Tres décadas de resistencia y lucha por la paz, la democracia y los derechos laborales

Con un evento político cultural que se cumplirá en el auditorio de la caja Compensar, en Bogotá, la Central Unitaria de Trabajadores celebrará este 23 de noviembre sus primeros 30 años de permanencia en el panorama sindical colombiano.

Puede leer:  Hablan Luis Eduardo Garzón, Carlos Rodríguez,  Tarsicio Mora y Fabio Arias

30 años en los que la CUT, con su composición heterogénea, en la que cabe toda la variopinta gama de la izquierda colombiana, ha sido un gran articulador de la lucha sindical en el país. 30 años defendiendo a los trabajadores en su siempre dura confrontación con los intereses del capital.

30 años confrontando el modelo económico neoliberal y sus lastres: las privatizaciones de servicios estatales y empresas públicas, la alta precarización laboral); tres décadas denunciando las políticas antisindicales de empresarios y gobiernos con su consiguiente efecto en la negación del derecho de asociación. Todo lo cual ha redundado en una dramática merma de la sindicalización y la negociación colectiva. Hace 30 años, cuando nació la CUT, la tasa de afiliación sindical era cercana al 10%, hoy escasamente es el 4%, y la CUT pasó de tener más de un millón de afiliados a tener 550 mil. Además 30 años sobreviviendo a las balas, literalmente hablando, pues desde 1986 ha padecido el asesinato de más de 3 mil sindicalistas.

Todos estos asuntos seguramente se abordarán y enfatizarán en el marco de la gala de celebración de los 30 años de la CUT, evento al que se espera la asistencia de unas 500 personas, entre ellas los dirigentes sindicales que han integrado los diferentes comités ejecutivos nacionales.

«Será una ocasión para reunirnos y revisar qué hemos hecho en estos 30 años y qué pensamos hacer en adelante”, precisó Fabio Arias, secretario general de la central.

Y seguramente también se recordará aquel 16 de noviembre de 1986, día en que un amplio sector del sindicalismo independiente y sectores provenientes de las centrales CSTC, UTC y CTC, convergieron para conformar una única central

Y seguramente también se recordará aquel 16 de noviembre de 1986, día en que un amplio sector del sindicalismo independiente y sectores provenientes de las centrales CSTC, UTC y CTC, convergieron para conformar una única central sindical que liderara la lucha de las y los trabajadores; toda una proeza, teniendo en cuenta que en aquella época el movimiento sindical estaba muy dividido. Finalmente, la nueva central aglutinó al 60% del sindicalismo nacional, lo cual no era un hecho de poca monta.

Un poco de historia


El contexto histórico-político en el cual nace la CUT es bastante convulso, tanto en el panorama nacional como en la geopolítica mundial. En el mundo empezaba a tomar auge la onda expansiva del neoliberalismo (Escuela de Chicago), un modelo económico global que tomó forma durante los gobiernos de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en Gran Bretaña, y que se ha de caracterizar por el desmantelamiento del papel social del Estado, la privatización de los activos públicos, la reducción de impuestos a las grandes empresas, desregulación del sector financiero, flexibilización laboral y reducción general del poder adquisitivo de los salarios.

Aspecto de la mesa directiva del Congreso Fundacional de la CUT, noviembre de 1986.
Aspecto de la mesa directiva del Congreso Fundacional de la CUT, noviembre de 1986.

Por otra parte, la Unión Soviética y el bloque de países que lideraba, atravesaban una aguda crisis (faltaban 3 años para la caída del muro de Berlín), lo cual tendrá efectos importantes en los reacomodamientos de las fuerzas políticas de izquierda que gravitaban al interior del movimiento sindical.

Y en lo que respecta a Colombia, estaba en trámite un proceso de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Farc, que no terminaba de cuajar; los carteles del narcotráfico y el paramilitarismo tenían un importante y preocupante protagonismo en la vida nacional; las protestas sociales se materializaban básicamente en los paros cívicos, a los cuales el sindicalismo estaba bien articulado. Con el paro cívico de 1977 la protesta había alcanzado su máxima expresión.

