El diálogo social es un procedimiento creado por los sistemas democráticos para tramitar los conflictos y resolver las problemáticas políticas, económicas, sociales y laborales a nivel de país, de los territorios y en las unidades económicas.
El ejercicio de la libertad es una condición para el desarrollo del diálogo social y el propósito de éste es la construcción de sociedades más equitativas. Donde no hay libertad de asociación, donde no hay libertad de expresión, donde se reprime la protesta social, y donde empleadores o trabajadores no pueden organizarse para la representación de sus intereses no pueden prosperar el dialogo social y la democracia participativa
El diálogo social equilibra el poder político de los sujetos sociales, facilita la incidencia de los actores sociales en la formación de políticas públicas y redistribuye la riqueza económica creada por el trabajo. En consecuencia, permite bajo condiciones adecuadas, un mayor alineamiento de dichas políticas con los intereses de los sectores más representativos de la sociedad. Tiene por tanto el potencial de contribuir a la democratización de la sociedad por la vía de su impacto en la acción del Estado.
A nivel de la empresa es también una herramienta valiosa. La negociación colectiva, por ejemplo, puede lograr un mejor balance de los intereses de los dos factores claves de la producción: el capital y el trabajo. La evidencia internacional demuestra que la negociación colectiva puede hacer más competitiva a las empresas y paralelamente mejorar las condiciones de trabajo. Países con alta cobertura de negociación colectiva muestran mejor distribución del ingreso. Es interesante señalar que entre las diez economías más competitivas del mundo, según el Foro Económico Mundial, al menos seis muestran una extendida práctica de la negociación colectiva y del dialogo social
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El diálogo social en Colombia sigue siendo marginal y poco eficaz
Aunque se han establecido mecanismos institucionales para encauzar el diálogo social tripartito, este sigue siendo ineficaz. Existe poca credibilidad de los actores sociales y de los gobiernos, en sus diferentes niveles, en este proceso de participación y de gobernanza democrática para lograr un desarrollo económico, social e institucional estable.
La negociación colectiva sigue siendo marginal, con una cobertura inferior al 7% de la población ocupada, y con formas de contratación colectiva que no permiten la libertad y autonomía de los trabajadores para incidir en sus condiciones de trabajo como ocurre con los pactos colectivos y los contratos sindicales.
No obstante, a pesar de la existencia de un entorno poco favorable para el ejercicio del dialogo social como una característica del Estado Social de Derecho, que define nuestro sistema político, encontramos expresiones de resistencia tanto en la sociedad como en el marco de las empresas, que contracorriente no renuncian a la construcción de un modelo de relaciones socio-políticas y laborales más democráticas.
Los acuerdos de paz y las apuestas del sindicalismo para que estos se implementen, a pesar de los saboteos e incumplimientos gubernamentales, es una muestra de la persistencia y la insistencia en la reconciliación y la convivencia pacífica en el marco de la diversidad de conflictos y problemas a resolver que tenemos como sociedad.
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Aprender de las experiencias exitosas de dialogo social
La Escuela Nacional Sindical desde su nacimiento no ha renunciado al propósito de aportar a la configuración de una sociedad más equitativa, haciendo más democrática las relaciones laborales en el mundo del trabajo. Bajo la lógica dominante de una cultura antisindical en la sociedad y en el marco de la mayoría de las empresas, podemos encontrar algunas experiencias exitosas de dialogo social que renuevan nuestra esperanza en la construcción de una Colombia deliberativa, incluyente y más igualitaria.
Ha sido nuestro propósito identificar, a partir de estas experiencias, factores que contribuyen a la transformación de las relaciones laborales y la concertación de modelos democráticos de relaciones laborales para que sirvan de ejemplo y desaten otros procesos que permitan el desarrollo democrático de nuestro país.
La legitimidad de los actores, la eficacia del dialogo social, la voluntad política, la transparencia, la confianza y la fuerza de los argumentos, no los argumentos de la fuerza y la violencia, son valores y principios que sirven de fundamento para fortalecer los sistemas democráticos mediante el dialogo social, pero también del dialogo social para transitar de sociedades y relaciones laborales autoritarias a sociedades y relaciones laborales democráticas.
En el estudio que presentamos a continuación socializamos cuatro experiencias exitosas de dialogo social en cuatro sectores estratégicos de la dinámica empresarial y publica de nuestro país. Esperamos con ello contribuir a que otros procesos transformen la limitada democracia que obscurece nuestro futuro.