El Sindicato Internacional de Trabajadores de Servicios, SEIU, es una organización que representa a cerca de 2 millones de trabajadores en Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico, en los sectores de la salud pública y privada, la administración pública y servicios de seguridad y vigilancia, aseo, lavanderías, etc.
José Simons es el subdirector de campañas estratégicas para América Latina del SEIU, actualmente de visita en Colombia en misión de solidaridad e interacción con organizaciones sindicales de nuestro país. Su visita a la ENS nos permitió tener con él una conversación informal sobre distintos tópicos de la actividad de la SEIU y la situación del movimiento sindical de Estados Unidos, que en las últimas décadas ha sufrido grandes transformaciones. Además habla bien el español.
¿Qué tan fuerte está hoy el movimiento sindical en Estados Unidos?
Está en crisis. El movimiento sindical está bajando. Hace 20 años la tasa de sindicalización era 13% en el sector privado, ahora es 8%. En sector público la tasa era 30%, pero también ha rebajado. El sindicalismo del sector público es el que ahora está afrontando los mayores ataques, y eso nuestro sindicato lo ha sentido porque la tercera parte de su membresía es del sector estatal.
¿Por qué se da esa crisis?
Por diversas causas. Una es que hoy es más difícil organizar trabajadores porque las empresas tienen más armas contra los sindicatos. Según la ley de Estados Unidos, para crear un sindicato se exige que la mayoría de los trabajadores de una empresa lo apruebe en una votación. La mitad más uno. Es una exigencia muy alta, y es usada por las empresas para trabar la constitución de sindicatos. Por eso hay muchas empresas donde las relaciones laborales las definen unilateralmente las empresas porque no hay sindicato, y las empresas tienden a ofrecer lo mínimo que establece la ley. Pero la crisis no es solo de Estados Unidos. Está ocurriendo en todo el mundo, y en eso tienen que ver mucho con la expansión de las empresas multinacionales. Por eso nos estamos abriendo en un trabajo global con sindicatos de otros países, y con entidades que apoyan el movimiento sindical. Eso es importante.
¿Y los sindicalistas tienen presión, persecución?
Siempre ha habido una cultura antisindical en Estados Unidos, pero está más fuerte ahora con la “directa”, o sea los del Partido Republicano y las empresas que lo controlan, que son contrarias al movimiento sindical. Pero a diferencia de lo que ocurre acá en Colombia, allá las empresas casi no persiguen a los sindicalistas. La persecución es contra los trabajadores que quieren organizarse, o sea antes de que el sindicato nazca. Los despiden.
¿Qué estrategias tienen el SEIU para avanzar en conquistas laborales y sindicales?
Estamos generando estrategias para resistir. Los sindicatos estamos trabajando juntos para impulsar campañas y crear redes de apoyo para los trabajadores, no solo para los sindicalizados sino para todos. Son campañas que realmente tienen poco impacto en nuestros afiliados, pero las asumimos porque son causas de justicia social, de cosas que es necesario cambiar. No solo pensamos en cómo fortalecer nuestro sindicato, también en cómo incidir en políticas públicas que beneficien a toda la comunidad.
Una de esas campañas fue exitosa, en el estado de Washington, donde recientemente lograron que se aprobara una ley laboral que beneficia a los trabajadores de los aeropuertos. ¿Cómo fue eso?
Con el apoyo de nuestro sindicato y de muchos otros grupos logramos que se aprobara una ley estatal que eleva el salario mínimo para los trabajadores de los aeropuertos de las ciudades del estado de Washington. En Estados Unidos se paga por horas laboradas. 8 dólares la hora es el salario mínimo para todo el país, pero en algunos estados es más alto. Los trabajadores aeroportuarios ganaban entre 8 y 11 dólares la hora. Ahora, con la ley que se aprobó, ganarán 15 dólares hora. Es una ley que beneficia a los trabajadores y por lo mismo a la comunidad en general. Es un logro pequeño pero muy importante.
¿Por qué?
Porque la comunidad escuchó al sindicato y apoyó su propuesta con votos. Hicimos campaña para convencer a la gente de votar a favor de la ley. La razón es que hay muchos dineros públicos invertidos en la construcción de los aeropuertos, entonces debe haber alguna retribución para los trabajadores por parte de las empresas que los manejan, que son multinacionales. Eso nos anima a hacer campañas similares en otros estados y grandes ciudades, como Los Ángeles y Nueva York.
