Profesores de la Universidad de Antioquia se animan a organizarse en sindicatos


 

En los 210 años de existencia de la Universidad de Antioquia sus profesores y profesoras nunca habían estado agremiados en sindicato. Por eso llama la atención, no solo el reciente nacimiento del Sindicato de Profesores de la Universidad de Antioquia Seccional ASPU (AspUdeA), sino que la Asociación de Profesores (Asoprudea), organización que tiene más de 50 años de existencia, está discutiendo convertirse en sindicato, con lo cual, a falta de uno, habría dos sindicatos en el Alma Máter de los antioqueños.

En efecto, a finales de agosto pasado 50 profesoras y profesores de la U. de A., en su mayoría de contratación temporal (de cátedra y ocasionales), constituyeron AspUdeA, sindicato afiliado a la CUT y a la Federación Internacional de la Educación.

El aspecto más significativo de esta nueva organización sindical es que nace con el propósito de aglutinar y defender los intereses laborales y políticos de los docentes de cátedra, que constituyen cerca del 80% de la planta profesoral de la universidad pero padecen un alto grado de discriminación, exclusión, bajos salarios y condiciones laborales precarias.

Por su parte, la Asociación de Profesores aspira a convertirse en sindicato para superar las limitaciones que en la actual coyuntura le plantea el hecho de ser simple asociación. La principal es no poder negociar condiciones laborales en el marco del Decreto 1092, que desde el 2012 rige la negociación colectiva en el sector estatal.

La otra gran limitación de Asoprudea es que por estatutos sólo puede afiliar a profesores de planta, cuyo número es cada vez menor: no más de 1.500 en la actualidad (800 vinculados a la Asociación). Un pequeño número frente a los cerca de 5 mil profesores y profesoras de cátedra y ocasionales que ya tiene la U. de A., como producto de los cambios  que ésta ha tenido en su estructura docente en las últimas décadas, en las que la vinculación de profesores de cátedra dejó de ser la excepción y se convirtió en la norma.

La idea de dar el paso a sindicato, según María Rocío Bedoya, presidenta de Asoprudea, ha tenido buen ambiente en los debates realizados. En los próximos días se hará una consulta entre la membrecía para verificar si la idea de convertirse en sindicato tiene suficiente consenso.

 La propuesta de Asoprudea

 Desde julio pasado María Rocío Bedoya, profesora de Derecho y abogada laboralista, es la presidenta de la Asociación de Profesores de la U. de A. (Asoprudea). Entre su agenda de trabajo tiene, como objetivo prioritario, la conversión de la Asociación en sindicato.

Entre los argumentos para sustentar este paso mencionó el hecho de que, como sindicato, ya podrán tener la representación de todos los profesores, incluidos los de cátedra; podrán negociar pliego de peticiones con la administración de la universidad con base en el Decreto 1092; y podrán tener representantes sindicales en las distintas unidades académicas con poder de negociación.

Asimismo, la conversión a sindicato les dará más garantías para desarrollar las actividades gremiales sin temor. Y tendrían la posibilidad de afiliarse a Fecode, escenario sindical y político que permite dar una lucha más consistente y amplia en defensa de la educación pública en el país, que siempre ha sido un principio rector de la actividad gremial de Asoprudea.

“Espero que los y las profesoras nos acompañen en estos objetivos”, señaló la profesora Bedoya, pero advirtió que no será asunto sencillo, porque entre un sector del profesorado vinculado hay dudas sobre la conveniencia de hacer la conversión a sindicato, en parte por las connotaciones negativas que el sindicalismo aún tiene en el imaginario social. “Nuestro trabajo es hablar con ellos y explicarles la necesidad que hay de dar ese paso, así como los cambios que se están dando en el mundo sindical, y las ventajas que éste tiene”, agregó.

En cuanto a un eventual acuerdo de unión con el sindicato ya conformado, AspUdeA, dijo que no es una opción descartable, aunque difícil, dado que se trata de dos organizaciones con historias y procesos muy diferentes. Mientras que ASPU es un sindicato de proyección nacional, la Asociación de Profesores centra su trabajo en los asuntos propios de la U. de A.

Hay coincidencias en varios aspectos, y sería ideal ponernos de acuerdo. Pero desafortunadamente los compañeros de AspUdeA se constituyeron en sindicato sin convocar a la Asociación. Pero no queremos interferir en el desarrollo de su proyecto, así como creemos que ellos tampoco interferirán con el nuestro”, señaló.

