Por Carlos Julio Díaz Lotero
Director General ENS
Los resultados del plebiscito del pasado 2 de octubre para apoyar o no los acuerdos suscritos entre el Gobierno de Santos y poner fin al conflicto armado y construir una paz estable y duradera, no pasó la prueba de la refrendación por estrecho margen. Más allá de discutir el porqué de este resultado, debemos ubicarnos en el nuevo escenario político para encontrar una salida.
Es alentador que tanto el Presidente Santos como las Farc y los voceros del Centro Democrático hayan expresado su opinión de no renunciar a transitar por el camino de la Paz, manteniendo el cese bilateral al fuego. De igual manera es alentador el respaldo de la comunidad internacional para insistir en los diálogos para buscar un nuevo acuerdo.
Nos parece importante que se abra la posibilidad de un pacto político que incluya la diversidad política del SÍ y el NO, como lo propuso el presidente Santos y lo acepta el ex presidente Uribe. No obstante, se corre el riesgo de que éste sea un pacto de las elites que no incluya a toda la diversidad política y social de nuestro país. Por ello debemos movilizarnos para que sea un pacto incluyente y no repitamos la exclusión que hace 60 años generó el Frente Nacional.
La Escuela Nacional Sindical hizo público su compromiso con el respaldo a los Acuerdos de La Habana, de manera particular con la agenda laboral y sindical que se desprendía de estos en materia de formalización laboral y seguridad social para los trabajadores, en especial los del sector rural, respeto a las libertades sindicales, superación de la violencia, la impunidad y la construcción de una política pública de reparación colectiva al sindicalismo, acceso a la justicia y fortalecimiento de las funciones de inspección y vigilancia del Ministerio de Trabajo.
Los acuerdos creaban un buen escenario para la implementación de esta agenda, pero para su desarrollo no depende de los mismos. No obstante, un ambiente de política sin armas es mucho más conveniente para la reconstrucción del sindicalismo que un entorno de conflicto armado y violencia para el trámite de las diferencias.
Por esa razón seguiremos impulsando la propuesta de agenda sindical y laboral en los nuevos escenarios que se vayan configurando, sin renunciar a seguir aportando a la construcción de una nación democrática, en paz, incluyente, equitativa y solidaria. En este sentido retomamos el mensaje del Papa Francisco en días previos al 2 de octubre, cuando dijo: «Una Colombia en paz debe tener memoria, coraje y esperanza. Para que cualquier país pueda ir adelante, tiene que tener tres referencias: memoria de la historia recibida, coraje para afrontar el presente y esperanza hacia el futuro».
Hoy nos encontramos en la encrucijada histórica de elegir en el presente un rumbo que se base en la memoria y verdad de lo ocurrido en nuestro pasado, y nos lleve a un futuro en paz, de convivencia e inclusión.