Por Óscar Gallo Vélez, del Área de Investigación ENS.
A propósito de la celebración de los 35 años de la Escuela Nacional Sindical, se realizó el panel “Paz y dinámicas del trabajo en la ruralidad”, en el marco del cual abordamos una reflexión sobre la salud de los trabajadores del sector de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura.
Históricamente, el papel de los campesinos y los trabajadores agrícolas en el desarrollo socioeconómico del país ha sido ignorado e invisibilizado. Sin embargo, en los últimos años, sobre todo a partir del paro agrario-campesino de 2013, las crecientes movilizaciones rurales y la firma del Acuerdo de Paz en La Habana y su capítulo uno sobre Reforma Rural Integral, los académicos y las instituciones estatales se han puesto en la tarea de conocer y difundir más información sobre la realidad del campo colombiano.
En efecto, el trabajo en el sector rural, y sobre todo los trabajadores asalariados del sector agrícola, han sido olvidados tanto por el Estado como por la academia. Sabemos muy poco sobre los paradigmas productivos o los modelos administrativos que predominan en las diferentes actividades económicas. Algo se sabe de la producción en la industria cafetera y en la floricultura, pero las condiciones laborales y de empleo del grueso de los trabajadores siguen siendo un enigma para las mismas instituciones encargadas de plantear la política pública.
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La cuestión es más apremiante si consideramos que apenas 362.511 de los 3´571.000 trabajadores del sector están afiliados a riesgos laborales. Es decir, 10 de cada cien trabajadores están protegidos frente a cualquier accidente de trabajo o enfermedad laboral. En otras palabras: a más del 90% de los trabajadores se le vulneran sus derechos laborales o actúan bajo un tipo de modalidad de trabajo informal y precario.
No es del caso ahondar en las cifras de pensiones y cesantías, cuyo comportamiento es aún más preocupante, como lo demuestran los informes de trabajo decente de años anteriores. Resumiendo, en el campo colombiano a la tasa de pobreza, que es del 40.3%, y a la tasa de informalidad, que asciende al 89.3%, se suman unas condiciones de empleo precarias.
Ahora bien, la precariedad se hace más espesa cuando se ahonda en el tema de las enfermedades laborales de esos 362.511 trabajadores de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura. En Colombia, como lo han demostrado diferentes investigadores, existe un subregistro generalizado de la enfermedad laboral. La situación es tal, que algunos sugieren con ironía que vivimos en una suerte de paraíso comparado con las estadísticas de algunos países europeos. Con todo y lo que eso significa, esas mismas cifras evidencian que estamos ante un grave problema de salud pública, porque la tasa de enfermedad laboral en el sector está más de 220 puntos por encima de la tasa colombiana de 111.20.
Llama la atención que en el sector cafetero únicamente se registre un promedio de 2.919 trabajadores dependientes de acuerdo con las cifras de Fasecolda. Como también es llamativo que, según la misma entidad, hayan presentado 13 enfermedades laborales entre 2014-2016. Y como el café tiene unas singulares condiciones de producción y de empleo, podemos afirmar que existe un enorme riesgo para los más de 700 mil trabajadores de esta actividad económica.
Cabe anotar que en otros sectores, como caña de azúcar y flores, lo sorprendente no es lo bajo del reporte sino las dimensiones de la enfermedad. Se calcula que la tasa de enfermedad laboral durante el 2016 fue de 1371 y 901, respectivamente.
Investigaciones
Precisamente por lo preocupante del asunto y la precariedad de nuestras estadísticas, es que la ENS ha venido adelantando una serie de investigaciones con los propios trabajadores, que permitan comprender y reflexionar sobre las condiciones de trabajo y empleo en el sector rural. En ese sentido, con apoyo de la Federación de Sindicatos Nacionales Holanda (FNV), este 2017 adelantamos una investigación que nos permitió identificar algunos de los riesgos del trabajo en el sector de la palma, como también las expresiones objetivas y subjetivas de estos riesgos físicos y psicosociales de los trabajadores.
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En esta nota es imposible resumir los resultados de la investigación, pero cabe destacar que las transformaciones del modelo productivo han intensificado los procesos de trabajo y enriquecido horizontalmente los cargos por la atribución de más funciones. En consecuencia, existe un malestar generalizado entre los trabajadores por el aumento de síntomas asociados a enfermedades o problemas osteomusculares y psicosociales, más allá de los problemas respiratorios y dermatológicos que eran habituales.
Pero, además, las condiciones de trabajo actual y sus nuevas exigencias pueden ser considerados factores que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, enfermedades no transmisibles (hipertensión y diabetes) y aumento de la mortalidad en general.
Renzo Quiroz Rios:
06/04/2018,hola muy buenos dias, con relacion a los numeros estadisticos de EA y AT, dodnde puedo contactarme con Orcar Gallo, en lo relacionado con el estudio y presentacion de una propuesta al MINTRBAJO para el control de los datos y la impemtentación de politicas publicas tendientes a intervenir los diferentes factores de riesgos en la poblacion trabajadora
Ferney Jaramillo:
06/04/2018,Buen día. Puedes escribirle a este correo: investigacion@ens.org.co