El pasado 11 de mayo el coronel en retiro, excandidato al senado por el Centro Democrático y expresidente de la Asociación de Oficiales Retirados de las Fuerzas Militares de Colombia (ACORE) John Marulanda, en declaraciones públicas dadas a Juan Pablo Calvás en la W radio, indicó, al ser indagado sobre la protesta de las reservas en la Plaza de Bolívar, que el objetivo era defenestrar al presidente Petro, siguiendo, según él, el ejemplo de Perú, pero haciéndolo aquí, aún mejor.
No deja de ser preocupante la opinión de Marulanda. No es una expresión desprevenida o inocente de un ciudadano de a pie con poca preparación política. Estas declaraciones, si analizamos la biografía del Coronel en retiro, corresponden a las de un hombre altamente preparado, no solamente en las artes de la guerra, sino también en la filosofía y las leyes; Marulanda fue comandante terrestre, paracaidista, miembro de la contraguerrilla urbana, lancero, buzo y piloto de helicópteros. En los años noventa fue fundador de la Escuela de Relaciones Civiles-Militares y el primer comandante de la brigada 25 de aviación del Ejército. Además, es licenciado en Filosofía e Historia de la Universidad Santo Tomás, y abogado de la Universidad la Gran Colombia, con un máster en estudios políticos de la Universidad Javeriana.
Sin embargo, revisando el “resbalón del subconsciente” del exmilitar, evidenciamos una clara tendencia antidemocrática, desconociendo fehacientemente los resultados del 2022 donde Petro Urrego era elegido Presidente de todos los colombianos con más de 11 millones de votos. Esa posición ultraderechista, no puede tomarse a la ligera, pues los calificativos de Marulanda no son de su exclusividad, sino que son parte del discurso común de personajes de oposición como María Fernanda Cabal, Miguel Polo Polo, Fernando Londoño, ideólogo del Centro Democrático y quien en la asamblea del partido rompió físicamente un documento de los acuerdos de paz – y el excandidato presidencial Federico Gutiérrez, quien sea dicho de paso, aprovecha cada oportunidad para rencaucharse en una posible candidatura en las elecciones territoriales.
La expresión de “defenestrar al presidente” puede ser la manifestación espontánea del pensamiento de aquellos que son afines a las ideas del expresidente de ACORE y aunque de manera casi inmediata aquellos que en privado pueden apoyarle, salieron públicamente a quemarlo en las hogueras de la opinión pública, casi como un intento de eliminar dichas declaraciones de la memoria nacional. Sin embargo, no puede olvidarse que tanto los representantes de la derecha colombiana, como los medios de comunicación que sirven a sus intereses, han buscado desde el inicio del gobierno, cada mecanismo posible para deslegitimar la decisión democrática tomada por los colombianos de orientar los destinos del país hacia la construcción de una nación más justa, basada en los derechos y dónde la vida y la dignidad sean el centro de todas las relaciones humanas (personales, sociales, laborales, entre otras)
Esta manada de pensadores y activistas de derecha que hoy buscan desmentir a Marulanda, desviar la atención nacional hacia otros escenarios o tratar de dar una interpretación diferente a tan nefastas palabras, solo demuestran que en la realidad, él no es el único y que detrás de estas explicaciones no pedidas, existe claramente una acusación manifiesta; una demostración que, ante la languidez argumental de la oposición, algunos sectores de la misma han considerado la posibilidad de acabar a las malas lo que por las vías democráticas y de debate racional les ha quedado imposible.
Las palabras del ex coronel, traen a la recordación aquellos gritos de Polo Polo cuando en un ataque de neurosis, elevó la voz diciendo que a las fuerzas militares se les defiende a las buenas o a las malas; lo que podría llevar a concluir que la idea de un posible golpe de estado, no es ajena a los círculos internos de los grupos de oposición.
En este punto, un momento tan delicado del país, donde tres reformas estructurales están en trámite, donde las fuerzas políticas son tensas, donde nos enfrentamos a miles de noticias falsas, manipulación mediática y desinformación de quienes se oponen al cambio, la sociedad civil, los movimientos y las organizaciones sociales, debemos enfilar fuerzas hacia la defensa democrática de las decisiones del pueblo; ello no significa bajo ningún caso un llamado a la beligerancia, sino un clamor enérgico a la organización y movilización social, la cual no debe ni puede agotarse con lo conseguido hasta ahora.
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Expresar las intenciones de defenestrar, es decir expulsar al presidente, es además de una actitud antidemocrática, una demostración de una total intolerancia ante la divergencia, la diferencia y la pluralidad; además indicar que en Colombia debe hacerse mejor que en Perú, donde Castillo se encuentra preso y a la espera de ser procesado por las vías legales, hace manifiesta esa línea de pensamiento en la cual la contraparte no solo debe ser derrotada en el debate y por las vías jurídicas, sino exterminada, incluso físicamente, de toda posibilidad de expresión.
La Escuela Nacional Sindical, como Organización de la Sociedad Civil, como Centro de Pensamiento del Mundo del Trabajo, rechaza completamente toda expresión, acción e intención de atentar contra la democracia en Colombia e invita al sindicalismo y demás movimientos sociales a estar atentos y a defender por las vías democráticas, jurídicas y legales, las propuestas de transformación propuestas por el gobierno. Es imperativo que emprendamos profundas campañas de educación y sensibilización frente a las reformas y que más allá de los foros y paneles de expertos y académicos, logremos llegar a la totalidad de los colombianos y colombianas, aquellos que al final se verán beneficiados al vivir en una “potencia mundial de la vida”.