Resumen del informe presentado por la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de OIT

Trabajar para un futuro más prometedor, impulsar la justicia social y promover el trabajo decente, son las recomendaciones que apuntalan el informe que este 22 de enero presentó en Ginebra, Suiza, la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la OIT, con el cual esta organización dio inicio a la celebración de su centenario de fundación.

El informe lo puede consultar completo aquí 

La Comisión fue copresidida por el Presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, y el Primer Ministro de Suecia, Stefan Löfven, e incluyó representantes de los trabajadores, de los gobiernos, empleadores, académicos y ONG.

De su informe se destaca el llamado a “revitalizar el contrato social”, para que las y los trabajadores estén protegidos por una “Garantía Laboral Universal”, que preserve la libertad sindical, la negociación colectiva y otros derechos fundamentales del trabajo, así como seguridad y salud en el trabajo, un salario vital adecuado y límites máximos respecto a las horas laborales.

Incluye además recomendaciones importantes respecto al aprendizaje permanente, el apoyo a los trabajadores para gestionar la transición en el trabajo, la igualdad de género, los trabajadores rurales e informales, la inversión en cuidados e infraestructura, el ajuste climático, la protección social. Asigna un papel esencial a las políticas públicas, indicando que los Gobiernos deben regular y asegurar la aportación de servicios de todo tipo, y apoya el desarrollo de nuevos indicadores económicos que vayan más allá del estrecho ámbito del PIB.

La Comisión reconoció que la manera en que la globalización ha dejado atrás a la mayoría de las y los trabajadores del mundo, no puede repetirse en el Futuro del Trabajo. Afirma que los modelos empresariales han de ajustarse mejor a un programa centrado en las personas, reconociendo que el desafío reside tanto en nuevas formas de empresa como en nuevas formas de trabajo.  El trabajo no es una mercancía, y los profetas de la ‘uberización’ han sido advertidos.

El informe toma como punto de partida los enormes desafíos a los que se enfrenta el mundo, con cientos de millones de desempleados, cientos de miles de trabajadores que pierden la vida en el trabajo, un elevadísimo nivel de actividad económica informal. Señala que 300 millones de trabajadores viven en condiciones de extrema pobreza, que el crecimiento de los salarios no ha seguido el mismo ritmo que el crecimiento de la productividad y que se ha reducido la proporción de los ingresos. Enumera la probabilidad de que el cambio tecnológico tenga repercusiones importantes sobre el empleo y la capacitación.

Plantea asimismo que las transformaciones tecnológicas y los nuevos actores del mundo del trabajo, traerán oportunidades para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar sus opciones, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por las desigualdades a nivel mundial. Sin embargo, nada de ello ocurrirá por sí mismo. Sin unas medidas enérgicas que se deben tomar nos dirigiremos a un mundo en el que se ahondarán las desigualdades e incertidumbres.

Los avances tecnológicos (inteligencia artificial, automatización, robótica) crearán nuevos puestos de trabajo, pero quienes en la transición van a perder sus trabajos, podrían ser los menos preparados para aprovechar las nuevas oportunidades. Las competencias de hoy no se ajustarán a los trabajos de mañana, y las nuevas competencias adquiridas pueden quedar desfasadas rápidamente, señala el informe.

La ecologización de nuestras economías creará a su vez millones de puestos de trabajo, en la medida que adoptemos prácticas sostenibles y tecnologías limpias. En cambio, otros puestos desaparecerán cuando los países reduzcan progresivamente la industria basada en el carbón y en el uso intensivo de los recursos.

La evolución demográfica no es un factor desdeñable, precisa el informe. Si bien es cierto que el aumento de la población juvenil en algunos países y el envejecimiento de la población en otros, ejercen presión sobre los mercados de trabajo y los sistemas de seguridad social, estos cambios abren nuevas vías que nos brindan la posibilidad de tener sociedades basadas en los cuidados y la inclusión. Tenemos que aprovechar las posibilidades que nos brindan estas transformaciones profundas.

El informe hace énfasis en que hay que revitalizar el contrato social, para lo cual es precisa la acción comprometida de los gobiernos y organizaciones de empleadores y trabajadores. Un contrato social que asegure a los asalariados participación justa en el progreso económico, el respeto de sus derechos y la protección de los riesgos a los que se exponen. El diálogo social puede desempeñar un papel fundamental en la pertinencia de este contrato, siempre que todos los actores del mundo del trabajo intervengan en él, en particular los millones de trabajadores que actualmente están excluidos.

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En aras de fortalecer el contrato social, la Comisión Mundial de OIT propone un programa que sitúe a las personas y el trabajo que realizan en el centro de las políticas económicas y sociales y de práctica empresarial. Programa que descansa en tres ejes de actuación, a saber:

1- Aumentar inversión en capacitación

La capacitación hace posible que las personas amplíen sus oportunidades y mejoren su bienestar, adquieran competencias y las perfeccionen. El aprendizaje permanente engloba el aprendizaje formal e informal desde la primera infancia y la educación básica, hasta el aprendizaje en la vida adulta. Gobiernos, trabajadores y empleadores, así como las instituciones educativas, tienen responsabilidades a la hora de generar un ecosistema de aprendizaje efectivo que cuente con financiación adecuada. Los jóvenes necesitan ayuda para sortear las dificultades de la transición de la escuela al trabajo.

Hay que aplicar un programa transformador y mensurable para la igualdad de género, señala la Comisión en su informe. Las políticas deben promover que se comparta la prestación de cuidados no remunerados en el hogar para crear una auténtica igualdad de oportunidades en el lugar de trabajo. El fortalecimiento de la voz de las mujeres y de su liderazgo, la eliminación de la violencia y del acoso en el trabajo, y la aplicación de políticas de transparencia salarial, son condiciones para la igualdad de género.

