El Paro Nacional: triunfo de la democracia y derrota del autoritarismo

Imagen de referencia tomada de t13.cl

Análisis de lo acontecido durante el Paro Nacional el día de ayer en toda Colombia.

Por Carlos Julio Díaz Lotero. Analista ENS

El paro nacional de este 21 de noviembre, convocado por el Comando Nacional Unitario (CUT, CTC, CGT y CPC), la coordinadora de movimientos sociales, el movimiento estudiantil, al que también se sumaron organizaciones indígenas, campesinas, culturales y ambientales, entre otras, se cumplió en unos 500 municipios, esto es, en el 46% del país, considerando que éste tiene 1.122 municipios.

Pero involucró a toda la población, ya fuera porque participó o presenció las marchas, o tuvo conocimiento de ellas y sus motivaciones por los medios y redes sociales. De hecho, la población de las capitales de los diferentes departamentos donde se registraron las movilizaciones masivas, como nunca antes se habían registrado, representan la mayor parte de la población de nuestro país.

El Gobierno hizo campaña sucia para deslegitimar el paro, tapar el sol con un dedo, diciendo que no habían motivaciones para hacerlo porque en la agenda del gobierno no hay nada relacionado con una reforma laboral o pensional, que el salario mínimo es muy alto, que no hay iniciativas para privatizar el patrimonio público que aún queda, que la lucha contra la corrupción está dando resultados, que no hay reforma tributaria, que el Estado viene cumpliendo los acuerdos con los estudiantes, el sindicalismo, las FARC, los campesinos, indígenas, etc., etc.

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También recurrió a crear miedo en la población, amenazando por redes sociales con actos de violencia, vandalismo y destrucción del patrimonio público de las ciudades. Hizo allanamientos y detenciones ilegales, como también el partido de gobierno difundió que la convocatoria del paro hacia parte de una estrategia del comunismo internacional en desarrollo en América Latina contra los sistemas democráticos: el Foro de Sao Paulo.

Duque asimismo expidió decretos de facultades a los gobiernos territoriales para declarar Ley Seca, y hubo un intento de desmontar la movilización en una reunión de la mesa de concertación convocada en la Casa de Nariño por el propio presidente.

Pero les fue imposible tapar el sol con el dedo, porque las reformas laborales y pensionales fueron anunciadas por los propios Ministros de Hacienda y Trabajo, y el partido de gobierno el 1° de octubre presentó un proyecto de reforma laboral para implementar el trabajo y la cotización a la seguridad social por horas, a fin de rebajar el salario mínimo. Y en el Plan Nacional de Desarrollo se contempla una velada reforma laboral y a la seguridad social totalmente regresiva.

Asimismo, en el Congreso se tramita un proyecto de reforma tributaria para bajar impuestos a las grandes corporaciones y aumentar el IVA a los consumidores y los impuestos de renta a la clase media. Y la corrupción crece sin control, luego de que el gobierno y su bancada se opusieran a las iniciativas (con respaldo popular) para endurecer las normas de lucha contra la corrupción.

Como tampoco cesa la violencia contra los líderes sociales, sindicales y reincorporados de las FARC; la pobreza y la desigualdad en el último año crecieron; en el Plan Nacional de Desarrollo se dieron las bases para la constitución de un Holding Financiero; se incrementaron las tarifas de energía para los estratos 4, 5 y 6 para financiar la corrupción de Electricaribe; y los acuerdos con el sindicalismo, los campesinos, los indígenas, los estudiantes y las FARC no se cumplen, según anuncios de estas organizaciones.

¿Se ha cumplido la rebaja de aportes a los pensionados en salud del 12% al 4%?, ¿Se ha cumplido con los estudiantes el acuerdo presupuestal para mejorar la calidad de la educación? ¿Se ha cumplido con las FARC lo relacionado con la restitución y democratización de la tierra, punto estratégico en los acuerdos?

Pudo más la realidad que siente y vive la población, que la realidad virtual que construyó el gobierno. La población salió a expresarse en grandes movilizaciones que superaron todas las expectativas. El gobierno calcula en solo 253 mil personas las que salieron a las calles, en un intento de minimizar la magnitud de los ocurrido este 21N. Cálculos más reales se acercan a los 2 millones de personas.

Lo otro fue la gran creatividad, alegría, belleza, colorido y civilidad que acompañó a la jornada. Los mismos marchantes impidieron daños y pintas en locales de negocios, en el transporte y los bienes públicos. Mientras que el Esmad abusó de la fuerza y mediante acciones de provocación intentó a todas luces sabotear la protesta, la cual se desarrolló en términos generales de manera pacífica, salvo los problemas al final de algunas de ellas.

El gran respaldo que tuvo el paro del 21N nos indica que hubo una gran conexión con las necesidades de la población, algo que se debe mantener.

Aun sin haberse desarrollado el paro del N21 ya tenía sus logros, cuando el gobierno anunció que tramitará las propuestas de reforma laboral y pensional en el escenario natural para ello, que es la Comisión Nacional de Concertación de Políticas Laborales y Salariales. Y cuando reconoció el derecho para el ejercicio de la protesta social. Derecho que emana del artículo 37 de la Constitución Política y de tratados Internacionales ratificados por Colombia, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, y los Convenios de OIT sobre libertad sindical.

El N21 nos deja también como enseñanza que la unidad del movimiento sindical, social, campesino, indígena, estudiantil, de pensionados y actores culturales, anteponiendo los intereses del país sobre los particulares de cada sector sin protagonismos y actitudes arrogantes, es el camino correcto para detener y revertir la política neoliberal y anti-social de este Gobierno.

El gran respaldo que tuvo el paro del 21N nos indica que hubo una gran conexión con las necesidades de la población, algo que se debe mantener. Queda como reto que el movimiento de resistencia que se levanta en América Latina se integre para adelantar acciones conjuntas contra las mismas políticas, que son las que viene imponiendo el Fondo Monetario Internacional: recorte de derechos, rebaja de salarios, privatizaciones, desmonte de la seguridad social y mayores cargas tributarias a los pobres y capas medias de la sociedad.

El Comité Nacional de Paro  en un comunicado ha pedido al gobierno que escuche el clamor popular y convoque cuanto antes a una Mesa de diálogo para discutir la política económica, laboral, social y ambiental, y buscar mecanismos que garanticen el respeto a la vida, la paz y los DHHH.

Bien haría el gobierno del Presidente Duque en escuchar este llamado.

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