—Reseña de un libro y un documental recientemente publicados por la ENS—
(Casos: Sintracarbón, Sinalcorteros, Sintracolombina, Unión Carrefour, Sintravidricol)
Son múltiples y variadas las acciones que en Colombia y el mundo se han ideado las empresas para enganchar trabajadores sin vínculos laborales ni condiciones plenas de Trabajo Decente, es decir, tercerizados, modalidad ésta que, como un cáncer, se ha extendido a todos los sectores productivos, incluso al mismo Estado. Tanto así que apenas el 32% de los y las trabajadoras colombianas gozan hoy de T.D.
Pero asimismo, son múltiples y variadas las estrategias y acciones de los sindicatos para contrarrestar esa situación y acercar los tercerizados a las organizaciones sindicales. Dos de ellas son, desde luego, la protesta y la movilización, que en el año 2011 registró 228 acciones en el país, 27% más que en 2010; como también han surgido otras acciones y estrategias de lucha contra la tercerización impulsadas por los mismos sindicatos (novedosas y creativas en algunos casos), que han aprovechado el espacio político abierto por la firma del Acuerdo Obama-Santos, las normas dictadas por el Gobierno y el Congreso para fomentar la formalización laboral (Ley 1429 y Decreto 2025, entre otras), algunas sanciones significativas a empresas que hacen intermediación ilegal, y el creciente apoyo económico y político de las federaciones sindicales internacionales que hacen presencia en el país.
Cinco de esas novedosas y exitosas experiencias fueron presentadas en dos recientes publicaciones de la Escuela Nacional Sindical. Una es el libro “Trabajo Decente, 5 experiencias sindicales colombianas”, elaborado con el apoyo del Programa País de la Federación de Sindicatos Holandeses (FNV), en el que se describen las experiencias de Sintracarbón, Sinalcorteros, Sintracolombina, Unión Carrefour, y Sintravidricol, casos que se consideran los más emblemáticos e innovadores del movimiento sindical colombiano en su lucha contra la tercerización, todos con resultados más o menos similares pero con estrategias y métodos distintos.
El texto completo de este libro se consulta en el enlace:
https://www.ens.org.co/apc-aa-files/4e7bc24bf4203c2a12902f078ba45224/5_experiencias.pdf
La otra publicación, realizada con el apoyo de la central sindical alemana DGB, es el documental “Trabajo Decente, nuevas experiencias colombianas”, que recoge los testimonios de vida y la experiencia personal de trabajadores y trabajadoras de estos mismos sindicatos, ayer tercerizados y hoy con condiciones de trabajo decente.
Consultar el video en el enlace:
https://www.ens.org.co/archivos/SD-WDII4-Historias.flv
El caso Sintracarbón
Este es el sindicato más antiguo y representativo de la industria del carbón, con epicentro en El Cerrejón. La estrategia que antes empleaba era la creación de sindicatos en cada una de las empresas tercerizadoras, pero de dos años para acá, con el apoyo de la Federación Internacional ICEM (hoy IndustriALL), cambió de estrategia y pasó a afiliar los tercerizados directamente a Sintracarbón, hecho que lo facilita la cláusula 140 de su Convención Colectiva, que protege los derechos de los trabajadores de las empresas contratistas de El Cerrejón, incluidos los de asociación sindical y seguridad social.
Y los resultados saltan a la vista: Sintracarbón ha podido negociar a la fecha 5 convenciones colectivas (2 en litigio) en las empresas tercerizadas, con el consiguiente crecimiento de su membrecía. Gracias a esa estrategia tiene ya 2.247 nuevos afiliados, para un total de 5.800.
El caso Sincalcorteros
Como se recuerda, en los años 2005 y 2008 los corteros de la caña en los ingenios del Valle del Cauca adelantaron sendos movimientos de protesta (el segundo de ellos duró casi dos meses) para exigir la eliminación de la intermediación laboral que hacían las cooperativas de trabajo asociado (CTA).
Desde entonces Sinalcorteros, que fue el sindicato que surgió de esas protestas, empezó a aglutinar a los corteros de los distintos ingenios, aun en contra de la misma legislación, que prohíbe a los asociados de CTA formar sindicatos. Con logros importantes en su organización: del 2008 a 2011 logró agremiar cerca de 3.000 corteros, y mejoras ostensiblemente sus condiciones laborales, que eran muy precarias.
Tras la ley y decreto que eliminó la intermediación laboral por CTA, los ingenios vallecaucanos formalizaron la vinculación de trabajadores, y eso marcó un nuevo derrotero para el sindicato, que con una membrecía que ya se acerca a los 5 mil afiliados, logró su reconocimiento como organización sindical y firmar convenciones colectivas en los ingenios donde tiene sus asociados.
Además este año dio un paso audaz y de avanzada: con el apoyo de la federación Internacional del sector alimenticio y afines (UITA) y de la CUT, se disolvió como tal y se integró a Sintrainagro, el mayor sindicato del sector agroindustrial colombiano, que si antes hacía presencia en el sector del banano y la palma africana, ahora también la hace en la agroindustria de la caña, lo que aumentó su membrecía a 25 mil afiliados.
