«Me convertí en un todero”

Crónica publicada en el portal Kienyke. Febrero de 2014.

En el país no existe un consolidado del número de practicantes que, en la actualidad, se encuentran en una empresa privada. El Ministerio de Educación, consultado por Kienyke.com, afirma que el dato más aproximado se puede extraer de la encuesta del Observatorio Laboral para la Educación Superior, puesto que las instituciones técnicas no tienen convenios de seguimiento a graduados.

El organismo gubernamental afirma que el 60 por ciento de los recién egresados se vincularon a sus empresas por medio de sus prácticas.

Según el Ministerio de Trabajo en el país existen dos áreas de práctica. La primera  está ligada al proceso de formación laboral que adelanta el SENA. Esto se llama contrato de aprendizaje, en el cual una persona que se forma en un ámbito teórico de algún programa técnico o tecnológico tiene un periodo práctico en alguna empresa. Aquí el estudiante está protegido y regulado por unas normas laborales dentro del contrato estipulado. Tienen unas condiciones salariales especiales, y no se considera que sea un contrato laboral sino una bonificación a la persona.
Toda empresa con más de 15 trabajadores tiene que tener un aprendiz por cada diez empleados, si no cuenta con un practicante paga una multa como valor mensual para un programa de emprendimiento del SENA.
Bajo esta modalidad hay alrededor de 130 mil pasantes y como lo establece el  que en otras entidades de formación técnica y tecnológica estén vinculados unos 45 mil.
El convenio laboral por medio de la carrera profesional universitaria es el otro sector. Aquí no hay regulación desde el punto de vista laboral, ya que es una relación entre una universidad y los lugares de práctica. Las modalidades de remuneración son variables a diferencia de la primera en la que hay una forma de retribución legal única y específica.
Nosotros hemos querido avanzar un poco en la protección del estudiante en prácticas. Y presentamos un proyecto de ley al congreso pero todavía está en discusión, dice pardo.
A falta de un marco regulatorio para los convenios laborales entre una universidad privada y empresas, actualmente se está trabajando en el proyecto de ley 184 de 2012, “con el cual se modifica el contrato de aprendizaje”, comúnmente conocido como prácticas profesionales.

“Decidí cancelar mis prácticas”

Guillermo Pérez  es estudiante de comunicación social, realizó sus  prácticas laborales en un canal de televisión. Llegó a esta oferta a través de un contacto telefónico averiguando si podría adquirir experiencia en este medio. Envió su hoja de vida, la evaluaron y lo citaron a pruebas. Tiempo después fue llamado por el jefe de producción, quien lo aceptó haciéndolo firmar un convenio de pasantías entre el canal y la universidad.
“Mis funciones eran muy específicas: evaluar la llegada de imágenes internacionales, apoyar la sección de deportes y entretenimiento, manejar redes sociales, archivar todo el material audiovisual con el que llegaban los periodistas y estar pendiente de los invitados que llegaban al programa para el que trabajaba”.
Recibía un beneficio económico cercano a los $280.000, contaba con una ruta y servicio de restaurante. “Todo lo que un practicante desea tener, ¿o no?”
Así comenzó, pero al paso de los días sus tareas se limitaron a rodar el Teleprompter (aparato que refleja el texto de la noticia). Según él, no recibió trato adecuado por parte de los jefes, lo mismo hacían sus compañeros de trabajo. “Eran muy fregados y despreciaban mi labor”.
A pesar de esto, cuenta, aprendió a ser más responsable, cuidadoso con la información y a tener más credibilidad y objetividad en su campo.
“No me sentí cómodo y en la universidad mis calificaciones bajaron sustancialmente. Me preguntaron si estaba durmiendo bien, si comía y la verdad a través del consejo de un amigo decidí cancelar mis prácticas”. Gracias al apoyo de la universidad terminó los cuatro meses que le faltaban en una parroquia importante de la capital donde se desenvuelve, hasta ahora, en la rama organizacional.
“Mejoré el ritmo de trabajo y en la parte donde hoy hago mi práctica, mis jefes valoran mis habilidades y mis esfuerzos por realizar un plan estratégico de comunicaciones”, cuenta.

¿Qué dicen las Universidades?

