Desde mayo de 2013, fecha en que Colombia fue formalmente invitada a iniciar el proceso de adhesión a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el gobierno colombiano, en cabeza del presidente Santos, prendió sus motores para lograrlo. Tanto fue el beneplácito, que esa organización calificó al país como “de la más alta voluntad”.
Hoy, después de cuatro años y múltiples reuniones, evaluaciones, cambios normativos e institucionales, nuestro país se encuentra al borde de ser oficialmente reconocida como miembro de esa organización, que cuenta con 35 países.
Así las cosas, vale la pena preguntarse: ¿le conviene a Colombia estar en la OCDE? ¿Cumple el país con los estándares y supuestas “buenas prácticas” de que tanto habla la OCDE? ¿Cómo impactaría la adhesión de Colombia a esta organización en las presentes circunstancias?
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A estas preguntas trata de responder el documento realizado conjuntamente por el Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), la Central Unitaria de Trabajadores y la Escuela Nacional Sindical, el cual en su versión completa puede ver en:
La adhesión de Colombia a la OCDE: Una equivocación
Una hoja de ruta impuesta para la adhesión de Colombia a la OCDE
Según este documento, de Colombia lograr la aprobación por parte del comité de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales, y del de Comercio de la OCDE, habrá culminado los requisitos para su ingreso a esta organización, un proceso que, además, contará con la ayuda económica de Estados Unidos, según lo anunció el vicepresidente de este país, Mike Pence, en su pasada visita a Colombia. Reveló que aportará 2 millones de dólares para esa causa.
Para conseguir membresía plena Colombia debió seguir una “Hoja de Ruta”, que consiste en la revisión de políticas y funcionamiento institucional por parte de 23 de los 250 comités de la OCDE, dedicados a monitorear cambios en políticas específicas que culminan con la decisión unánime con la que cada comité da el “visto bueno” sobre la adecuación de Colombia a las recomendaciones. Antes del ingreso de Chile e Israel, y la postulación de Colombia, la OCDE no exigía la implementación de ninguna “hoja de ruta”.
Los temas laborales y las políticas sociales han sido los más controvertidos durante los 4 años del proceso de evaluación, principalmente por los altos niveles de informalidad laboral, los altos costos y la poca cobertura del sistema pensional, y por las prácticas antisindicales y la ineficacia de la protección estatal a los derechos laborales de los más de 22 millones de trabajadores del país.
Pero hay otros temas que evidencian el largo camino que enfrenta Colombia antes de alcanzar siquiera estándares promedio de los países OCDE.
Colombia en comparación con la OCDE
- El país tiene bajos niveles de inversión en educación, ciencia, investigación y desarrollo.
- Colombia tiene una estructura productiva que fomenta la enfermedad holandesa, no la producción. En sólo una década el país se convirtió en una economía reprimarizada, donde la principal actividad ha sido la minera y específicamente el petróleo y el carbón, y más recientemente el oro.
- Adherirse a la OCDE acarrea altos costos y pocos cambios positivos. Mucho se ha dicho sobre las ventajas de ingresar, pero poco se mencionan los altos costos explícitos e implícitos en este paso. Se estima que el costo del ingreso es de unos $5 millones de euros anuales, y para implementar las recomendaciones de los 23 comités el Estado colombiano tendrá que invertir cerca de $20 billones de pesos anuales por los próximos 15 años.
Conclusión
Las centrales sindicales de Colombia, mediante una juiciosa oposición, lograron detener el ingreso de Colombia a la OCDE, denunciando la violación sistemática de las libertades de asociación sindical, la creciente tercerización laboral, así como la impunidad en casos de violencia sindical.
Sin embargo, en este mes de noviembre se retomará la revisión de avances por parte del Comité de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales y de Comercio, paso final que decidirá el ingreso de Colombia a la OCDE.
De completarse el visto bueno, se corroborará la hipocresía de los dichosos estándares OCDE, pues Colombia es un país con el 90% de impunidad en homicidios a sindicalistas, está dentro de los 10 peores países para los trabajadores en el mundo, de cada 100 ocupados 68 son informales y carecen de protección social básica, solo 48,7% de los trabajadores recibe un salario y la tasa de sindicalización es apenas del 4,6%, con una cobertura de negociación colectiva en el sector privado que no pasa del 1,4% de toda la fuerza laboral activa.
De concretarse la ambición del gobierno colombiano por entrar a la OCDE, seremos no solamente el país con el rendimiento más rezagado, sino que profundizaremos todas las prácticas que hasta hoy nos han mantenido en el atraso.
Luis Camargo Velandia:
17/11/2017,No solo es una equivocacion de la gestión publica de la oligarquia colombiana, sino que es una mayor aberración la pacividad que muestran las centrales obreras. No se puede lograr nada cuando NADA se hace por evitar la toma de dichas desiciones. El daño a las generaciones futuras de trabajadores se lo debemos a la política SOCIALDEMOCRÁTA de los gobiernos colombianos
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