El rostro oculto de la reestructuración: trabajadores denuncian despidos masivos, deterioro en el clima laboral y falta de diálogo
Desde febrero de 2024, cuando Jaime Gillinski tomó el control del Grupo Nutresa tras vencer al GEA en una intensa disputa empresarial, el panorama laboral para miles de trabajadores cambió drásticamente. Hoy, más de 1.200 despidos y varios cierres de empresas después, los empleados y sus organizaciones sindicales denuncian una transformación que ha golpeado con fuerza la estabilidad emocional, física y económica de la clase trabajadora.
En entrevista con la Agencia de Información Laboral de la ENS, Fredi Ibarra Calderón, vicepresidente de Sintranutresa y trabajador de Comercial Nutresa en Bogotá, relató: “Con el GEA existía una relación donde la comunicación era herramienta clave para resolver conflictos. Ahora, la filosofía es clara: rentabilidad a toda costa. Se acabó el diálogo, aumentaron las cargas laborales y hay una presión constante sobre los trabajadores enfermos”.
La transición hacia la nueva administración ha estado marcada por un enfoque de corto plazo que, según denuncian los entrevistados, sacrifica derechos adquiridos y sustituye el cuidado del trabajador por decisiones frías de reestructuración y recorte de costos.
Por su parte, Félix Ortiz, auxiliar de operaciones logísticas y dirigente de SINTRAIMAGRA, subdirectiva Bogotá, explicó: “Estamos siendo coaccionados. Nos han impuesto horarios, cargas y presiones psicológicas. Muchos compañeros han firmado acuerdos de retiro bajo presión, y los que seguimos, vivimos con el temor constante de ser los próximos en la lista”.
Entre los casos más graves destacan el cierre de la planta en Caloto (Cauca) con más de 350 despidos, el desmonte de Tropical Coffee en Santa Marta, el desmantelamiento de proyectos como “Houston” en Bogotá, y la reciente sustitución patronal en Mil de Colombia, empresa emblemática del portafolio de alimentos.
Además, los sindicatos denuncian un aumento en las prácticas de tercerización, congelación de nuevas contrataciones y persecución a quienes se atreven a alzar la voz. “Hay trabajadores con enfermedades laborales, reubicados, que ahora están sin funciones claras y expuestos al acoso”, aseguró Ibarra Calderón.
El resultado es un clima laboral tenso, con altos niveles de ansiedad y temor generalizado. Ortiz lo resume así: “Hoy muchos esperan cada día que los llamen a firmar su salida. El ambiente laboral está por el piso. el estrés y la incertidumbre son pan de cada día”.
Desde la Agencia Laboral de la ENS se espera que las autoridades laborales, tanto el Ministerio del Trabajo y la sociedad civil vigilen este proceso de reestructuración y protejan los derechos fundamentales de los trabajadores, su salud mental y su dignidad humana.
Entrevista completa en el siguiente Link: Más de 1200 despidos después: ¿qué cambió con Gillinski en Nutresa?