Por Carlos Julio Díaz Lotero. Analista ENS
La Ruta de la Seda fue un gran corredor de desarrollo en torno de las rutas comerciales organizadas a partir del negocio de la seda china desde el siglo uno antes de Cristo, durante la dinastía Han. Se extendía por todo el continente asiático, y conectaba a China con Mongolia, el subcontinente indio, Persia, Arabia, Siria, Turquía, Europa y África.
Recientemente, en el año 2013, el presidente de China, Xi Jinping, anunció una nueva versión de la Ruta de la Seda, que se conoce como “la Iniciativa de Franja y la Ruta”. El proyecto abarca a 65 países, y mediante combinación de una ruta terrestre y una marítima conecta a China con Europa, Asia Central, Oriente Medio y África. En la ruta se encuentra el 70% de la población mundial, el 75% de las reservas de energía conocidas, y se genera el 55% del PIB mundial.
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Xi Jinping ha invitado a Estados Unidos y a América Latina a unirse a este gran cinturón de desarrollo, que le da un nuevo enfoque a la globalización y la diferencia de la tendencia dominante basada en los flujos financieros especulativos y cadenas globales organizadas en torno al trabajo precario y al suministro de bienes primarios por parte de los llamados “países en desarrollo”, los cuales. bajo este modelo productivo, obviamente nunca se van a desarrollar.
A finales del mes de enero de este año la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) apoyó oficialmente la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China (IFR). El Plan de Acción 2019-2021 concertado por el Foro China-CELAC es bastante esperanzador, toda vez que plantea importantes retos a la región, dentro de los cuales destaca el de dejar atrás su papel tradicional de exportador de materias primas, y enfocarse hacia la industrialización y el desarrollo de su infraestructura. Hoy China ya es el principal socio comercial de Argentina, Chile, Brasil y Perú, y ha desarrollado, y desarrolla, importantes obras de infraestructura en Centro América y el Caribe, Ecuador y Bolivia, entre otros.
La respuesta de Estados Unidos a esta iniciativa china, fue la gira que recientemente el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, hizo por México, Argentina, Perú, Colombia y Jamaica, la que no solo utilizó para lanzar diatribas contra China sino que llegó a afirmar que “América Latina no necesita una nueva potencia imperial”. Es decir que con ellos es suficiente y sobra.
El mensaje de Tillerson es que sigamos aferrados al modelo colonial basado en la exportación de materias primas minero-energéticas, que nos olvidemos del desarrollo industrial y agropecuario, de la infraestructura, de la ciencia y la tecnología, y desde luego que hagamos caso omiso de la invitación China de vincularnos al más grande y ambicioso proyecto de desarrollo mundial en infraestructura ferroviaria, de carreteras, puentes, túneles, puertos, canales, y parques industriales que hacen parte de “la Iniciativa una Franja una Ruta”.
La construcción de estos proyectos de infraestructura y las nuevas industrias que se desarrollarían, elevaría a tal punto los niveles de productividad de América Latina y el Caribe que nos permitiría dar trabajos decentes a los 26.4 millones de desempleados que hay en la región, según informe reciente de la OIT. Más de 2 millones de ellos se encuentran en Colombia.
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Según el enfoque de la iniciativa, el desarrollo una Franja una Ruta sería del mayor interés para el mismo Estados Unidos, pues resolvería el problema de presión de los migrantes latinoamericanos que buscan oportunidades en ese país, como resultado de su elevada pobreza, desempleo, hambre y falta de oportunidades.
China ha sido criticada por el sindicalismo internacional por tener muchas limitaciones al ejercicio de los derechos de libertad sindical. Es algo que debe corregir. No obstante, es el único país del mundo donde los salarios de los trabajadores crecen en términos reales. La pobreza, según informan, habrá desaparecido de China en el 2020. No todo es perfecto, pero es una mejor opción que la globalización neoliberal y el colonialismo anglo-americano y europeo.
América Latina y Colombia deben subirse al ferrocarril de la nueva ruta de la seda. ¿Qué dicen los candidatos a la presidencia de Colombia? Algunos países latinoamericanos ya tomaron la decisión.
Juan Carlos Herrera:
20/02/2018,Excelente artículo. Ciertamente, la participación de A.L. en el proyecto una franja una ruta es una oportunidad indispensable para el desarrollo de la región. EEUU se opondrá necesariamente porque pierde su hegemonía geopolítica. Habrá que redoblar esfuerzos a nivel sindical para desarrollar un proyecto regional centrado en el eje del trabajo y la transformación industrial.
AZL:
21/02/2018,Obviamente este es un gran proyecto para China. Sin embargo me surgen unas cuantas preguntas. En que nos beneficia a nosotros, que ya estamos inundados con productos «Made in China,» el que China disminuya la distancia entre sus productos de exportacion (juguetes de plastico, imitaciones baratas hasta de piel humana, carros, computadores, piezas, todo productos no-essenciales) y nuestros consumidores? En que nos beneficiara el que China disminuya la distancia entre nuestros productos de exportacion (alimentos: esenciales para la supervivencia humana) y su casi 1 billon y medio de consumidores? Que el desempleo disminuira en la region? China puede exportar mano de obra. Que nuestro petroleo tendra mas salida? Que nuestros metales seran sacados de la tierra y desapareceran de nuestros territorios con la velocidad del tren rapido? Claro. A que precio? A quien se beneficiaria?
La Nueva Ruta de la Seda, posibilidad de Trabajo Decente para América Latina. - Actualidad - Conexión Agro:
19/06/2018,[…] Ver noticia original […]