El significado de la informalidad laboral en tiempos de pandemia

Imagen de referencia tomada de blogs.iadb.org

La informalidad laboral ha estado presente en Colombia durante muchos años y ahora es más evidente con la pandemia

Por Catalina Suarez y Víctor Ramírez

El trabajo informal en Colombia es poco reconocido socialmente por el Estado, ya sea por temas políticos, tributarios e incluso, estéticos. A diario se trata de invisibilizar o poner en segundo plano esta dura realidad de falta de trabajo decente que hay en el país. Aun así, hoy más que nunca es evidente la gran cantidad de personas que trabajan en la informalidad, esto a raíz de la pandemia del Covid-19

¿Por qué hablamos de informalidad laboral?

Desde, por lo menos los últimos 50 años en América Latina se ha abordado el tema de la informalidad. Por un lado, se utiliza para referirse a las complejas relaciones entre trabajadores, estado y empresas, por otro se habla del comercio ambulante, el trabajo ocasional, el trabajo doméstico, entre otros. La informalidad también es utilizada para referirse a la evasión y elusión de impuestos, el contrato ilegal de trabajadores en grandes empresas y el trabajo de microempresarios que no tiene registros.

En Latinoamérica el término “informalidad” se utiliza desde diferentes perspectivas: desde lo cultural y del individuo, en lo que tiene que ver con la organización social de la producción en el mundo del trabajo y en cuanto a la legalidad de la mano de obra.

Así mismo, dentro de estas perspectivas se ha planteado su análisis desde diversas ideologías: Unos han dicho que es una etapa social hacia el desarrollo capitalista moderno. Otros aseguran que es una característica estructural del capitalismo periférico y otros afirman que es un rasgo estructural variante pero dentro del sistema capitalista a nivel global. Así las cosas, el termino informalidad ha encarnado una disputa compleja y diversa por su sentido y lo que se debe hacer para intervenirla.  

La disputa teórica y política se ve relegada en el debate público porque el fenómeno se aborda de manera empírica. Es decir, de la vinculación directa del concepto a los indicadores o mediciones construidos desde las teorías hegemónicas para su análisis empírico y que entre ambas crean el relato domínate.  Este uso empírico excesivo en el debate público ha tendido a invisibilizar las disputas conceptuales, que, en definitiva, son las que le configuran el significado en el ámbito público.

Por ejemplo, en América Latina el término de “informalidad” tiene sus raíces en la reflexión teórica en torno a la “marginalidad”. Surgió con base en la pregunta acerca de las diversas formas de inserción laboral y la importante población ocupada de “trabajadores pobres”, entendidos como trabajadores al margen o excluidos de la norma de bienestar laboral industrial del modelo económico establecido en la década de los 60.  Sin embargo, tras el proceso político de globalización neoliberal y reorganización de la estrategia de acumulación de la década de los 80 y 90 se plantean nuevas realidades socioeconómicas y nuevos puntos de discusión teórica para nombrar y delimitar el fenómeno de la informalidad.

En términos concretos, la globalización neoliberal y el cambio del modelo productivo en América Latina ha representado una menor tasa de crecimiento económico y crecimiento de la ocupación, junto con una mayor tasa de desempleo, una disminución de la tasa de asalariados, un aumento del trabajo por cuenta propia y de los empleados ocasionales o de micro-establecimientos, es decir, lo que comúnmente se ha caracterizado como “sector informal”. Pero, al mismo tiempo, se ha incrementado la presencia de nuevas formas de contratación en el “sector formal” que minan el trabajo asalariado y su ideal de formalidad, y que he desembocado en una peor distribución de la renta.

Ahora bien, estas realidades del modelo productivo y del mercado laboral vienen acompañadas de una re-significación política de la utopía laboral hacia la empleabilidad y la activación por medio de créditos y formación empresarial. Se ha pasado del modelo de trabajador de la década de los 60 de “asalariado protegido” al “empresario/trabajador” o “emprendedor”, reforzando el individualismo, la lógica empresarial y la psicologización de las relaciones laborales neoliberales. Se busca convertir los derechos sociales en deberes individuales, los conflictos políticos en déficits personales y se promueve como ideal,  ya no la seguridad social, sino el auto aseguramiento.

Desde lógicas teóricas, el termino informal funciona como una especie de “juego político de espejos de la lógica capitalista” que engloba un proceso social complejo por medio de los cuales lo “típico” se vuelve “atípico” e, inversamente, lo “atípico” se hace “típico”. Reconfigurando el sentido del término “informal” y responsabilizando al individuo sobre la productividad y legalidad, en un ambiente económico caracterizado por más incertidumbre en los negocios, que,  por asegurar el bienestar de las y los trabajadores.