El informe aboga por la protección social universal desde el nacimiento hasta la vejez. El futuro del trabajo requiere un sistema de protección social sólido y con capacidad de respuesta, basado en los principios de solidaridad y de reparto de riesgos. Ello exige un piso de protección social que asegure un nivel básico de protección para todas las personas vulnerables, complementado por regímenes contributivos de seguridad social que proporcionen niveles mayores de protección.

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2- Aumentar inversión en instituciones del trabajo

Las instituciones que regulan el trabajo, desde la reglamentación y los contratos, hasta los convenios colectivos y los sistemas de inspección, son las piedras angulares de las sociedades justas, forjan las vías que llevan a la formalización y a un futuro de trabajo con dignidad, seguridad e igualdad.

Se debe establecer una Garantía Laboral Universal. Esto es: todos los trabajadores, independientemente del acuerdo contractual o situación laboral, deberían disfrutar de derechos fundamentales del trabajo: un salario vital adecuado, límites máximos para las jornadas laborales, protección en seguridad y salud en el trabajo. Los convenios colectivos o la legislación de los países pueden aumentar este piso de protección social.

Los trabajadores necesitan mayor autonomía sobre su tiempo laboral, sin dejar de satisfacer las necesidades de la empresa y su productividad, señala la Comisión Mundial de OIT. En ese sentido, se debe aprovechar la tecnología y lograr flexibilidad y control sobre los horarios de trabajo. Ampliar las oportunidades y conciliar la vida profesional con la vida personal puede ayudarles a alcanzar este objetivo.

Mediante el diálogo social y la promoción de políticas públicas se debe garantizar la representación colectiva de los empleadores y trabajadores. Éstos deberán disfrutar de los derechos de libertad sindical y negociación colectiva, con el Estado como garante. Los sindicatos y los empleadores deben robustecer su legitimidad representativa a través de técnicas de organización innovadoras, que incluyan a quienes están involucrados en nuevos modelos empresariales, incluso mediante el uso de la tecnología.

Encauzar y administrar la tecnología en favor del trabajo decente, es otro llamado que hace la Comisión de OIT en la búsqueda de un futuro más prometedor. Esto significa que los trabajadores y directivos han de diseñar la concepción del puesto de trabajo; han de adoptar un enfoque de la inteligencia artificial «bajo control humano», que garantice que sean personas las que tomen las decisiones que afectan al trabajo.

Asimismo, debería establecerse un sistema de gobernanza internacional de las plataformas digitales, que les exija a éstas (y a sus clientes) el respeto de determinados derechos y protecciones mínimas. Los avances tecnológicos requieren también la reglamentación del uso de datos y de la responsabilidad sobre el control de los algoritmos en el mundo del trabajo.

  1. Incrementar inversión en trabajo decente y sostenible

De conformidad con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, la comisión recomienda inversiones transformadoras en áreas clave en favor del trabajo decente y sostenible,. Inversiones de este tipo impulsarán también la igualdad de género y podrían crear millones de puestos de trabajo y nuevas oportunidades para las microempresas y las pequeñas y medianas empresas.

El desarrollo de la economía rural, del cual depende el futuro de muchos trabajadores del mundo, debería convertirse en una prioridad. Es necesario orientar la inversión hacia infraestructuras materiales y digitales de alta calidad para reducir la brecha existente y apoyar la creación de servicios públicos de valor elevado.

Remodelar las estructuras de incentivos empresariales en pro de estrategias de inversión a largo plazo, y explorar indicadores de desarrollo humano y bienestar. Cabe también contemplar políticas fiscales justas, revisar las normativas contables empresariales, y cambios en las prácticas de presentación de informes. Han de adoptarse también nuevos modos de medir el desarrollo de los países para que den cuenta de las dimensiones distributivas del crecimiento, el valor del trabajo no remunerado que se realiza en el servicio doméstico y en las comunidades, así como de las externalidades de la actividad económica, por ejemplo, la degradación medioambiental.

Asumir responsabilidades Exhortamos a todas las partes interesadas a que asuman su responsabilidad en la construcción de un futuro del trabajo justo y equitativo. Recomendamos en particular el establecimiento de relaciones de colaboración más sistémicas y sustantivas entre la Organización Mundial del Comercio, las instituciones de Bretton Woods y la OIT.

La OIT está llamada a desempeñar un papel ejemplar en el apoyo a la ejecución de este programa. Puede convertirse en un órgano de referencia en el sistema internacional en lo que respecta al diálogo social, la orientación y el análisis de las estrategias de cada país en pro del futuro del trabajo. Recomendamos además que se preste especial atención a la universalidad del mandato de la OIT. Esto implica aumentar el alcance de sus actividades para incluir a aquellas personas que, históricamente, han permanecido excluidas en gran escala de la justicia social y del trabajo decente, en particular a quienes trabajan en la economía informal.

Esto implica tomar medidas innovadoras para afrontar la diversidad de situaciones en las que se presenta el trabajo y, en particular, el fenómeno emergente del trabajo digital a través de la economía de plataformas. Consideramos que la garantía laboral universal es una herramienta adecuada para responder a estos desafíos y recomendamos que la OIT preste una atención con urgencia a su aplicación.

Finalmente, la Secretaria General de la Confederación Sindical Internacional, Sharan Burrow, señaló que el informe “representa un paso importante en el camino hacia la Conferencia del Centenario de la OIT en junio, donde los sindicatos presionarán para que se adopten decisiones concretas y ambiciosas para conformar un mundo del trabajo que esté, tal como lo menciona la Comisión: centrado en las personas”.


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