En el plano concretamente sindical, las centrales UTC (de origen partidista conservador) y CTC (liberal), las cuales durante el gobierno de Belisario Betancur conformaron el llamado Frente Sindical Democrático, a comienzos de 1986 vivían profundas crisis internas, que las llevaron a su división y al retiro de buena parte de su militancia. De la UTC, por ejemplo, se desprendieron 15 federaciones y 14 sindicatos nacionales y regionales, las cuales manifestaron su decisión de plegarse al proyecto de una nueva central unitaria, democrática y pluralista.

Por su parte, los dirigentes de la CSTC, central sindical dirigida por el Partido Comunista, con importantes organizaciones afiliadas en el sector estatal (Fenaltrase) y en los sectores cementeros, anunció su decisión de disolverse para entrar en el proceso de la nueva central.

Y estaba el llamado sindicalismo independiente, una serie de sindicatos y federaciones que no pertenecían a ninguna central y que en conjunto representaban una fuerza poderosa. Este sector también decidió integrar la Coordinadora de Unidad Sindical que se creó para nuclear la discusión e impulsar la conformación de la central unitaria. Del sindicalismo independiente hacían parte organizaciones grandes y fuertes como Fecode y la USO, entre otras.

Así fue como el 18 de agosto de 1986 se firmó en Bogotá la declaración conocida como el “solemne compromiso histórico por la unidad de los trabajadores”. Ese día la Coordinadora le comunicó al país la decisión de conformar la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, una organización que acogerá en su seno a todos los trabajadores sin distinción de credo religioso o militancia política, autónoma frente a los intereses de los gobiernos de turno y del bloque de poder dominante; una central “unitaria, clasista, democrática y progresista”, fue su consigna.

El congreso constitutivo se convocó para los días 15, 16 y 17 de noviembre en el Club de Empleados Oficiales de Bogotá. Pero antes, el 26 de septiembre, se realizó una multitudinaria marcha de trabajadores para sellar en plaza pública su respaldo al proyecto de unidad, la cual terminó en la Plaza de Bolívar, donde se leyó la proclama.

Al congreso de constitución asistieron 1.800 delegados en representación de 45 federaciones y cerca de 600 sindicatos.

Al congreso de constitución asistieron 1.800 delegados en representación de 45 federaciones y cerca de 600 sindicatos. Tras tres días de intenso trabajo y amplio debate se aprobaron los estatutos, la declaración de principios y la plataforma de lucha de la nueva central, que como puntos centrales tenía: la defensa de las conquistas y derechos de los trabajadores, el mejoramiento de sus condiciones de vida y de trabajo, solidaridad con los conflictos laborales y las luchas populares, impulso a una reforma laboral democrática, y la defensa de los derechos de las mujeres.

La conformación del primer comité ejecutivo fue producto de un acuerdo político de los sectores representativos de la nueva central: el llamado sindicalismo clasista, jalonado por sectores como la tendencia comunista (CSTC) liderados por Gustavo Osorio y Angelino Garzón; el sindicalismo de influencia socialista, o de izquierda democrática, liderado por Abel Rodríguez, entre otros; y el sindicalismo democrático, conformado por cuadros de procedencia liberal-conservadora, liderado por Jorge Carrillo, quien fuera Ministro de Trabajo en el gobierno de Belisario Betancur.

El acuerdo político determinó que Jorge Carrillo fuera el primer presidente de la CUT, pero en el cuadro directivo de aquel momento destacaron, entre otros, líderes como Isaías Tristancho, Orlando Obregón, Aída Avella, Anibal Palacio, Domingo Tovar, Hernando Velásquez y Luis Alejandro Pedraza. Angelino Garzón fue nombrado Secretario General.

