La reforma tributaria aumentará la desigualdad y el desempleo

(Imagen de referencia, tomada de Eltiempo.com)

La rebaja de impuestos que propone el Gobierno en su reforma tributaria no ayudará a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Por Carlos Julio Díaz Lotero. Analista ENS

Según el Gobierno Nacional, la propuesta de reforma tributaria presentada al Congreso, además de corregir las inequidades, busca reactivar la economía y el empleo.

Sobre el propósito de corregir las inequidades, hay que decir que esta reforma es una continuidad de las reformas tributarias de estirpe neoliberal que se han impuesto en los últimos 30 años, bajo tres lineamientos: aumentar impuestos indirectos, disminuir el impuesto de renta a las empresas, y aumentar el impuesto de renta a las personas naturales.

Para la teoría económica un impuesto regresivo es aquel en el que se recauda un porcentaje menor en la medida en que el ingreso aumenta, como es el caso del IVA. Un impuesto progresivo es todo lo contrario, y el ejemplo es el impuesto de renta.

A pesar de que cada dos años en promedio se realiza una reforma tributaria supuestamente con el mismo propósito: corregir las inequidades y reactivar la economía y el empleo, Colombia se mantiene como el segundo país más desigual de América Latina y el séptimo en el mundo.

Decir que es una política tributaria progresiva gravar con IVA los alimentos en un país donde 13,8 millones de personas viven bajo condiciones de pobreza por ingresos insuficientes y 3,9 millones padecen hambre por no contar con los recursos necesarios para cubrir una canasta básica de alimentos, es un insulto a la inteligencia del pueblo colombiano por parte de una tecnocracia neoliberal que borbotea arrogancia por todos sus poros.

Además, según el DANE, mientras que para las personas de ingresos altos los alimentos pesan el 18% de su canasta básica, para los ingresos bajos estos representan el 34%. Haciendo un sencillo cálculo del impuesto relativo que paga una persona de ingreso bajo con una de ingreso alto se muestra que la primera paga prácticamente el doble:

Ingreso mensual Valor canasta de alimentos IVA Impuesto en relación con el ingreso
 $        781.242  $       265.622  $         47.812 6,1%
 $     6´000.000  $    1´080.000  $       194.400 3,2%

 

Según la consultora de consumo Raddar, el 79% de los colombianos pertenece a los estratos uno (15,9%), dos (28,9%) y tres (34,4%). Es decir, la mayoría de la población colombiana es de ingreso medio bajo, pobre y pobre extremo, lo que significa que el mayor peso del recaudo del IVA lo van a soportar las capas medias y bajas de la población, no los ricos, que son una minoría extrema, aun en el caso, poco creíble, de la supuesta devolución del IVA a los más pobres.

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Precariedad laboral y empresarial explican el bajo recaudo tributario

Según el presidente Duque, otro propósito de la reforma es resolver las inequidades tributarias que la Comisión de Expertos analizó en el 2015 cuando señaló que “muy pocas personas naturales (dueñas de grandes fortunas) contribuyen al impuesto, y la carga tributaria se concentra en un número reducido de personas naturales y jurídicas (empresas)”.

Del millón de empresas jurídicas que existen en Colombia solo el 1% son grandes empresas, mientras que cerca del 90% son microempresas y el resto pequeñas y medianas. Solo 3.552 (el 0,35%) empresas jurídicas pagan el 70% del impuesto de renta. Según la DIAN, la renta de los 2’902.256 colombianos que presentaron declaración este año fue de $9,3 billones. De ese monto el 19%, es decir, $1,77 billones, son las rentas reportadas por 28.093 personas, que son las de mayores ingresos. Menos del 1% más rico de la población que declara concentra el 20% del ingreso y solo 899.699 personas naturales, de los casi 3 millones que declararon, pagaron impuesto de renta, es decir casi el 31%.

La razón que explica por qué la tributación se concentra en pocas empresas y pocas personas naturales es la alta concentración de la riqueza y los ingresos en pocas empresas y pocas personas. Para que la tributación crezca se necesita que el grueso de las microempresas transite a pequeñas, y estas a medianas. Si esto se logra, crecería de igual manera la clase media, que hoy representa el 11% de la población (estrato 4), pues el 79% es clase media baja y pobre.

