Como “un sainete” calificó la CUT negociación del salario mínimo, que el gobierno terminó fijando por decreto

CGT y CTC también lamentaron el fracaso de Comisión de Concertación

Un “sainete”, fue el término que la CUT utilizó para calificar el proceso de negociación del aumento del salario mínimo que se adelantó en diciembre pasado en la Comisión Permanente de Concertación de Políticas Laborales y Salariales, apreciación con la cual, en términos generales, coincidieron las otras dos centrales sindicales, CGT y CTC.

Como se sabe, ante el desacuerdo de empresarios y trabajadores en torno al incremento del salario mínimo, éste debió ser fijado por el Gobierno, que lo dejó en un 4,4% ponderado (salario mínimo y auxilio de transporte), ligeramente superior en 0,62% a la inflación causada de ingresos bajos. Pero muy inferior al porcentaje que de mutuo acuerdo pidieron las tres centrales sindicales, que fue del 9.5%, como una forma de recuperar algo del poder adquisitivo que en los últimos años ha perdido el salario mínimo con respecto al costo de la canasta familiar.

Por su parte, los empresarios llegaron a la mesa ofreciendo 4.2% de incremento, y de ahí no se movieron, argumentando factores como las cargas que les fueron impuestas en la nueva reforma tributaria, la posible restitución del horario para los recargos nocturnos y dominicales que tramita el Gobierno en el Congreso, y la incertidumbre sobre la economía nacional e internacional.

Para Luis Alejandro Pedraza, presidente de la CUT, el incremento real del salario mínimo fue de solo el 0.8%, si se tiene en cuenta que la Corte Constitucional estableció por sentencia que el salario mínimo no debe estar por debajo de la inflación causada, que en el 2014 fue del 3.65%. Al tiempo que calificó como “un sainete más” la negociación en la Comisión de Concertación.

Igualmente calificó como “desastrosa” la actuación del gobierno encabezado por el Ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, quien, a su juicio, fue “consecuente y obsecuente con el modelo económico neoliberal que lidera el presidente Juan Manuel Santos”.

El gobierno —agregó— no fue capaz de fijar una posición propositiva. “Se limitó a administrar el uso de la palabra y a acoger las orientaciones que en materia salarial dictan el Fondo Monetario Internacional, el Ministerio de Hacienda y la junta directiva del Banco de la República, que manifestó que el salario mínimo no podía estar desligado de la inflación”, indicó.

Y sobre la actuación de los gremios empresariales, el presidente de la CUT dijo que éstos fueron “intransigentes y revanchistas”, porque, inconformes con la reforma tributaria que aprobó el Congreso por iniciativa del Gobierno, asumieron una actitud negativa que afectó el clima de negociación.

Asimismo, el dirigente sindical reconoció la incidencia que en fracaso de las negociaciones tuvo el incumplimiento de los compromisos del Gobierno con el movimiento sindical, concretamente en lo relativo a la restitución de los dominicales y los recargos nocturnos después de las 6 de la tarde, y la rebaja de la cuota de salud de los pensionados del 12% al 4%, según un acuerdo que el Gobierno firmó con las centrales sindicales el 30 de diciembre de 2013. Estos incumplimientos, señaló Pedraza, generaron la desconfianza de los trabajadores.

No hubo ningún interés en tratar ese tema por parte del gobierno y empresarios. Por el contrario, el Gobierno planteó que lo de los dominicales y recargo nocturno se tramita mediante una ley del Congreso. Pero los empleadores no están dispuestos a aceptar un minuto de disminución de la jornada diurna como está establecida, es decir hasta las 10 de la noche”, precisó el presidente de la CUT.

Ministro sin apoyo, dijo la CGT

Por su parte Julio Roberto Gómez, presidente de la CGT, lamentó que este año tampoco se hubiera logrado una concertación en torno al incremento salarial para 2.3 millones de colombianos, número que en el país recibe una remuneración mínima legal.

