha desarrollado una amplia campaña para lograr reducirla a 40 horas.

Todos estos ejemplos, dan cuenta de que es posible, y sobretodo deseable, que se abra un debate sobre la jornada laboral en Colombia. No solo por los efectos que podrá tener en generación de empleo, sino, y sobre todo, en la calidad de vida de los trabajadores.


Rocío Pineda. Feminista, Ex-secretaria de la Mujer de Antioquia.
Rocío Pineda.
Feminista, Ex-secretaria de la Mujer de Antioquia.

Un aspecto en el que hemos insistido desde hace años las mujeres, es que disminuyendo la jornada el trabajo doméstico se pude redistribuir entre hombres y mujeres, que es una de las estructuras generadoras de desigualdad de género.

En la medida en que las economías se tecnologizan hay más disponibilidad de tiempo para la población trabajadora. Se habla de la revolución tecnológica que trastoca la vida de hombres y mujeres. La sociedad es capaz de producir los bienes y servicios que necesita con menos tiempo de trabajo de las personas, porque los suple la tecnología. Por eso el tema no es demandar más empleo sino redistribuir los recursos. Uno busca empleo porque necesita ingresos para obtener servicios, entonces si hay una redistribución de los recursos del desarrollo, la persona no necesita emplearse tanto tiempo para obtener esos bienes, puedes disponer de más tiempo.

Desde el punto de vista de las mujeres, de las demandas de igualdad de género en el campo laboral y en los escenarios de la vida pública, a medida que se desestimula el trabajo tradicional, hombres y mujeres dispondrán de mayor tiempo para redistribuir el trabajo doméstico. O sea que los hombres, que están más empleados que las mujeres en todas partes ya que el desempleo femenino es más alto, dispondrán de más tiempo y podrán encargarse del trabajo del cuidado en el hogar. Pero no es que dispongan de más tiempo para divertirse o hacer el ocio a costa del trabajo doméstico y de cuidado de las mujeres. Es una demanda de igualdad.

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