Cargar con impuestos indirectos y directos al 79% de la población que se encuentra en estratos 1, 2 y 3 reducirá sus ingresos y aumentará la desigualdad. El efecto global en la economía será una contracción de la capacidad de compra de la población, lo que a su vez implicará menor producción de bienes y servicios por parte de las empresas, y por tanto menos empleo.

Reducir la carga impositiva a las grandes empresas aumentará sus ganancias, las cuales no las van a reinvertir para ampliar la producción, pues la demanda se va a contraer. Las van a acumular, concentrando más la riqueza y aumentando de colofón la desigualdad.

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Romper estructuras coloniales como camino al desarrollo

Este círculo vicioso se debe romper con una alteración drástica de la estructura de la economía colombiana. Seguir creyendo que los recursos naturales, tanto biológicos como naturales, son riqueza en sí mismos es una ilusión. De ahí la necesidad de superar nuestra dependencia de la minería y el petróleo, industrializando la economía con la tecnología más avanzada posible en todos los renglones. Un desarrollo empresarial con este enfoque complejizará la economía, aumentando de manera extraordinaria la división del trabajo y los requerimientos de una fuerza de trabajo altamente calificada.

El desarrollo industrial de la nación demanda los siguientes requisitos:

1. Desarrollo de la infraestructura económica (ferrocarriles, puentes, túneles, carreteras, distritos de riego, puertos) y social (seguridad social, hospitales, colegios, universidades).
2. Calificar la fuerza de trabajo y mejorar su nivel educativo, aumentado el número de científicos, ingenieros y técnicos.
3. Que por lo menos el 40% de la fuerza de trabajo se dedique al sector productivo (manufacturas, transporte, construcción, energía, minería, agricultura).
4. El empleo de la fuerza de trabajo productiva debe concentrarse en la producción de bienes de capital, y dentro de ésta la de máquinas y herramientas.
5. Por lo menos el 5% de la fuerza de trabajo debe estar conformada por científicos, técnicos e ingenieros.

El desarrollo empresarial señalado necesita de una marco de políticas públicas en asuntos monetarios y crediticios, cambiario, arancelario y fiscal. Debemos recuperar el crédito de fomento para el sector real de la economía que más impacta en el empleo. Colombia debe defender su economía con un estricto control de cambios, aranceles proteccionistas y medidas similares. El país debe tener una política tributaria que complemente los propósitos de fomentar el sector productivo con las siguientes medidas:

1. Impuestos bajos a quienes destinen sus ahorros y utilidades a la inversión productiva en empresas industriales, agrícolas o de construcción.
2. Altos impuestos a quienes prefieran la inversión especulativa, de nulo valor para la producción nacional.
3. El sistema tributario debe tener mayores recaudos mediante los impuestos directos y con tasas diferenciales, de tal manera que éstas sean mayores de acuerdo con el crecimiento de las utilidades y los ingresos.
4. Estímulos fiscales a la renovación de maquinaria y la incorporación de tecnología nueva y más productiva al proceso de producción, así como a la investigación científica y técnica, que contribuya al progreso de la ciencia básica y de la tecnología industrial.

La rebaja de impuestos que propone el Gobierno no ayudará a las micro, pequeñas y medianas empresas. Éstas no podrán desarrollarse hacia formas más sofisticadas de producción mientras tengamos un sector financiero parasitario que saquea al sector productivo con altas tasas de interés; con unas tarifas de energía 8 veces el promedio de los países de la OCDE, que restan competitividad a la empresa nacional; con la inestabilidad cambiaria que genera incertidumbre en el clima de los negocios, y una demanda agregada debilitada por la precariedad laboral, los bajos ingresos y los impuestos indirectos como el IVA, que no estimulan la inversión ni el empleo.

Por las razones anteriores la propuesta de reforma tributaria de la llamada Ley de Financiamiento aumentará la desigualdad y el desempleo.


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