El caso Unión Carrefour
En Carrefour la experiencia fue totalmente distinta: fue un sindicato que nació de la nada, si cabe el término. En esta empresa francesa, que está en Colombia desde hace 15 años, no había tercerización, porque incluso los empacadores que estaban por CTA desde el año pasado fueron vinculados a la planta de personal. Lo que no podía haber era sindicatos, la empresa no los permitía, siendo así el único país del mundo donde Carrefour no tenía sindicato.
Tal situación prevaleció hasta finales del año pasado, cuando la empresa decidió acogerse al acuerdo que desde el 2001 la multinacional francesa tiene a nivel mundial con UNI, federación Internacional del sector comercio y servicios, y dar vía libre a la creación del sindicato en Carrefour Colombia. En efecto, se creó en noviembre del 2011, y en su organización y conformación fue clave el respaldo político y económico de la UNI y el apoyo técnico y logístico de la Escuela Nacional Sindical.
Hoy, casi un año después de fundado, este sindicato tiene cerca de 4 mil afiliados en los 74 hipermercados, 16 tiendas y 4 Carrefour express. Hay locales, como la tienda de Palmira, donde está afiliado el 97% de los trabajadores.
La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de Carrefour, como se llama el sindicato, es hoy un modelo de nuevo sindicalismo, tanto en su organización y democracia interna como en sus ejecutorias y configuración: son sindicalistas que en promedio tienen entre 25 y 30 años, quienes nunca antes habían tenido una experiencia de organización. Este 26 de octubre se aprestan a realizar elecciones de delegados de las 12 subdirectivas y 50 delegados de tienda que faltan, para completar 30 subdirectivas en todo el país.
Su desafío ahora es fortalecerse de frente a la nueva realidad de la empresa, que fue recientemente adquirida por el grupo chileno Ceconsud, el tercer conglomerado más importante de Latinoamérica en el sector de distribución, que pagó 2.600 millones de dólares por ella. El nombre de Carrefour podría cambiar por el de Jumbo.
El caso Sintracolombina
A diferencia de los casos anteriores, el proceso en Sintracolombina, sindicato de industria del Grupo Colombina, no tuvo apoyo de una federación internacional. Fue producto de una decisión de autorreforma sindical que derivó en la transformación de sindicato de empresa en uno de industria, para así poder vincular a los trabajadores de todo el Grupo Colombina en los departamentos del Valle y Cauca.
También fue una medida de sobrevivencia, pues de continuar como sindicato de empresa corría el riesgo de marchitarse a mediano y largo plazo, pues muchos de los 400 afiliados que tenía en el momento de tomar la decisión estaban en vías de jubilación.
Y esa decisión implicó un diálogo social muy fructífero con la empresa, con la que logró un acuerdo sui generis, por el cual el sindicato posibilitó una segunda convención colectiva para los trabajadores nuevos, en la que cede algunas de las conquistas de la convención antigua. Además logró introducir una cláusula que obliga a la empresa a vincular cada año directamente a determinado número de trabajadores tercerizados. Así fue como logró invertir la proporción de éstos: antes eran el 70% y ahora son sólo el 30%, el resto son vinculados, en su gran mayoría sindicalizados. Hoy en La Paila (la planta matriz) el 100% pertenece al sindicato.
Hoy en total Sintracolombina cuenta con 2.400 afiliados, o sea que multiplicó seis veces su membrecía, algo verdaderamente digno de aplaudir.
El caso Sintravidricol
El proceso en la empresa Moldes Medellín, del grupo Ross Internacional, en la cual hace presencia el sindicato Sintravidricol, empezó con la huelga que durante un mes adelantaron los trabajadores en el año 2007.
Esta huelga se dio como reacción del sindicato a la estrategia de la empresa, consistente en retirar trabajadores de la empresa matriz y ubicarlos en 4 empresas subsidiarias donde no había sindicato, completando la planta con personal tercerizado, lo que se interpretó como una jugada para acabar, por sustracción de materia, con el sindicato de la empresa matriz. Éste entonces implemento la estrategia de vincular los tercerizados, pero de manera secreta, de modo que el pliego de peticiones que presentó a discusión en el 2007 cobijaba también a los trabajadores de las 4 subsidiarias. La empresa se negó a negociar ese pliego, y eso precipitó la huelga.
En aquella huelga el sindicato contó con el respaldo internacional de la Federación ICEM (hoy IndustriALL) y la AFL-CIO de Estados Unidos, lo mismo que de sindicatos del mismo sector en otros países. La presión internacional y nacional provocó la intervención del entonces Ministerio de la Protección Social y la solución del conflicto. A la empresa le tocó ceder en lo de la negociación del pliego conjunto para la matriz y las filiales, con benefició para 150 trabajadores. Y lograron también que los tercerizados fueran reconocidos como pertenecientes al sindicato de industria Sintravidricol. Sin embargo, la vinculación directa de ellos sólo se lograría cuatro años después, en la negociación de la convención colectiva del 2011.
Es de anotar que en esta solución fue clave la presión internacional, no solo de los sindicatos sino de los propios clientes de la empresa en el exterior, que exigieron que ésta tuviera mejores relaciones con sus trabajadores y pusiera fin a sus reiterados conflictos internos. La empresa entonces accedió a firmar una cláusula en la que se comprometió a no tercerizar a ningún trabajador. En este momento no tiene ningún trabajador tercerizado.