Con fuertes confrontaciones entre manifestantes y la fuerza pública alemana, y un grueso saldo de heridos, arrancó en Hamburgo la Cumbre del G20, en la que participan los líderes de las 20 economías más representativas del planeta y las potencias emergentes.
Es una cumbre de la cual, con sus preocupaciones, miedos y urgencias, todo el mundo está pendiente, incluido desde luego el movimiento sindical internacional, aglutinado en el llamado Grupo Laboral 20 (L-20), que representa a los trabajadores y sindicatos ante el G-20.
4 son los temas globales en la agenda de discusión del G20 en esta Cumbre: la defensa del medio ambiente, la regulación de la globalización para buscar un comercio mundial más equitativo, la lucha más coordinada contra el terrorismo y las soluciones a los movimientos migratorios. Con la particularidad de que son temas sobre los que el presidente de Estados Unidos tiene opiniones distintas a las de la mayoría de los países de la Unión Europea o del resto del G20.
En una declaración emitida esta semana, el Grupo Laboral L-20 estableció las políticas que deberían adoptar los líderes del G-20 a fin de garantizar una acción coordinada destinada a crear empleos de calidad para el futuro, reducir las desigualdades, reducir la incertidumbre y estabilizar la economía mundial.
Lea declaración completa del L-20
En su declaración, el L-20 plantea que en mundo marcado por las amenazas a la democracia y la reducción de los derechos de las y los trabajadores, y con alto nivel de incertidumbre geopolítica, se deben establecer nuevas reglas para la economía mundial, que aporten crecimiento económico, empleos seguros y salarios decentes.
Cita la Encuesta Mundial de la Confederación Sindical Internacional (CSI) de 2017, que cubre a más de la mitad de los países del G20, la cual reveló que el 74% de los encuestados se muestra preocupado por el aumento de la desigualdad entre el 1% más rico y el resto de la población; al 73% le preocupa la posibilidad de perder su empleo; y el 83% considera que el salario mínimo no resulta suficiente para llevar una vida digna.
“La globalización está en entredicho porque la mano de obra mundial está en apuros y la gente no confía en unos Gobiernos que les ofrecen más de lo mismo. La gente quiere reglas globales para las cadenas de suministro, donde se exijan responsabilidades a las corporaciones multinacionales; quiere un salario mínimo que permita vivir dignamente, quiere que se invierta en empleos para ellos y para sus hijos; y quiere que sus Gobiernos tomen medidas respecto al clima”, declaró Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.
Esta declaración del L-20 se suma a la que en el pasado mes de junio hicieron los ministros de trabajo y empleo de los países del G-20, en la que establecieron una hoja de ruta y acordaron unas políticas que, de adoptarse, aportarían trabajo decente a los jóvenes, las mujeres y los migrantes.
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Reclamo de compromisos
El L-20 reclaman a los líderes del G-20 los siguientes compromisos:
– Estímulo fiscal para salir de la trampa de bajo crecimiento y emprender una transición justa hacia una economía baja en carbono y digitalizada.
– Situar el empleo y salarios de calidad en el centro de las acciones del G20, para hacer frente a las crecientes desigualdades.
– Salvar la brecha de género respecto a salarios y empleo, y apoyar el empleo juvenil y el desarrollo de competencias.
– Establecer normas para una conducta empresarial responsable, imponiendo la debida diligencia respecto a los derechos humanos en las cadenas mundiales de suministro.
– Incrementar la transparencia fiscal, y garantizar una distribución justa de los beneficios derivados del cambio tecnológico.
– Dar una respuesta conjunta a los grandes movimientos de refugiados y la integración de migrantes.
– Hacer realidad los compromisos sobre el cambio climático.
– Alinear las políticas del G20 con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
– Integrar el diálogo social y garantizar la coherencia de las políticas dentro del G20.