Claudia Botero Gutiérrez, encargada de la Red Nacional de Prácticas (RNP), considera que un estudiante debe tener el acompañamiento de un asesor de la universidad. Según ella, esto garantiza que el aprendiz esté monitoreado por el claustro, segundo: que esté haciendo labores propias de su carrera. “Si yo estoy haciendo labores de administración, de comunicación, lo mínimo que esperamos es que sus labores de prácticas sean esas, y no unas que termine diseñando un plegable”.
La coordinadora general de prácticas de la Universidad Pontificia Bolivariana asegura que el estudiante va a una empresa a contrastar conocimientos y a complementar su formación. “No es a sustituir a una persona que está en vacaciones, no es reemplazar un trabajador que despidieron”, recalca.
Botero indica que es importante que un estudiante no deje de vincularse a la universidad, menos estando en un ejercicio de aprendizaje laboral ya que si sucede un accidente, por ejemplo, si el practicante estaba realizando unas labores propias de su carrera para aprender, tuvo un accidente pero está amparado por el seguro estudiantil.
La integrante de la RNP asevera que para que no se presente una precarización en la labor del practicante, debe existir un acompañamiento extremo por parte de la institución educativa en el proceso de aprendizaje. “Para eso la universidad debe estar haciendo un acompañamiento constante del practicante, no podemos perder de vista que el estudiante nunca se va solo para la empresa. Detrás de él está todo la capacidad del claustro educativo. Si la empresa no respeta los acuerdos y pone al pasante en otras actividades, sencillamente no será tenida en cuenta para otro proceso.”

¿Sirven o no, las prácticas laborales?

A falta de estudios o consolidados nacionales, Trabajando.com, la empresa especializada en el reclutamiento y selección de personal, y Universia, encuestaron a más de 27 personas en todo el continente. Colombia estuvo entre los países que tienen como premisa la importancia de las pasantías para adquirir experiencia.
Los encuestados le dan una importancia notoria a las prácticas profesionales, y esto se ve en el 58% que contestó que haría una práctica no remunerada porque considera que sirve para adquirir experiencia. Por el contrario, el 42% no lo considera conveniente porque necesita sustentar gastos y pierde tiempo.

Frente a este panorama y ante la posibilidad de prolongar la práctica, la mayoría (79%) de los encuestados confiesa que lo haría porque cree que le ayuda a adquirir experiencia y el (14%) porque sirve para acompañar los estudios. En tanto, con el (4%) aparecen aquellos que no optarían por esta opción ya que les dificulta los estudios, y el 3% restante opinó que no le sirve.
Ricardo Garcés, country manager de Trabajando.com Colombia, se refirió al tema: “Las universidades deben asumir la compleja responsabilidad de poner en contacto a los estudiantes de los diversos programas académicos, con prácticas profesionales que cumplan con las expectativas y aspiraciones de sus alumnos”.
El practicante Guillermo Pérez, producto de su experiencia, le dar un consejo a las personas que se encuentran realizando pasantías en cualquier empresa: “No se dejen explotar, sean cuidadosos en su manejo grupal y no se dejen dañar de muchas personas que a pesar de contar con un nivel importante de jerarquía, se lavan las manos en tu trabajo”.

Esteban Bernal es periodista. En 2011 cuando cursaba séptimo semestre quiso hacer sus prácticas. Se había decidido por la parte organizacional y fue por esto que se vinculó con la fundación de una agencia de viajes.

Su periodo de pasantías era de seis meses. Firmó un contrato de aprendizaje donde recibía el salario mínimo por ley. Sus supuestas funciones tenían que ver con la divulgación de los proyectos de responsabilidad social de la fundación. “Nunca tuve el apoyo necesario ni la autorización para poder establecer una estrategia comunicativa”, dice.

Había propuesto el manejo de redes y contenidos ya que todas estas funciones estaban asignadas a un departamento específico de la empresa que amparaba a la organización sin ánimo de lucro.
Según Bernal, la dependencia no le prestaba mucha atención a los programas de la fundación. Fue así como en sus primeros tres meses se “convirtió” en el subalterno de dos auxiliares. “Oficios varios, le llamo yo a las actividades que realizaba”.