Las dos corrientes: la clasista y la democrática, desde ese primer momento dominarán el mapa político de la CUT, hasta nuestros días. En un marco de pluralismo, es decir, de coexistencia entre las distintas expresiones ideológicas que se mueven en la vida nacional. A lo largo de los 30 años la dirección de la central ha logrado darles representatividad a todas las tendencias.

Hechos para destacar


Son muchos los hechos relevantes de la CUT en estos 30 años. Entre ellos cabe mencionar, en primer lugar, la larga lista de luchas, paros y huelgas adelantadas por sus federaciones y sindicatos en defensa de la libertad de asociación y los postulados del Trabajo Decente que la OIT acuñó en los años 90; y en contra la cascada de privatizaciones de entidades públicas. Especialmente el gran paro nacional estatal que en 1998 afectó durante varias semanas a 800 mil empleados estatales, con Fecode a la cabeza.

Otro aspecto a resaltar es la articulación de la CUT con las luchas de otras organizaciones sindicales y sectores sociales. Se destaca la reactivación del Comando Nacional Unitario en 1997, en alianza con la CGT y CTC.

Asimismo, la CUT siempre ha entendido que la salida viable a la guerra es la solución política, y en ese sentido en estas tres décadas ha jugado un papel clave por la paz. Se destaca su intervención en el proceso de paz que dio origen a la Alianza Democrática M-19, y su participación en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991. Posteriormente hizo parte de otras iniciativas, como el Consejo Nacional de Paz, el Comité de Búsqueda por la Paz, la Asamblea Permanente de la Sociedad Civil, y en estos últimos años apoyó decididamente el proceso de paz de La Habana entre el Gobierno Santos y las Farc.

Otro hito importante se dio en el 5º Congreso Nacional, donde la CUT protocolizó su afiliación a la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Confederación Sindical de las Américas (CSA), y se tomó la decisión de privilegiar la constitución de sindicatos de rama de actividad económica como una línea de acción a futuro.

No hay en el mundo una central sindical más victimizada que la CUT, que en estos 30 años no solo ha visto caer más de 3 mil dirigentes y activistas asesinados,

Y finalmente, resaltar la resiliencia de la CUT al “holocausto” del que ha sido víctima por cuenta de la violencia antisindical sistemática y la guerra sucia contra los activistas y movimientos políticos de izquierda. No hay en el mundo una central sindical más victimizada que la CUT, que en estos 30 años no solo ha visto caer más de 3 mil dirigentes y activistas asesinados, sino también desaparecer sindicatos enteros por acción de la violencia, y el exilio de muchos de sus cuadros directivos.

Hoy la CUT tiene grandes retos, algunos de ellos prácticamente los mismos que se impuso desde cuando fue creada. Retos que pasan por la luchar contra la tercerización, la informalidad y la precariedad laboral; por crecer la afiliación sindical (hoy el 95% de los trabajadores colombianos no tiene una organización sindical que los represente y proteja); avanzar en la construcción de grandes sindicatos por rama y en la negociación colectiva por rama; superar la violencia antisindical y la impunidad de los crímenes contra los sindicalistas, así como procurar la reparación colectiva para los sindicatos debilitados o eliminadas por hechos de violencia; y lograr un conjunto de garantías para que se pueda ejercer libremente el derecho de asociación sindical y negociación colectiva.

Otro logro que sigue pendiente, y que se puede entender como un reto a futuro, es la unidad de las centrales o confederaciones sindicales que hoy existen en el país, su fusión en una sola, que es un viejo anhelo de los trabajadores y las bases sindicales, sin mayor avance hasta ahora.

Finalmente, podríamos señalar como otro reto en el radar de la CUT la lucha por hacer realidad el Estado Social y Democrático de Derecho, promesa incumplida de la Constitución Política de 1991 por la resistencia de las elites asociadas a la alta concentración de la tierra y su expropiación violenta. Asimismo, respaldar el nuevo acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc y el que se logre configurar con el ELN, presionar la implementación del mismo, y lograr que se incorpore en la política pública una agenda laboral y sindical que contribuya a la sostenibilidad del acuerdo.

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