Doce notas publicó la AIL en este mes de septiembre, y de ellas reseñamos las 4 principales:
- Se realizó el VI Congreso de la CUT, que en su declaración política define como punto destacado el apoyo al proceso de paz entre Gobierno y FARC.
- 3 años del TLC con Canadá: Protección del medio ambiente y cumplimiento de derechos sindicales y laborales dejan mucho que desear.
- Cadena radial Caracol, del grupo español Prisa, se niega a reconocer su nuevo sindicato.
- “Llegué más dignificada y más comprometida con la paz”, dice Yéssika Hoyos, víctima de la violencia antisindical que estuvo en la mesa de negociación del gobierno con las FARC.
Publicado 29 septiembre.
El VI Congreso de la CUT define apoyo al proceso de paz entre Gobierno y FARC
Terminado el VI Congreso de la CUT, esta central emitió una declaración política en la que se destaca su respaldo a la solución negociada al conflicto armado entre el Gobierno y las Farc en Cuba, que calificó como “muy importante para los trabajadores y el pueblo”, con el convencimiento de que bajo la nueva situación éstos podrán adelantar con más fuerza las movilizaciones y la resistencia civil, a fin de mejorar sus condiciones laborales.
La CUT también anunció que refrendará los acuerdos de La Habana, y se suma “al clamor para que se concrete cuanto antes un cese al fuego”, al tiempo que manifiesta su esperanza de un proceso de paz similar se extienda al ELN y EPL.
Del presidente Santos, la declaración afirma que “representa la profundización de la política económica que acuñó en su anterior mandato, con los cuales completa 25 años de estar acompañando e implementando el neoliberalismo”, y agrega que más Tratados de Libre Comercio, como el de la Alianza Pacífico y con Corea, “rematará la ya precaria existencia de la producción nacional, tanto industrial como agropecuaria”, ya que tanto éstos como los más de 14 TLC firmados, “llevan implícita la garantía a las multinacionales de empleo barato y precario para el incremento de sus ganancias”.
De otro lado, la declaración ratifica el respaldo a los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), que procuran socavar el dominio y control económico y militar norteamericano, así como a los gobiernos progresistas de A.L que se han distanciado de Estados Unidos. “Rechazamos las agresiones e intromisiones de toda índole que se hacen con Venezuela, Cuba, Bolivia, Argentina y demás países, desde los intentos de desestabilización política y económica”.
Y en lo que respecta al tema laboral, la CUT ratificó la misma agenda que presentó en el primer mandato del gobierno Santos, cuyos puntos relevantes son:
- Libertades sindicales (derecho de asociación, negociación y huelga) y cese de la violencia contra los líderes y las organizaciones sindicales.
- Restablecimiento pleno de derechos y condiciones de trabajo digno.
- Reparación colectiva al movimiento sindical y construcción de la Mesa de Alto Nivel para la reparación.
- Pronta y oportuna atención a los conflictos laborales y sindicales.
- Una política progresiva para el salario mínimo y los trabajadores del Estado.
- Inspección laboral oportuna y eficaz.
- Elaboración e impulso de una propuesta de Estatuto del Trabajo.
- Reivindicar y rescatar el derecho de negociación y huelga, que hoy empresarios y gobierno pretenden liquidar en la OIT.
Para la consolidación de esta agenda laboral la CUT promoverá, junto con el Comando Nacional Unitario y todas las organizaciones sociales y políticas, una amplia movilización, “que nos permita incidir frente al gobierno y los empresarios en nuestras demandas y exigencias”.
Publicado el 8 de septiembre.
3 años del TLC con Canadá: Protección del medio ambiente y cumplimiento de derechos sindicales y laborales dejan mucho que desear
Tras 3 años de vigencia del TLC entre Colombia y Canadá, la ENS hizo un estudio sobre el cumplimiento de las responsabilidades contraídos por ambos gobiernos en los acuerdos paralelos de protección a los derechos humanos y laborales.
El estudio aborda el tipo de inversión y el comportamiento de las empresas de Canadá en Colombia, para ver si el TLC ha ayudado a mejorar las garantías laborales y socio-culturales en dichas empresas. Analiza igualmente el desempeño de las compañías canadienses más exitosas, en especial en el sector minero-energético, tanto en sus ingresos y utilidades como en su comportamiento laboral, protección de derechos humanos y del medio ambiente.
