En tiempos de crisis, cuidemos a quienes han dedicado su vida a cuidarnos

Imagen de referencia Los Angeles Marzo 20, 2020, Foto de Frederic J. BROWN / AFP)

En estos tiempos de crisis hay que cuidar a las trabajadoras domésticas, esa es la premisa fundamental de organizaciones de trabajadoras y ONG´s en Colombia.

En el marco del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, las trabajadoras domésticas y organizaciones sociales y sindicales colombianas, hacen un llamado al Ministerio de Trabajo, al Gobierno Nacional, a los hogares empleadores y la sociedad en general para que adopten estrategias contundentes que mitiguen los impactos de la crisis en el trabajo causada por el Covid-19 o Coronavirus en las vidas de las trabajadoras domésticas.

La medida de aislamiento obligatorio decretada por el Gobierno Nacional el pasado 22 de marzo no contempló garantías sociales, económicas y laborales para la población. Por el contrario, el país ha sido testigo en las últimas semanas de múltiples afectaciones a los derechos de trabajadoras y trabajadores a los que les han suspendido sus contratos o han sido despedidos de manera inesperada. No obstante, la situación de la población trabajadora informal, en donde se ubican la mayoría de trabajadoras domésticas, es aún más compleja.

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Luego de decretarse este aislamiento social por un periodo inicial de 19 días, entre el 25 de marzo y el 13 de abril; las trabajadoras domésticas se encontraron en sus casas y junto a sus familias con varios problemas:   

  • Sin remuneración y sin posibilidad de realizar alguna labor que les genere ingreso, como es el caso de quienes ejercen el “teletrabajo”
  • Sin condiciones para asumir sus necesidades básicas: pago de servicios públicos, arriendo y la alimentación de sus familias
  • Sin garantías de protección social y en alta vulnerabilidad ante el sistema de salud

El teletrabajo ha sido una de las alternativas impulsadas para reducir la curva de contagio del virus y continuar con la vida laboral; y a pesar de sus beneficios, esta forma de ocupación, está lejos de garantizar condiciones equitativas de protección y cuidado debido a que existen labores que escapan a esta posibilidad. Tal es el caso de las labores realizadas por las trabajadoras domésticas, quienes asisten las tareas de limpieza y mantenimiento de los hogares y suelen ser vinculadas al cuidado de personas, como niños y niñas, personas con algún tipo de discapacidad, adultos mayores o personas enfermas.

Estas actividades exigen la presencialidad y el contacto directo entre quien realiza un trabajo doméstico o de cuidados, y el hogar o persona que los requiere. Esta situación sugiere al menos cuatro problemáticas:

  • Las mujeres no acatan las recomendaciones de las autoridades sanitarias de aislamiento total por el riesgo inminente de ser despedidas o de que su contrato de trabajo sea suspendido.
  • Las mujeres son persuadidas a permanecer en los lugares de trabajo sin garantía de mejores condiciones para el desarrollo de sus labores o sin reconocimiento de las garantías que establece la ley. Esto sobre todo en el caso de las trabajadoras internas.
  • Las trabajadoras domésticas se ven en la necesidad de cuidar a sus propios hijos e hijas o menores a cargo, debido al cierre de escuelas y colegios, sin contar con las necesidades básicas satisfechas.
  • Las mujeres se ven expuestas a situaciones de violencia doméstica e intrafamiliar.

El Intersindical de Trabajo Doméstico, conformado por Utrasd, Sintrahin, Asotrabajadoras, Trucunvi y trabajadoras domésticas organizadas en Sintraimaga, manifiesta que, en la mayoría de los casos, las trabajadoras no están siendo despedidas, pero son enviadas a sus casas con altos niveles de incertidumbre, pues no está clara la garantía de su ingreso y, por tanto, están en riesgo sus derechos fundamentales durante esta crisis sanitaria. Están en sus hogares preguntándose, cómo pueden superar esta cuarentena cuando se vive del trabajo diario.

El mundo entero se ha visto obligado a atender una emergencia sanitaria que afecta el sistema de salud pública y al histórico trabajo del cuidado. Por lo tanto, brindar y recibir cuidados es la forma más efectiva para evitar y combatir los efectos del COVID-19 –Coronavirus-. Apelar al principio de solidaridad y blindar con cuidados a la sociedad en su conjunto, es la estrategia y la vacuna global contra este y otros virus.

¿Qué es posible hacer desde la Ley?

A las deudas históricas en la formalización y garantía de derechos de las mujeres trabajadoras domésticas, se suman las afectaciones directas que se derivan de la actual emergencia que supone una crisis del trabajo y, por su puesto, de la dinámica económica. Por tanto, las trabajadoras domésticas entran a engrosar la escala más baja del mundo del trabajo asociado a la precarización por falta de garantías y bajos ingreso, además desamparados por el Estado; entre tanto, las alternativas legales solo favorecen, de manera directa, un 14% aproximadamente de trabajadoras con contrato laboral escrito, una parte muy pequeña de esta población.

Para ellas, aplican consideraciones como que la situación de calamidad no significa justa causa para terminar los contratos de trabajo. Cuyo principio defendible y aplicable está sujeto a la fiscalización laboral rigurosa y demás disposiciones que se estiman en las circulares 021 del 17 de marzo de 2020 y 022 del 19 de marzo de 2020, del Ministerio del Trabajo.