En el país no existe un consolidado del número de practicantes que, en la actualidad, se encuentran en una empresa privada. El Ministerio de Educación, consultado por Kienyke.com, afirma que el dato más aproximado se puede extraer de la encuesta del Observatorio Laboral para la Educación Superior, puesto que las instituciones técnicas no tienen convenios de seguimiento a graduados.

El organismo gubernamental afirma que el 60 por ciento de los recién egresados se vincularon a sus empresas por medio de sus prácticas.

“Dentro de las funciones de la fundación se promocionaban viajes de estudiantes de colegios distritales a la isla de Gorgona. Me convertí en el organizador de las hojas de vida, recibía la llamada de los padres, organizaba las dotaciones de cada niño con el logo de la fundación. Me convertí en un todero.”

Esteban Bernal duró en este “infierno” tres meses. Cuenta que los dos operarios a los que ayudaba en horario de oficina se creían sus jefes, porque la persona que se encargaba de realizar los viajes a Gorgona nunca permanecía allí. “Ella cuadraba todo a distancia, me tocaba llamar a cada familia y decirle a los papás: su hijo va a llegar a tal hora, el bus lo recoge en tal parte y demás”.
A los tres meses en la misma empresa hubo una vacante en el departamento de comunicaciones y la directora, al darse cuenta de la situación laboral de Bernal, lo trasladó. “Logré terminar mis prácticas y a pesar de no estar muy satisfecho, pude aprender un poco más”.
Según el Ministerio de Trabajo en el país existen dos áreas de práctica. La primera  está ligada al proceso de formación laboral que adelanta el SENA. Esto se llama contrato de aprendizaje, en el cual una persona que se forma en un ámbito teórico de algún programa técnico o tecnológico tiene un periodo práctico en alguna empresa. Aquí el estudiante está protegido y regulado por unas normas laborales dentro del contrato estipulado. Tienen unas condiciones salariales especiales, y no se considera que sea un contrato laboral sino una bonificación a la persona.
Toda empresa con más de 15 trabajadores tiene que tener un aprendiz por cada diez empleados, si no cuenta con un practicante paga una multa como valor mensual para un programa de emprendimiento del SENA.
Bajo esta modalidad hay alrededor de 130 mil pasantes y como lo establece el  que en otras entidades de formación técnica y tecnológica estén vinculados unos 45 mil.
El convenio laboral por medio de la carrera profesional universitaria es el otro sector. Aquí no hay regulación desde el punto de vista laboral, ya que es una relación entre una universidad y los lugares de práctica. Las modalidades de remuneración son variables a diferencia de la primera en la que hay una forma de retribución legal única y específica.
A falta de un marco regulatorio para los convenios laborales entre una universidad privada y empresas, actualmente se está trabajando en el proyecto de ley 184 de 2012, “con el cual se modifica el contrato de aprendizaje”, comúnmente conocido como prácticas profesionales.

En entrevista conKienyke.com, el ministro de Trabajo Rafael Pardo respondió estas preguntas:

Algunas empresas están utilizando el sistema de contratación de prácticas laborales para precarizar el trabajo. Prefieren realizar un convenio con dos estudiantes a punto de graduarse, que contratar un empleado.
-¿Y el apoyo económico mensual por ley? Conocemos casos en los que ni siquiera reciben un auxilio de transporte.
Lo que son los aprendices del Sena están regulados y si hay una violación a los derechos laborales que lo denuncien, lo que se refiere a los profesionales universitarios, no hay una regulación uniforme en ese sentido.
-¿Se les olvida a las empresas que esto es un proceso formativo y lo confunden con mano de obra barata?
Eso puede pasar, por eso lo que queremos trabajar es a nivel sectorial, haciendo más conciencia en el proceso que se tiene en este sentido de las prácticas

 

-¿Cuántas horas por ley debe trabajar un estudiante?
Bajo el primer modelo es como un trabajador común y corriente, bajo la práctica universitaria no hay regulación. Nosotros tenemos que ver es con el primero, con el de los del Sena.
-¿Qué le falta a la ley 789 de 2002 en relación a la protección del estudiante en prácticas?
Nosotros hemos querido avanzar un poco en la protección del estudiante en prácticas. Y presentamos un proyecto de ley al congreso pero todavía está en discusión. La idea es que tenga cubierta la seguridad social, y todo lo que se refiere a los riesgos laborales. Que sea parte de la obligación de la empresa que acepta al aprendiz con una futura norma uniforme en ese sentido. Hoy no la hay para universitarios, si la hay para los del SENA.

