Mujeres trabajadoras en la minería y sus dificultades para sindicalizarse. Caso Minesa

Imagen de referencia tomada de boletinminesa

La industria de la minería en Colombia, en su mayoría, está en manos de multinacionales. Con el auge de la inversión extranjera en nuestro país, grandes transnacionales vieron la oportunidad de extraer los recursos del país de forma económica y muy rentable para ellas. Por algo, en el primer renglón de las exportaciones figuran los combustibles, y productos de industrias extractivas.

A pesar de que la minería es una de las industrias que más exporta, la generación de empleo es poca. Según el DANE, el sector de explotación de minas y canteras se ubica en el octavo lugar entre los sectores que más mano de obra utiliza.

Y entre esos escasos empleos generados por la minería, las mujeres son una minoría. El DANE cálculo que para el año 2019 solo el 0,3 % de las mujeres trabajaba en este sector. 29 mil de aproximadamente 171 empleos que generó este rubro de la economía.

Muchas de esas mujeres trabajan en oficios que tienen que ver con la parte ambiental de las empresas que se dedican a la minería. Ellas se encargan de monitorear el comportamiento de la fauna, también de verificar el impacto ecológico y por supuesto, de las labores administrativas en las oficinas de las minas.

Para ellas, las condiciones laborales son medianamente buenas, en comparación con el resto de los sectores. La tasa de afiliación sindical de los y las trabajadoras de la minería es alta, pero eso no implica que las empresas les respeten sus derechos.

Recientemente, la vulneración de los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras de la minería se ha hecho evidente. Solo hay que recordar casos como el del Cerrejón, en la Guajira donde fueron despedidos más de 400 trabajadores y Prodeco, en el Cesar que anunció su retiro del país y con esto, el despido de miles de trabajadores. 

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Minesa, otra empresa de la minería que vulnera derechos

Minesa, empresa controlada por una multinacional árabe tampoco se queda atrás en la vulneración de derechos laborales. Recientemente, el pasado 26 de febrero despidió decenas de sus trabajadores. El sindicato Sintramienergética calcula que fueron 140, entre ellos casi todos los afiliados a esta organización, en su mayoría mujeres.

La organización de las y los trabajadores, en esta empresa que opera en la provincia de Soto Norte en el departamento de Santander, comenzó hace 6 años. En ese entonces, un grupo de trabajadores, en su mayoría mujeres, vieron la necesidad de comenzar a defender con firmeza sus derechos laborales. Fue así como crearon la organización sindical que hace dos años aproximadamente se convirtió en seccional de Sintramienergética, sindicato de industria que opera a nivel nacional.  

Zulma Yohana Lizcano es la actual presidenta de la organización Sindical. Ella reafirma que la única forma de hacer valer los derechos es mediante el sindicato. “Es muy bueno organizarse para que no vulneren los derechos de los trabajadores” dice esta santandereana que dirige desde hace dos años la seccional California de Sintramienergética. “Participamos, nos gusta la lucha en defensa de los derechos de todos los trabajadores, sindicalizados y no sindicalizados”.

El despido que hizo la empresa incluyó a 40 de los 42 integrantes del sindicato. Una masacre laboral, como lo dice Zulma. Y lo hicieron a pesar de que los trabajadores tenían fuero sindical y algunos, estabilidad laboral reforzada. Tampoco tuvieron en cuenta que hay un pliego de peticiones en tribunal de arbitramento por lo cual también tenían fuero circunstancial.

Ahora la lucha de Zulma y de sus compañeras y compañeros despedidos será por el reintegro a sus puestos de trabajo. Ya han emprendido varias acciones judiciales con el apoyo del Centro de Atención Laboral de Valledupar, el que se dedica a los temas de la minería.

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La historia de Milena, una de las despedidas

Milena empezó a trabajar en Minesa hace 9 años. En ese entonces la promesa era que la empresa iba a mejorar las condiciones económicas de la región y que se vería el progreso. Hoy parece ser que no es así. Ya están despidiendo trabajadores y a ella le tocó en esta oportunidad.

Milena vive en Matanza, un pueblo ubicado a unos 40 minutos del campamento principal de Minesa. Todos los días madrugaba desde las tres de la mañana para dejarles los alimentos preparados a sus hijos y tomar la ruta de transporte que la dejaba en la empresa. Como la mayoría de mujeres trabajadoras en Colombia, Milena también tenía una doble jornada laboral con los oficios del hogar.

El trabajo de Milena con la empresa comenzaba a las 6 y 30 am y terminaba a las 4 de la tarde. Ella era otra de las encargadas del tema ambiental de la empresa. Monitoreaba la parte forestal y la siembra de árboles por parte de la compañía. Después de eso regresaba a su hogar y antes de dormir, debía de hacer oficio nuevamente.

A Milena, cómo a sus compañeros, el pasado 26 de febrero les comunicaron que debían firmar un acuerdo de terminación voluntaria de contrato. Les ofrecieron una cantidad de dinero y les dijeron que, si no se acogían, saldrían con menos plata. Ella, y la mayoría del sindicato no firmaron lo que la empresa les presentó. Decidieron demandar ante la justicia y reclamar sus derechos vulnerados. Como trabajadores sindicalizados saben que la empresa no podía hacer lo que hizo.

*Los Centros de Atención Laboral es un proyecto implementado por la Escuela Nacional Sindical y financiado por el Departamento de Trabajo de los Estados Unidos (USDOL).

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