Los corteros de caña han sido discriminados de muchas maneras a lo largo del tiempo. Son muchas las situaciones cotidianas que se viven en las plantaciones de caña que hace que estos trabajadores se sientan excluidos. Esta es una historia actual de cómo una persona, un conductor de un bus, de una de las rutas, discrimina a los corteros de caña en Florida, Valle.
Carlos* tiene 43 años. Hace 24 que es cortero y él fue quien nos contó esta realidad que está viviendo él y sus compañeros a la hora de tomar el transporte. Dice que solo han tenido este problema con este conductor y sienten la discriminación en su trato. Han buscado ayuda. El sindicato los ha escuchado y ha hablado con la empresa transportadora y con el conductor, pero desafortunadamente, las cosas siguen igual.
Carlos empezó desde los 19 años a trabajar como cortero de caña. Inicialmente lo hacía apadrinado por otra persona, pero de ahí le dieron su propia ficha y desde entonces ha trabajado siempre en lo mismo. Primero trabajaba con contratistas, él dice que nunca tuvo problemas con ellos, pero asegura que sus compañeros sí. En muchas ocasiones no les pagaban la seguridad social, por eso, los corteros de caña hicieron un gran paro en el 2005. De ahí surgió una nueva modalidad de contratación, a través de las cooperativas de trabajo asociado, pero esto tampoco fue muy beneficioso para los corteros, hicieron el paro del 2008 mucho más grande que el anterior, pidiendo contratación directa y, aunque no se logró contrato directo con los ingenios, sí pasaron a la modalidad en la que se encuentran hoy, mediante empresas S.A.S especializadas en el cosecha, pero dependientes de los Ingenios.
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“Actualmente tenemos una situación de acoso laboral con un conductor de la empresa de transporte asignado para el grupo de Miranda.” Dice Carlos. Asegura que da la impresión de que el conductor les tuviera asco. “El usó una palabra que a nosotros nos tiene un poquito indignados, la palabra es que nosotros los corteros éramos muy cochinos. Yo por lo menos me sentí ofendido”, dice Carlos. Afirma que él conductor no los conoce para que diga semejantes palabras.
Pero esa no es la única situación que tiene indispuesto a Carlos y a sus compañeros. A pesar de que en la zona donde trabajan hace calor, el conductor le puso remaches a las ventanillas de la parte trasera del bus para evitar que los trabajadores las abran. “En otra ocasión estábamos un sábado, ya habíamos salido todos, venía un compañero más o menos a una cuadra o a una cuadra y media y le dijimos al conductor, ya llegamos todos, vamos a subirnos, pero él se nos atravesó en la puerta del carro para que no nos subiéramos. Le dijimos, pero ya llegamos todos, ya nos vamos, déjenos subir, pero él cerró la puerta y se sentó adentro del carro a mirarnos, como provocándonos.” Ese es otro de los hechos discriminatorios que relata Carlos. Además, el conductor le puso cinta al puesto de atrás de él, porque asegura que no le gusta que nadie se siente ahí. Sobre eso, Carlos dice que necesitan todos los puestos, porque lo ideal es que hubiera distanciamiento social teniendo en cuenta que la pandemia aún no ha pasado.
El hecho de que no les abra la puerta cuando ya van llegando es algo que ofende a Carlos y a sus compañeros. Llegan cansados, en ocasiones con mucho calor y otras con lluvia y una forma de buscar abrigo es dentro del bus, pero el conductor los deja afuera por largo rato. También ha habido momentos en los que el conductor ha desafiado a pelear a alguno de sus compañeros por que este le hizo un reclamo sobre el lugar donde debía parar para el bajarse.
Carlos continua con su relato: Hay otras situaciones, como que nos pone a dar unas vueltas muy malucas, por ejemplo, si por esta vía salimos a Miranda y por esta otra salimos a Florida, él en lugar de irse por la que salimos más cerca a Miranda se va por la otra vía para llevarnos tarde a la casa, se va por la vía más larga.” Manifiesta que hay ocasiones en los que no los ha recogido en el lugar que es, lo que incrementa las caminatas que deben hacer después de dejar el corte y en un momento en que están cansados por la larga jornada.
“Del grupo de Miranda hay por ahí unos dos o tres compañeros que no dicen nada, pero el resto de compañeros todos estamos de acuerdo en que necesitamos que nos hagan cambio de conductor y que lo manden a él para donde la gente limpia, que se vaya a trabajar con ellos allá, pero no con nosotros que dice que somos cochinos.” Dice Carlos quien además asegura que nunca había sentido un trato como el que siente por parte de este conductor. Afirma que en sus más de 20 años como cortero ha interactuado con muchos otros y que nunca habían pasado situaciones como estas.
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La discriminación no es nueva
Los problemas con el conductor se presentan desde hace más de un año. Carlos y sus compañeros han intentado varias cosas para remediar la situación. Al menos en dos ocasiones se han realizado reuniones con el sindicato, en una de ellas el conductor dijo que iba a mirar si era posible cambiar su trato. En la otra, Carlos y sus compañeros no saben que pasó.
Pero esas no ha sido las únicas salidas buscada por los corteros. También han hablado con los monitores del ingenio quienes tampoco han podido solucionar el problema. Lo último que hicieron Carlos y sus compañeros fue enviar una carta a la empresa de transporte a la cual pertenece el conductor, pero cuando conversaron con él, dos semanas después de escribir la carta, aún no tenían respuestas.
“Nosotros no queremos que al señor lo despidan, lo que pedimos es que se haga cambio de conductor.” Dice Carlos quien también pide que se respete la ruta, es decir, que los dejen en la misma parte donde los recogen y que no los hagan caminar más tiempo para llegar a sus casas al final de las largas y extenuantes jornadas en los cañaduzales.
Carlos siente que hay discriminación laboral para con él y sus compañeros. Dice que los monitores, los cabos y los conductores se sienten superiores a ellos y que por eso el problema con el conductor es difícil de solucionar, expresa que es una situación muy desalentadora para ellos.
La solución es un poco compleja en este tema. Quien los transporta pertenece a una empresa diferente a la de los corteros, la cual es también diferente a la que contrata el transporte, es decir, la tercerización que hacen los ingenios los afecta para solucionar este tipo de problemas.
La situación es muy complicada para los corteros. Al cansancio físico de la jornada se suma el tener que tratar con la discriminación del conductor. Sienten que les da muchas vueltas para llegar a las casas y que eso lo hace con el propósito de ofenderlos ya que ellos solo quieren llegar a descansar. “Con las reuniones y las quejas que hemos hecho no ha pasado nada ni ha habido respuesta, el señor no ha cambiado nada.” Dice Carlos.
Finalmente, Carlos solo pide dos cosas: Que al final de la jornada, cuando el bus los transporta, los deje en la misma parte donde los recogieron cerca a sus casas y que cambien al conductor que ha tenido actitudes de discriminación hacia ellos.
*Nombre cambiado a petición de la fuente.
*Worker-Driven Labor Law Enforcement Centers: es un proyecto financiado por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos. Bajo el acuerdo de cooperación IL-33979-19-75-K.