Eso varía entre empresa y universidad. No hay un patrón uniforme. Yo no estoy tan seguro de que se deba hacer un acuerdo uniforme para el practicante. Sí debe haber un patrón uniforme de cuál debe ser la cobertura en seguridad social y riesgos laborales para el practicante, pero esto depende de cada carrera, región, empresa, y eso me parece que no es tan fácil.
-¿Qué pasó con el proyecto de ley 184 de 2012 que le brindaba a los alumnos beneficios a la hora de iniciar su vida laboral?
Ese es un proyecto muy controvertido porque implica un costo para las empresas, un cambio grande para el SENA y había una cierta tensión en ese sentido en el sector productivo. Parte de este sector estaba interesado en que esto ocurriera y otra parte decía que no porque esto era una carga adicional. Esos procesos hay que seguirlos dando y es parte de todo el tema. Uno no puede obligar a las empresas a asumir unos costos sin que haya un proceso de socialización y sin que tenga un sentido para la empresa y la sociedad.
-Algunas empresas están utilizando el sistema de contratación de prácticas laborales para precarizar el trabajo. Prefieren realizar un convenio con dos estudiantes a punto de graduarse, que contratar un empleado. ¿Qué tiene el Mintrabajo para decir sobre estas anomalías?
Si hay denuncias, el Ministerio de Trabajo hace inspecciones sobre ese caso.
-¿Cómo no exponer a un estudiante a la explotación laboral o a las tareas que no le competen?
Para eso está el sistema de protección del Ministerio de Trabajo, cualquier persona puede llamar al número 120 en cualquier operador celular, gratuito y pone la queja. Si hay una situación anómala pues el ministerio interviene.
-¿Qué importancia tiene lograr que el estudiante tenga un reconocimiento por parte de las empresas?
Este es un tema que va más allá de lo que se aprende formalmente, el tema de la práctica en el trabajo es uno de los elementos más importantes en la formación de una persona. Bien sea técnico o profesional, porque trabajar no se aprende sino trabajando y hay una serie de conductas y comportamientos que no solamente se adquieren no en las aulas sino en el empleo. Por ejemplo, la capacidad de trabajar en equipo, de seguir instrucciones, de respetar a los demás, de poner su punto de vista de una manera respetuosa y constructiva. En últimas, lo que se llama en docencia: habilidades blandas. No es saber despejar una ecuación o manejar un equipo de soldadura, sino habilidades indispensables para trabajar, y ese es el gran valor de las prácticas. Hay países que tienen únicamente sistemas de formación en el trabajo como mecanismos de cadena profesional como Alemania. Los jóvenes salen de la secundaria y entran directamente a empresas a formarse en ellas. No simplemente a ser trabajadores con salarios bajos, no, sino a formarse en un proceso que lleva muchos años y que es parte del éxito en Alemania de reducir el desempleo juvenil.
-¿Y el apoyo económico mensual por ley? Conocemos casos en los que ni siquiera reciben un auxilio de transporte.
Lo que son los aprendices del Sena están regulados y si hay una violación a los derechos laborales que lo denuncien, lo que se refiere a los profesionales universitarios, no hay una regulación uniforme en ese sentido.
-Muchos dicen que otro problema que se presenta en las prácticas es que estas no son tenidas en cuenta como experiencia laboral. ¿Está de acuerdo?
La experiencia laboral se considera después del grado. Es un cambio que no es fácil porque realmente la experiencia laboral  se considera mundialmente como posterior a la terminación de los estudios. Es una idea buena pero no es el tema que hay.
-¿Cuál es el papel que juegan las instituciones educativas?
Hacen un proceso muy importante que el Sena no puede hacer porque no tiene la capacidad de cubrir todas las modalidades y cumplen esa función por supuesto dentro de modelos y mecanismos de supervisión.
-¿Se les olvida a las empresas que esto es un proceso formativo y lo confunden con mano de obra barata?
Eso puede pasar, por eso lo que queremos trabajar es a nivel sectorial, haciendo más conciencia en el proceso que se tiene en este sentido de las prácticas.

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