35 de las 52 empresas canadienses en Colombia se ubican en el sector de la exploración, extracción y distribución de minerales e hidrocarburos, más que las empresas procedentes de otros países; un sector que apenas participa con el 1,1% del empleo total del país, y tiene además una pésima distribución de los excedentes entre los trabajadores mientras ofrece jugosos ingresos para sus dueños y accionistas.
9 de los 10 primeros puestos de empresas canadienses en Colombia los ocupan compañías relacionadas con hidrocarburos, siendo Pacific Rubiales la primera. Esta es una empresa que ha expandido su producción y bloques de exploración, al tiempo que ha adquirido otras empresas petroleras canadienses. Es hoy, después de Ecopetrol, la segunda petrolera del país. Sólo una de la lista: la Gran Colombia Gold, se dedica a la exploración y extracción de oro y plata.
La vulnerabilidad de los derechos laborales y sindicales en Colombia y su recurrente violación, fueron las principales razones de la oposición a los TLC, tanto con Canadá como con Estados Unidos y la Unión Europea. En respuesta a estos cuestionamientos, los gobiernos de Colombia y Canadá acordaron crear herramientas que, supuestamente, ayuden a que las empresas canadienses garanticen los derechos humanos y laborales. Asimismo, reafirma las obligaciones de cumplir los convenios de OIT.
El acuerdo subraya la protección de 6 derechos específicos: libertad de asociación y derecho a la negociación colectiva, que incluye derecho de huelga; eliminación de todas las formas del trabajo forzoso; abolición del trabajo infantil; eliminación de todas las formas de discriminación laboral; condiciones aceptables de trabajo con respecto al salario mínimo, jornada laboral, salud y seguridad ocupacional; otorgar a los trabajadores migrantes la misma protección laboral legal que a los nacionales de cada país.
Estos mecanismos y herramientas pueden sonar convincentes, pero, como la historia enseña, los discursos divergen de la práctica. El reporte del gobierno canadiense dice que tras la implementación del TLC las exportaciones hacía Colombia en sectores liberalizados crecieron más que las exportaciones de Colombia hacía Canadá. Y aunque reconoce que hubo dos sumisiones sobre asesinatos de sindicalistas y represión de activistas laborales y sindicalistas, “de ninguna de esas sumisiones ofrece un análisis de los cambios en las situación de derechos humanos, ni tampoco pudieron demostrar un vínculo entre el goce y respecto por los derechos humanos y las reducciones arancelarias de Canadá asociadas con la implementación del TLC”.
La presencia sindical y la negociación colectiva en las empresas canadienses en Colombia dejan bastante que desear. En las 52 empresas solo hay 3 sindicatos (el 5,8%); y más preocupante aún: sólo uno de ellos, Sintramanisol, de la empresa Bata Footwear, logró negociar y firmar convención colectiva.
Sintraminenergética ha logrado incidir en la explotación de oro en Marmato y Segovia, donde opera Gran Colombia Gold, pero sin lograr la firma de una convención colectiva. En el caso de Colpatria (en socio con ScotiaBank) hay un claro acento antisindical, con la utilización de un pacto colectivo como mecanismo para asegurar que no nazca ni crezca la organización sindical.
En conclusión, por fuera de la publicidad que contrata en los grandes medios, empresas como Pacific Rubiales, patrocinadora de la selección nacional de fútbol, siguen existiendo prácticas explícitas e implícitas antisindicales que van en contra de los derechos laborales.
Publicado 19 de septiembre.
Cadena radial Caracol niega reconocimiento a su nuevo sindicato
Inconformes por malos salarios, el no pago de horas extras, el mal trato y acoso laboral, entre otros motivos, un grupo significativo de trabajadores del sistema radial Caracol (del grupo español Prisa) se organizó en sindicato como una forma de defender derechos laborales que consideran vulnerados por la empresa.
Sinprisa es el nombre de este nuevo sindicato que representa trabajadores de las empresas de los grupos Prisa y SER en Colombia. Según Alfredo Equidio, vicepresidente de Sinprisa, las condiciones laborales en Caracol se deterioraron mucho desde cuando los españoles la compraron. “Despidieron gente, y el acoso laboral se incrementó. Por eso creamos el sindicato”, agregó.
En Caracol existe un sindicato desde hace 30 años: Sintracaracol, que con apenas 45 afiliados no tiene “garra” para defender los intereses de los trabajadores. Sinprisa en cambio, en los 3 meses que lleva creado, ya tiene 165 afiliados, de los 700 empleados directos de Caracol.
