Hablan Luis Eduardo Garzón, Carlos Rodríguez, Tarsicio Mora y Fabio Arias

CUT 30 años


Para matizar y contextualizar la celebración de los 30 años de la Central Unitaria de Trabajadores, la Agencia de Información les solicitó a estas 4 personas, dirigentes de la CUT en diferentes épocas, una breve declaración sobre cómo cada uno de ellos ve el pasado y el presente de esta organización sindical. Esto fue lo que expresaron:


Fabio Arias Giraldo

Actual Secretario General de la CUT

“Estos 30 años de la CUT han sido básicamente un ejemplo de resistencia, de mantener en alto la bandera de los trabajadores y del sindicalismo, a pesar de la agresión que ha tenido el movimiento sindical por la vía del modelo neoliberal y de la violencia antisindical, expresada en asesinatos, desplazamientos, amenazas, exilios, desaparición de organizaciones sindicales y de derechos laborales. Esa combinación perversa ha debilitado al sindicalismo, y ha estado centrada en la CUT. Para mí eso es lo central de estos 30 años: una gesta más bien heroica y de resistencia, porque no hemos logrado revertir esa tendencia de debilitamiento.

La CUT ha dejado de hacer todo porque lo único que ha hecho es defenderse. Y eso está bien, hay que valorarlo porque ha sido una actividad importante, fue la tarea que nos correspondió en este periodo y que impusieron las condiciones nacionales e internacionales: la caída del muro de Berlín, la reversión de los gobiernos obreros en el mundo, la profundización de la explotación capitalista a través del modelo neoliberal. Y en el plano interno la presencia de Álvaro Uribe Vélez, la tragedia nuestra con este señor que ha sido el abanderado de las causas antisindicales y guerreristas.

Aspiramos a que ahora con el Acuerdo de Paz desaparece una de las dos motivaciones que explican nuestra debilidad, se presente la oportunidad para que la CUT haga lo que ha dejado de hacer en estos 30 años.

Aspiramos a que ahora con el Acuerdo de Paz desaparece una de las dos motivaciones que explican nuestra debilidad, se presente la oportunidad para que la CUT haga lo que ha dejado de hacer en estos 30 años. Lo más urgente es crecer, ganar opinión publica en la sociedad colombiana. El sindicalismo es parte de la institucionalidad democrática del país y por tanto es legítimo, además de democrático, pertenecer a las organizaciones sindicales. Hay que vencer la estigmatización y el amedrentamiento que han sido fatales para el movimiento sindical en estos 30 años. La paz es una oportunidad.

Y el crecimiento pasa necesariamente por el fortalecimiento de los sindicatos de rama económica, porque no se trata de crecer de cualquier manera, toca hacerlo centralizadamente, de tal manera que se puedan dar batallas de orden nacional, generalizadas. Las batallas específicas por sectores, gremios o sindicatos de base no logran romper las dificultades que hoy tenemos”.


Luis Eduardo Garzón

Secretario General y Presidente de la CUT años 90.

“Para mí la CUT es un referente histórico de un sindicalismo valiente, que ha conservado su heterogeneidad política y ha tenido el liderazgo para mantener viva la defensa de los trabajadores.

El mundo sindical tiene que entender que, si bien la estigmatización y la violencia es una tragedia en este país, también hay oportunidad de ganar unos sectores de trabajadores que hoy no tienen quien los asuma.

El mundo sindical tiene que entender que, si bien la estigmatización y la violencia es una tragedia en este país, también hay oportunidad de ganar unos sectores de trabajadores que hoy no tienen quien los asuma. El mundo sindical no puede girar solo en torno a quienes trabajan en empresas o entidades del Estado, hay otras expectativas, irrumpen jóvenes que tienen otras expectativas laborales, sobre todo en cobertura de seguridad social, que es uno de los problemas serios que tiene Colombia.

