Sintracarbón amplía su radio de acción: ahora tiene dos subdirectivas en Cundinamarca

Por casi 30 años Sintracarbón ha tenido jurisdicción en la minería del carbón a cielo abierto de la Costa Atlántica, especialmente en el Cerrejón. Por eso llama la atención —como un hecho de avance significativo— su reciente fusión con Sintracoal, sindicato de base la compañía norteamericana Columbia Coal Company, que, con cerca de mil trabajadores, explota carbón en minas de socavón de los municipios de Guachetá y Cucunubá, al norte de Cundinamarca.

Tal fusión se realizó a principios de abril por el sistema de absorción, y para ello no solo se requirió que los trabajadores afiliados a Sintracoal la aprobaran, sino solicitar el aval de la presidencia de la CTC, dado que Sintracoal, antes de la fusión, era filial de esta central sindical, mientras que Sintracarbón es de la CUT.

En palabras de Miguel Morantes, presidente de la CTC, la fusión se hizo considerando la importancia que para el movimiento sindical tiene el aglutinamiento de trabajadores en grandes sindicatos de Industria, que les permita defender en mejores condiciones sus derechos y reivindicaciones; y Sintracoal era un sindicato pequeño, el único de la CTC en el sector del carbón. Fue creado en 2013 y ya firmó su primera convención colectiva, en un proceso que no fue fácil, dada la campaña de la empresa para desacreditarlo y debilitarlo. Tanto así que de los 300 afiliados que tuvo en un principio, hoy quedan solo 120.

Justamente la meta de Sintracarbón, ahora que cuenta con estas dos subdirectivas en los dos municipios mencionados, es fortalecerlas y aumentar su membresía.

“El paso que ha dado Sintracarbón le permitirá avanzar en su acciona sindical en Cundinamarca y Boyacá, que se suma al trabajo histórico que ha realizado en La Guajira y Cesar, para formar un gran sindicato del carbón”, señaló Carlos Bustos, Coordinador en Colombia de Industri-All Global Union, federación internacional que representa a 50 millones de trabajadores del sector minero, energético e industrial en 140 países, de la cual es filial Sintracarbón, organización que, según su presidente, Jairo Quiroz, considera muy importante ampliar su membrecía en el interior del país, especialmente en la región cundi-boyacense, donde laboran unos 30 mil mineros rasos de pequeñas y medianas empresas.

Lo otro es que en esta región históricamente la actividad sindical ha sido mínima, casi inexistente.

Características y condiciones laborales en minas de socavón

En la zona cundiboyacense la explotación de carbón tiene raíces milenarias. Los muiscas lo usaban en la elaboración de cerámicas.

Es básicamente minería de pequeña escala, que involucra entre uno y 10 trabajadores, y con precario nivel de tecnificación. Tradicionalmente la producción de carbón en la zona ha sido estimulada por la demanda industrial doméstica, especialmente tras la creación de Acerías Paz del Río en los años 50 del siglo pasado.

En los últimos años el incremento de la producción y el precio del carbón ha atraído mucha mano de obra minera, y ello ha redundado en un proceso de cambios de patrones económicos, sociales y culturales en una región que, después de Cesar y La Guajira, es la que más tiene reservas de carbón en el país. Pero debido a su tipografía y ubicación los costos de transporte hacia el mar son altos, de ahí que la expansión de la explotación en esta zona ha sido mucho más lenta y frágil que en las megaminas a cielo abierto de la Costa Atlántica.

En teoría son trabajadores que en laboran 6 días semanales (48 horas semana). Sin embargo, como el pago no es por el número de horas laborada si no al destajo, es decir, según la cantidad de carbón puesto en la bocamina, ello genera una estructura de ingresos fluctuante. Mientras que un piquero con experiencia puede ganar un millón de pesos por quincena, los menos experimentados no ganan ni la mitad. De ahí que muchos hagan un sobre esfuerzo para trabajar más horas y aumentar su salario.

Las condiciones laborales en las pequeñas y medianas minas son por lo general precarias, no solo en Cundinamarca y Boyacá sino en todo el país. Los trabajadores tienen mínima estabilidad laboral, y serias necesidades en materia de higiene y seguridad industria. Es muy alto el número de mineros afectados en su salud por la actividad: problemas de columna y del sistema respiratorio, silicosis, etc.

Es el caso de la mina La Providencia, a la que directivos de Sintracarbón hiciern una visita y encontraron que el dueño de la mina de un momento a otro la cerró, dejando en el aire a los trabajadores, muchos de ellos con más de 10 y 15 años de antigüedad. Es más, muchos no han cotizado lo suficiente a un fondo pensional como para aspirar a una pensión, y quienes si cotizan lo hacían por el salario mínimo, así ganen más que el mínimo. Como tampoco les reconocen el recargo salarial por tratarse de una actividad de alto riesgo.

Tal inestabilidad en los ingresos y la seguridad social, sumado al alto riego que tiene el trabajo en las minas de socavón (cada rato en el país mueren mineros del carbón en accidentes, como los 4 fallecidos en el municipio antioqueño de Buriticá el pasado fin de semana), reduce dramáticamente la calidad del empleo.

La intermediación en la compra y venta del carbón también juega un papel en el negocio. La existencia de tantas pequeñas y medianas minas ha conllevado la aparición de agentes que compran al carbón para luego revenderlo a los grandes consumidores del interior. La actuación de estos intermediarios “parásitos” hace poco rentable el negocio de la explotación de carbón a pequeña escala.

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