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¿Cómo se encuentran los trabajadores informales en Colombia?

En estos últimos meses, en los que la crisis por el Covid-19 ha hecho mella en la economía, ha sido difícil acceder a fuentes fidedignas que permitan establecer con precisión el estado de los trabajadores y trabajadoras informales en Colombia. Sin embargo, tenemos los datos oficiales del DANE que analizaremos a continuación y nos servirán para observar la tendencia de estos trabajadores en el país.

Según las cifras de febrero de 2020, tomadas de la encuesta integrada de hogares del DANE de las 23 principales ciudades del país, junto con sus áreas metropolitanas, encontramos un total de 11 millones novecientas cuarenta y unas mil personas ocupadas. La mayor concentración de esta población se encuentra asalariada con 6 millones cuatrocientos veintidós mil, seguido por los trabajadores cuenta propia con 4 millones cuatrocientos sesenta y ocho mil cuatrocientos veintiun trabajadores que son patrón o empleador, cuatrocientas ocho mil trabajadoras domésticas, doscientos quince mil trabajadores de familia sin remuneración y 7 mil trabajadores jornaleros o peones. Para un total en la tasa de informalidad en Colombia de 47,9%.

Ahora, miremos en términos porcentuales, desde la tasa de informalidad, la cantidad de población ocupada en Colombia por cada una de los tipo de categorías de ocupados que se encuentran en la informalidad en Colombia.

Según la encuesta del DANE, el 100% de los y las trabajadores domésticos se encuentran en la informalidad laboral.  De los trabajadores familiares sin remuneración el 97% están en esta misma condición; el 81% de los trabajadores cuenta propia están en la informalidad y llama la atención que el 76% de los patrones o empleadores también están en la informalidad, por lo que en el marco de la pandemia se evidencia la afectación tan grande que tienen las pymes. Y no menos importante es la cifra del 68% de trabajadores jornaleros y peones que están en difíciles condiciones y el 18% de trabajadores que se declaran asalariados, pero están bajo condiciones precarizadas.

Ahora miremos la tasa de participación de ocupados informales por cada una de las categorías de ocupación del DANE.

La mayor participación en la informalidad en las 23 ciudades y áreas metropolitanas del país, con el  63% son trabajadores cuenta propia, es decir, que su sustento depende del fruto de su capacidad de trabajo. El segundo es para los trabajadores asalariados, que a pesar de recibir una remuneración, no están bajo los términos de la ley y de trabajo decente. Y el tercer lugar, dentro de la informalidad es para las trabajadoras domésticas con un 7% de participación. La lista la cierran los trabajadores en las categorías de empleador o patrono, trabajador familiar sin remuneración y jornalero o peón con 6%, 4% y 0,01% respectivamente. Todas las categorías anteriores cuentan con 5 millones setecientos dieciocho mil trabajadores que están en la informalidad.

Las cifras son una radiografía de la realidad de los trabajadores y trabajadoras que están en la informalidad en Colombia. La tendencia es dramática por lo que urge la renta básica para estos sectores golpeados y vulnerados por la pandemia y por la misma sociedad que los ha excluido.   

Más allá del debate conceptual, estas referencias sirven para la comprensión política del significado del término “informalidad” y sobretodo, busca dar respuesta a la pregunta por la construcción de un tejido social “justo” en un sistema capitalista. Se puede deducir que, en gran parte de los países de América Latina, incluido particularmente el nuestro, ni bajo el modelo económico de protección industrial frustrado, ni mucho menos bajo el modelo económico de apertura y liberalización bajo la lógica neoliberal, se ha consolidado un mercado laboral capaz de actuar como garante real de los trabajadores, como mecanismo para salir de la pobreza o como garante de inclusión e igualdad social.

Víctor Hugo Ramírez

Víctor Hugo Ramírez es ingeniero industrial de la Universidad Tecnológica de Pereira. Tiene estudios de maestría en gestión humana en la Universidad de Antioquia. Trabaja en la Escuela Nacional Sindical desde el 2018. En la actualidad es profesional del área de educación y fortalecimiento sindical.    

Catalina Suárez

Catalina Suárez es Economista de la Escuela Colombiana de Ingeniería con máster en Estudios Avanzados del Trabajo y el Empleo de la Complutense Universidad de Madrid. Cuenta con 4 años de experiencia en investigación socioeconómica. En la actualidad es investigadora de estándares laborales de la ENS.

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