 La CUT debe hablarles más a otros trabajadores, como vendedores informales, taxistas, empleadas domésticas, recicladores, manicuristas, etc. Estos trabajadores marginados como que no tienen dolientes, gente que hable a nombre de ellos. Y en el campo sí que es peor. Ha habido avances entre los trabajadores de la agroindustria. Sintrainagro ha podido abrirse a otros sectores distintos al banano, como la caña, las flores, pero muy poco avance entre los jornaleros. Siempre he criticado el que no haya avances en esos frentes, lo hice como presidente de la CUT, como Ministro de Trabajo y ahora como ciudadano del común. Como alcalde de Bogotá ayude a afiliar a la CUT a los trabajadores informales.

Pero eso es parte de la dinámica que toman los movimientos sociales en Colombia, que son muy centralistas y tradicionales. Ha habido avances significativos en esa vía. La USO, por ejemplo, ha tenido la habilidad de meterse con el conjunto de la industria petrolera, no solo con Ecopetrol.

En el tema de la reparación colectiva del movimiento sindical, estamos ad portas de una decisión que venimos trabajando en el Gobierno. Va a ser un hecho histórico, significativo, no solo para la CUT sino para el mundo sindical en general, una muestra de que hemos olvidado los muertos.


Carlos Rodríguez Díaz

Presidente de la CUT 2002-2008

Hoy hace parte del equipo de Trabajo Decente de OIT para países del cono sur.

“La CUT desde su fundación fijo como política establecer diálogos y concertación con el gobierno y los empleadores, para propiciar acercamientos entre los diversos actores de la sociedad, a fin de encontrar salidas viables a los acuciantes problemas sociales, económicos y políticos de la nación.

El IV Congreso de la CUT, realizado en octubre de 1999, dio el salto que se necesitaba. Logró trascender la política de los consensos paralizantes y dio paso a la iniciativa política de avanzar sin atropellar a la minoría.

El IV Congreso de la CUT, realizado en octubre de 1999, dio el salto que se necesitaba. Logró trascender la política de los consensos paralizantes y dio paso a la iniciativa política de avanzar sin atropellar a la minoría, asumiendo con decisión la ejecución de la carta de navegación definida en este Congreso. Se adoptó por primera vez una real política educativa, que llamamos Educación para la Organización y la Acción, acordando un efectivo proceso organizativo sintetizado en la ecuación: menos sindicatos y más afiliados, para así tener mayor capacidad de negociación y mayor incidencia en el destino nacional.

El V Congreso, en el año 2006, fue uno de los más complejos por la disputa política que llevaba consigo. Veníamos de romper la política de los acuerdos para ejercer la democracia sindical con plenas garantías a la oposición. Sin embargo, desde el momento en que el sindicalismo democrático asumió la dirección de la CUT, los obstinados críticos de siempre no vacilaron en iniciar una campaña de calumnia y estigmatización, lo que generó amenazas al colocarnos en la mira de los violentos. La sala en donde se realizaban las deliberaciones denotaba un caldeado ánimo, que presagiaba una plenaria llena de complejidades.

Así sucedió. El afán desestabilizador de quienes se negaban a admitir su derrota, llevó inclusive a que se realizara una votación sobre si la central sindical mantenía su política de diálogo, o si por el contrario regresaba a la confrontación. Al final el sindicalismo democrático le infringió otra derrota al sindicalismo delirante, reafirmando, por amplia votación, su política de una central sindical para la concertación y no solo para la confrontación.

Habíamos dejado para el final la votación sobre la afiliación de la CUT a la Nueva Central Sindical Internacional. A esta altura del Congreso, todos los debates habían sido ganados por el sindicalismo democrático; por ello, era evidente la exacerbación de los ánimos, lo que nos obligó a tomar todas las precauciones para que el evento no cayera en ninguna provocación.

Decidimos rodear la urna para garantizar la transparencia del conteo, pero cuando la votación se acercaba a la mitad, el sindicalismo delirante, una vez más, se negó a aceptar la democracia. Suspendió la luz eléctrica del auditorio con el fin de crear pánico, lo que afortunadamente se evitó, porque los jurados de votación colocaron sus manos sobre la urna de votación, evitando la intención que tenían los perdedores de llenar la urna con votos por el no a la afiliación internacional. Afortunadamente pronto se restableció el fluido eléctrico y se reanudó la votación. Cuando terminó el escrutinio se anunció que la CUT, por amplia mayoría, decidió hacer parte de la Nueva Central Sindical Internacional.