El pliego de peticiones que Sinprisa presentó la empresa se negó negociarlo, con el argumento de que ya existe una convención colectiva con Sintracaracol, cuando la Corte Constitucional ratificó que no hay disposición legal que prohíba suscribir más de una convención colectiva. En su pliego los trabajadores exigen nivelación salarial, mejoras en las condiciones laborales, incluyendo los de nómina tercerizada, para quienes pide contratación directa. Pero ante la negativa de la empresa a negociarlo, el conflicto derivó en Tribunal de Arbitramento.
Equidio denunció igualmente el incremento del acoso laboral. Los jefes y mandos medios utilizan “términos absolutamente inaceptables contra los trabajadores, con comentarios tendenciosos y malintencionados, maltrato y acoso laboral”, dijo.
Por todos estos hechos el sindicato ya formuló la respectiva querella ante el Ministerio de Trabajo y denuncia ante la Fiscalía General de la Nación, toda vez que en el Código Penal la obstrucción o violación del derecho de asociación sindical está tipificado como delito.
El propósito ahora, dice Equidio, es aumentar la membresía sindical y elevar la capacidad y fuerza para las luchas que se ven venir en el inmediato futuro, que incluyen incluso la posibilidad de huelga en la autoproclamada “Primera Cadena Radial de Colombia”.
Publicado 12 de septiembre.
“Llegué más dignificada y más comprometida con la paz”
Dice Yéssika Hoyos, víctima de la violencia antisindical, quien estuvo en la mesa de negociación del gobierno con las FARC
Yéssica Hoyos Morales tenía 16 años cuando su padre, Jorge Darío Hoyos, destacado dirigente sindical, fue asesinado por sicarios de las Autodefensas del Casanare, quienes actuaron en concierto con miembros de fuerzas del Estado.
Desde el momento del crimen, el 3 de marzo de 2001, funcionarios de la Policía Nacional y de la Fiscalía, para distorsionar la verdad y tergiversar la investigación, se enfocaron en la hipótesis de que se trató de un crimen pasional. Motivo por el cual Yessika inició una larga batalla para esclarecer los hechos, limpiar el nombre de su padre, y evitar que el crimen quedara en la impunidad.
Fue la razón que la llevó a estudiar derecho y a vincularse al Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, que asumió el caso de su padre. Y además lideró y fundó el Movimiento Hijos e Hijos por la Memoria y Contra la Impunidad. Su empeño y tenacidad hizo que el curso de la investigación se enderezara en la Fiscalía, lo que posibilitó la detención y posterior condena de los autores materiales del crimen: dos paramilitares y dos agentes de policía. Y próximamente se iniciará juicio contra un suboficial del ejército involucrado en el complot.
Por todo eso Yessika fue escogida y agregada al grupo de 12 víctimas que viajó a La Habana para participar en la mesa de diálogo del Gobierno con las FARC. “Allá pedí que las partes no se levanten de la mesa sin llegar a unos acuerdos, que creo que es lo fundamental”, dijo a esta agencia a su regreso de La Habana.
Sobre el asesinato sistemático de sindicalistas en Colombia dijo que es necesario conocer la verdad y que haya justicia, porque hasta ahora nada se sabe de los beneficiarios y determinadores de los crímenes. “Es un paso fundamental para la construcción de la paz”, agregó. Asimismo pidió reparación colectiva del movimiento sindical, que incluya el conocimiento de la verdad y garantías de no repetición. Y que cese la persecución contra sindicalistas. “No es posible negociar un plan de reparación colectiva mientras se sigue amenazando, estigmatizando y asesinando a los sindicalistas. Eso genera entre los trabajadores miedo de hacer parte de un sindicato”.
Se apartó de quienes sostienen que víctimas del paramilitarismo no deben estar en La Habana. “La negociación es entre las FARC y el Estado, por tanto también tienen que estar las víctimas de los crímenes de Estado. Éste tiene que reconocer su responsabilidad y tener compromisos serios para que en Colombia no haya más crímenes de Estado. El asesinato de mi papá fue ejecutado por agentes del Estado aliados con grupos paramilitares”.
Finalmente destacó la manera respetuosa como la trataron ambas partes. “Nos dignificaron a las víctimas, que es un reclamo que por años hemos hecho las víctimas de crímenes de Estado. Que nos hayan dado voz y nos hayan escuchado, es dignificante. Entonces Yessika Hoyos llegó más dignificada y más comprometida con la paz”, concluyó.