¿En qué otras campañas están?
En el tema de la salud. Con la nueva ley de la salud tenemos una reforma importante, que estamos apoyando. Con esta ley va a haber un mejor control de las empresas privadas que prestan el servicio. Con la ley tenemos un sistema más público y con mayor acceso para la gente. Porque en Estados Unidos hay casi 50 millones de personas que no tienen acceso a salud. Ahora con la reforma todas las personas deben estar en algún sistema, y dependiendo de su salario va a tener un subsidio del gobierno. Los que tienen bajos salarios pagan menos. Los sindicatos estamos trabajando juntos para defender la reforma a la salud. Es una de nuestras banderas, entre otras cosas porque nuestro sindicato afilia a 800 mil trabajadores del sector de la salud.
Entiendo que el SEIU ha acompañado las protestas y paros que han hecho en los últimos meses los trabajadores de restaurantes de comidas rápidas, que son muy mal remunerados. ¿Por qué estos trabajadores no tienen un sindicato que los represente?
Es un sector que está creciendo y sufriendo cambios porque la economía de Estados Unidos ha cambiado mucho en los últimos años. Antes el trabajo en comidas rápidas por lo general provisional, para estudiantes más que todo, de tiempo parcial. Pero ahora es un trabajo fijo para mucha gente y de jornada completa, ya no es provisional. Pero los trabajadores fuera de que son mal pagados están desprotegidos. Ganan el mínimo: 8 dólares la hora. Estamos haciendo una campaña para tratar de organizar sindicalmente a estos trabajadores. Aunque es muy difícil porque cada restaurante funciona como una empresa separada. En una misma ciudad puede haber 20, y es muy difícil sindicalizarlos empresa por empresa.
El SEIU también apoya el proyecto de ley de inmigración. ¿En ese frente qué campaña están haciendo?
Es bueno aclarar que es un tema sensible para el sindicato porque el 30% de nuestros afiliados son de origen latino: mexicanos, del caribe, de América Central, hay muchos colombianos. La ley de inmigración que presentó la administración Obama es muy importante, porque beneficiaría a 12 millones de personas que en Estados Unidos están indocumentadas, pero trabajan todos los días, pagan impuestos y no tienen derechos laborales, ningún beneficio de ley como el resto de los ciudadanos. Y muchos de ellos son de América Latina. Hace un mes empezamos una campaña. Hicimos manifestaciones en Washington para apoyar esta ley de inmigración. Es difícil que pase porque en el Congreso hay mucha gente interesada en frenarla.
Finalmente, hablemos de usted y su misión en Colombia.
Yo soy un sindicalista que por muchos años trabajó en sector de la salud, como director de un sistema de salud. Después pertenecí a un sindicato de hoteles y fue activista en otros sindicatos. Ahora soy vocero para América Latina del SEIU, y hacemos acuerdos con la UNI, la federación a la cual el SEIU es afiliado. Hemos tenido experiencias de trabajo con sindicatos en Brasil, Uruguay, El Salvador, y ahora en Colombia hemos estado en Bogotá y Medellín, hasta ahora. Queremos conocer mejor los problemas del movimiento sindical en Colombia, crear redes más fuertes y oportunidades para que los sindicalistas colombianos expongan en Estados Unidos la realidad laboral del país, que no es tan buena como la pinta el gobierno.
¿Por qué se da esa relación de ayuda a los sindicatos de América Latina?
Es de interés para los sindicatos americanos. Acá están muchas de las empresas multinacionales de Estados Unidos, y conviene que los sindicatos de acá sean más fuertes, logren buenas condiciones laborales en esas empresas. Los bajos salarios y las malas condiciones laborales son un incentivo para que las empresas salgan de Estados Unidos a producir afuera porque les sale más barato.
Por lo que ha conocido, ¿qué impresión tiene del sindicalismo colombiano?
Colombia está donde estaba Estados Unidos hace 30 años. Está en el debate de la clase de sindicatos que se necesitan. Tener muchos sindicatos, pero débiles, con pocos miembros, que no es una estrategia buena, es una gran preocupación. O tener pocos sindicatos fuertes, con muchos miembros. Esa discusión ya se dio en Estados Unidos. Hace 15 años teníamos 300 sindicatos locales afiliados a CEIU, ahora hay 120, pero más grandes.