Tuvimos tres reuniones. La última el 15 de diciembre, que si bien fue la fecha límite, el Gobierno quedaba facultado para convocar nuevas reuniones. La CUT decidió no asistir más, la CGT, la CTC y la Confederación Democrática de Pensionados insistimos que no habíamos esculpido en piedra la propuesta del 9.5%, que estábamos dispuestos a un movimiento, pero lamentablemente los empresarios se mantuvieron en su posición y en esas condiciones no hubo posibilidad de nuevos contactos. El Gobierno finalmente opta por establecer el incremento a través de un decreto unilateral”, explicó Gómez a esta Agencia.

Sin embargo, apoyó la actuación que en el proceso tuvo el Ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, de quién dijo que no tuvo el apoyo suficiente por parte del Gobierno, concretamente del Ministerio de Hacienda.

Tengo el legítimo derecho en poner en duda la lealtad del gobierno para con Luis Eduardo Garzón, quien estuvo presionando para que el incremento estuviera por encima del 5%. Pero pudo más la presión de los empresarios y la actitud ultraneoliberal del Ministro de Hacienda, que la actitud democrática de Lucho Garzón. Él hizo todo lo posible para propiciar un acuerdo”, señaló al respecto.

Al preguntársele sobre la posibilidad de que la reforma tributaria aprobada semanas antes por el Congreso hubiera sido factor determinante para que el incremento del salario mínimo no hubiese sido mayor, Gómez no desmintió esa posibilidad. “Algo de eso tuvo que haber existido, porque fue muy raro que los empresarios de un momento a otro dejaron de ser críticos de la reforma tributaria y posteriormente aparece el decreto del aumento del salario mínimo”, señaló.

Y en relación con la actitud intransigente adoptada por los empleadores en la mesa, dijo que no le extraña, porque fue la misma de siempre: vender la idea de que un mejor incremento salarial hace colapsar la economía, lo cual a su juicio no es cierto. “La cabra siempre tira al monte, y yo no he visto grandes dosis de generosidad en los representantes del sector empresarial”, agregó.

A la pregunta sobre qué tan afectadas quedan las relaciones al interior de la  Comisión Permanente, luego de su fracaso en torno a la fijación concertada del incremento salarial, el presidente de la CGT dijo:

“No es la primera vez que se presenta un desencuentro en torno al salario mínimo. La vida continua, no es el fin de la historia ni del mundo, la Comisión tiene a su haber muchas otras actividades, como la discusión del tema de la tercerización laboral, programas de trabajo decente, y muchos otros temas que van más allá del salario mínimo legal”.

Cómo la vio la CTC

 Los empleadores propusieron el 4.2%, los trabajadores de manera unificada propusimos el 9.5%, y ahí quedaron las posiciones porque los empleadores dijeron que podían moverse da ahí. Hicimos algunas reuniones bilaterales, pero tampoco se logró nada, y el gobierno no estaba en disposición de promover un aumento mejor”. Con estas palabras resumió Miguel Morantes, presidente de la CTC, lo ocurrido en la Comisión de Concertación.

Asimismo, reconoció que la reforma tributaria interfirió en el bajo incremento que finalmente tuvo el salario mínimo. “Pero no solo eso, también hablaron del tema de los dominicales y recargos nocturnos como un factor incidente. Nosotros señalamos que son temas diferentes. Una cosa es la reforma tributaria, que también afecta a los trabajadores, y otra el incremento del salario mínimo. Lo de los recargos nocturnos y dominicales es una deuda que hay pendiente, no tiene por qué cargársele al salario mínimo”, precisó Morantes.

Agregó que los incumplimientos del Gobierno, tanto en lo referido a la restitución de los recargos nocturnos como a la rebaja de las cuotas de salud de los pensionados, generaron un manto de duda sobre la voluntad del Gobierno. “Enfrió los ánimos. Porque si no se cumplen los acuerdos, para qué se sigue negociando”, puntualizó el presidente de la CTC.

 

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