La ideológica fue intensa, pero poco a poco el sindicalismo democrático afianzó su política con resultados positivos. De una central sindical para la confrontación, pasamos a una para la concertación; de una educación partidaria y marxista leninista, pasamos a una educación plural y democrática; de los sindicatos como correa de transmisión de los partidos políticos, pasamos a organizaciones sindicales deliberantes y autónomas; de un sindicalismo que apoyaba la combinación de las formas de lucha, pasamos a un sindicalismo civilista y democrático, que condena el terrorismo y la violencia venga de donde venga.

Creo que el momento presente amerita afianzar los postulados unitarios de la CUT y priorizar la lucha por la paz, en la perspectiva de alcanzar un espacio democrático que logre materializar la asignatura que se tiene pendiente con los trabajadores. Esto pasa, a mi juicio, por tomar la decisión de buscar un Gran Acuerdo entre el gobierno, la guerrilla, el sindicalismo, los empleadores y la sociedad civil, en la óptica de un gobierno de transición. Esta es la hora de la paz; ya vendrá la democracia económica social y política. El liderazgo del sindicalismo es vital en la hora presente”.


Tarsicio Mora Godoy

Presidente de la CUT 2008-2012. Participó en el Congreso de fundación en 1986.

“La CUT es un patrimonio, no sólo de los trabajadores, sino de la sociedad en general. En ese sentido debemos recuperar los espacios perdidos, abrir un nuevo proceso de convocatoria a los trabajadores y lograr una afiliación masiva. Vincular a los trabajadores tercerizados.

Otro compromiso es fortalecernos como organización. Tenemos una estructura sindical muy dispersas, y esa atomización no le es rentable al movimiento sindical.

Otro compromiso es fortalecernos como organización. Tenemos una estructura sindical muy dispersas, y esa atomización no le es rentable al movimiento sindical. Ahora estamos en la dinámica de construir los sindicatos por rama de industria y reducir la proliferación de sindicatos de base, que no les permite a los trabajadores negociar y proyectar sus políticas de largo alcance.

Continuaremos nuestra lucha contra el modelo económico neoliberal, que ha sido bastante agresivo con los trabajadores. De una y otra manera ha logrado golpear la institución de la convención colectiva y el libere derecho de asociación.

También tenemos que incursionar más en la construcción de sindicatos globalizados. Así como se ha globalizado la economía, creemos que tenemos que buscar estructuras sindicales que nos permitan ganar espacios internacionales.

En la celebración de los 30 años debería haber un capítulo para darles las gracias a quienes se quedaron en el país y siguieron enfrentando el régimen en medio de las dificultades y la violencia. Quienes se fueron exiliados no se critican porque nadie es dueño del miedo ajeno. Muchos se quedaron a sostener el movimiento sindical y la sociedad debe agradecerles a esos compañeros.

En estos últimos años estamos ante un nuevo ciclo, de acomodamiento. La coyuntura es difícil. La derecha está ganando en todo el mundo, en Estados Unidos, en Europa, en Colombia. Este es un tiempo donde las alternativas de una mejor sociedad y respeto a los derechos humanos son escasas.

Las condiciones no son fáciles, por el grado de incultura política del pueblo, por la atomización, por el modelo neoliberal que nos ha sometido a los contratos basura, trabajadores que tienen miedo de luchar porque su brega es por conseguir el diario vivir. Está muy débil el movimiento sindical, cada día tiene menos número de afiliados. Ahí es cuando la derecha aprovecha para golpear a las organizaciones sociales y sindicales que luchan por un mejor país y mejores condiciones. Hoy cobra vigencia que las 3 centrales hagan un esfuerzo de unión y constituir una sola central, una clase obrera dividida no tiene éxito.

El proceso de paz tampoco está fácil. Con la respuesta del NO a los demócratas, independientes y de izquierda, nos toca reflexionar y unir nuestros esfuerzos porque la derecha está organizada en el mundo. Tiene plata y poder. Si no nos organizamos lo que puede venir son dictaduras”.

 

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