Otro de los puntos que la Asociación tiene en su agenda, es el debate que se está dando entre las universidades públicas del país en torno a lo que han llamado una “Constituyente Universitaria”, que permita hacer las reformas de fondo que requiere la educación superior, sumida hoy en procesos de privatización y desfinanciación. Ya el tema se debatió en dos encuentros realizados para tal fin, el primero el pasado mes de agosto en la U. de A, y el segundo en noviembre en la Universidad de los Llanos. En ambos participaron 14 universidades públicas.

Los retos de AspUdeA

AspUdeA tiene origen en Aprocátedra, una asociación de profesores de cátedra que surgió en la U. de A. en el 2009. Dado que como asociación no tenía la facultad jurídica y política para reclamar derechos laborales, en el mes de agosto pasado sus afiliados tomaron la decisión de transformarse en sindicato, como seccional de la Asociación de Profesores Universitarios (ASPU), sindicato de carácter nacional que tiene 57 años de existencia.

Su junta directiva actual, con Marta Cecilia Salgado como presidenta, es provisional hasta marzo de 2014, cuando se realizará la asamblea de afiliados para elegir junta directiva por 2 años.

Ramiro H. Giraldo, vicepresidente de AspUdeA, en entrevista con esta Agencia informó que la organización ya cuenta con más de 100 afiliados, profesores de cátedra el 97% de ellos. Pero la aspiración –enfatizó- es no solo agremiar a los docentes de cátedra sino también al profesorado con vinculación directa. “Nuestra propuesta es amplia. Nacimos para ampliar y profundizar la democracia en la U. de A, una propuesta en la que todos ganemos”, agregó.

Giraldo es abogado y economista que desde hace 15 años labora como profesor de cátedra en la U. de A. y en los últimos años ha sido la cabeza visible de los intentos de organización gremial de los profesores de cátedra. Informó que a principios de 2014 AspUdeA presentará a la administración de la Universidad un pliego petitorio para ser negociado en el marco del Decreto 1092, previa discusión y socialización con el profesorado.

Dicho pliego recogerá las aspiraciones más sentidas del profesorado de cátedra. La más sensible es la garantía de estabilidad laboral, con contratos extendidos a 11.5 meses al año. Porque un profesor de cátedra en la U. de A. tiene contrato solo por 8 meses, es decir, el tiempo de dos semestres académicos. “Para poder cotizar a pensión por un año tenemos que trabajar tres semestres”, aclara Giraldo.

A trabajo igual, salario igual, norma básica del derecho laboral que AspUdeA aspira a que se cumpla en la U. de A., porque las diferencias salariales con los profesores vinculados son enormes. Tanto así que “con lo que se paga a un profesor vinculado se pagan tres de cátedra”, aseguró. ´

También hay diferencias en las condiciones de trabajo. En cantidad de horas de clase, por ejemplo. Mientras un profesor vinculado dicta entre 8 y 10 horas semana, hay muchos profesores de cátedra que dictan hasta 18 y 20 horas, y en eso llevan años. Como tampoco hay igualdad en estímulos económicos a la experiencia y a la productividad académica. Por ejemplo -dice Giraldo- al profesor vinculado publicar un libro se le convierte automáticamente en factor salarial, al de cátedra no, sus estatutos son diferentes. Y hay discriminación en las becas para maestrías y doctorados. En este aspecto pedirán gratuidad para acceder a ellas, o sea en igualdad de condiciones con los profesores vinculados.

El pliego petitorio también incluirá reivindicaciones políticas, el derecho a participar en la democracia de la Universidad, a tener un representante en el Consejo Superior y en los consejos académico y de facultades. El derecho a no ser discriminados en el acceso a la universidad cuando, generalmente por motivo de orden público, ésta restringe el acceso. En tales casos pueden ingresar los empleados y profesores vinculados, pero los de cátedra no. Como también pedirán que se les asigne una oficina digna, pues la que tienen es ínfima e incómoda.

Admite Giraldo que la mayor dificultad para crecer el sindicato y avanzar en organización, son las reservas de les profesores de cátedra a afiliarse al sindicato, pues temen que la universidad no les renueve el contrato. “Los profesores deben dejar el miedo, entender que el sindicato es necesario. También esperamos que los indiferentes y los apáticos se acerquen”, agregó.

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