El Gobierno Nacional mediante el decreto 488 del 27 de marzo de 2020, permitió que los empleadores, mientras dura la contingencia provocada por el Coronavirus COVID-19 en Colombia, avisen a sus trabajadores y trabajadoras con un (1) día de antelación sus vacaciones. Se conserva el sentido de las licencias no remuneradas que solo pueden ser solicitadas por la trabajadora. Las licencias no remuneradas no podrán ser una alternativa que se use para atender la crisis y reducir los pagos de Ley y/o evadir la responsabilidad contractual. Cabe recordar que, para estos efectos, los contratos verbales y escritos, ya sean por días o a tiempo completo, tienen la misma validez legal.

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Los beneficios consagrados en la legislación de emergencia, contempla que los empleadores deberán garantizar los ingresos, sean estos salarios o los pagos que correspondan a las vacaciones. De acuerdo a lo definido tanto para quienes continúan prestando el servicio, trabajadoras internas, como para quienes suspendieron la prestación del servicio, trabajadoras de tiempo completo o tiempo parcial, en atención a las medidas de aislamiento adoptados por el gobierno.

El empleador/empleadora también debe garantizar el conjunto de las prestaciones sociales que consagra la ley, y en especial garantizar a las trabajadoras internas, que continúen prestando su servicio, medidas de seguridad que eviten su contagio.

Cuándo la economía no aguanta la crisis, ¿Qué es posible hacer?

Es claro que la actual situación de emergencia sanitaria afecta el mercado laboral, la cadena de producción y por supuesto, al sistema de acumulación capitalista. Esta situación la hemos llamado la crisis del trabajo, y justo por la manera en que está distribuido el ingreso la mayor afectación se verá en oficios como el trabajo doméstico. Sin embargo, no es posible decir que alguna economía individual o colectiva salga ilesa. Entre más empleados estén cesantes, menos ingresos se generen y menos consumo se incentive, el mercado sufrirá un revés histórico, por el cuál toda la población en el mundo verá afectada su economía.

En este contexto, ante la incapacidad del sistema para generar propuestas alternativas para frenar la crisis y mientras se toman medidas estructurales tendientes a cambiar el valor de las cosas y el sistema de redistribución del ingreso, es importante apelar a la solidaridad de empleadores/empleadoras en cualquier escala de producción para que garantice un ingreso mínimo que permita a las trabajadoras domésticas atender las necesidades básicas de subsistencia.

Si bien, por la emergencia actual, se ven afectadas todas las formas de ingreso asociadas al conjunto de la población, será importante que prime la negociación entre empleador/empleadora y trabajadora del hogar que permitan acordar medidas de mutuo beneficio. En ningún caso, esto debe suponer la subordinación de la trabajadora a los intereses del empleador/empleadora.

Nada de ello supone eximir al Estado de la responsabilidad, pues es a través de políticas que debe garantizar más y mejores condiciones para atender a esta emergencia; esto es imperativo y necesario. La disposición de recursos para atender las necesidades básicas, favorecer el acceso a la canasta básica, exonerar de impuestos y pago de servicios públicos, así como garantizar el acceso a programas como el PAE, será un aporte vital para las familias de las trabajadoras y de otras familias que se encuentran en las escalas más bajas de la pirámide de producción y que por su puesto, por las condiciones económicas de los empleadores/empleadoras, no podrán acceder a ingresos.

Es un buen momento para unir voces y hacer de esta crisis un cambio en los valores de la economía global. En este sentido, es importante adoptar medidas que permitan avanzar en cambios que beneficien el conjunto de la sociedad, en especial, la dignificación del trabajo como un importante aporte a la dinámica de reproducción social más allá del valor y acumulación de capital. Renta básica universal o pisos de protección social es la perspectiva.

Se trata de “una asignación monetaria regular e incondicional que se asigna [sic.] a todos los ciudadanos del país”. Esta asignación significa una política social con perspectiva universal que ponga en el centro los derechos sociales y revierta el valor superior que el sistema capitalista ha dado a la acumulación. Tal vez con ello, la corrupción en el sistema que hace inalcanzable un Estado de Bienestar, la burocratización de las transferencias condicionadas y de los subsidios sea desmontado en beneficio común, donde no se elimina la acumulación, sino que se humaniza el ingreso.

Situación de las mujeres trabajadoras domésticas antes del Covid-19

Una práctica extendida entre quienes requieren los servicios de las trabajadoras domésticas ha sido el acuerdo verbal de trabajo, del que derivan la concepción de que hay una excepción y por ello se eximen de responder a los derechos consagrados en el código laboral. El hecho de no contar con contratos laborales escritos hace que la situación de las mujeres trabajadoras sea más precaria, ya que, esto se traduce en que los acuerdos verbales no suelen contemplar la protección social y el bienestar económico de acuerdo a las exigencias de Ley en Colombia.

Según la Gran Encuesta Integrada de Hogares – GEIH, aproximadamente 687.716 mujeres se dedicaron en 2019 al trabajo doméstico remunerado en Colombia, aunque este número puede ser muchísimo mayor en vista de que muchos trabajadores suelen ubicarse en categorías como trabajador familiar sin remuneración y trabajador por cuenta propia. Así las cosas:

  • El 86% tenía un contrato laboral de forma verbal
  • El 63,4% recibía un salario por debajo del mínimo
  • Solo el 18,7% contaba con una afiliación a la ARL
  • Solo el 40,1% se encontraba afiliada régimen contributivo de salud
  • Solo el 25,3% contaba con vacaciones remuneradas
  • Solo el 25,7 % contaba con régimen de Cesantías
  • El 11,7%, eran mayores de 60 años

Además, la situación se complejiza para las mujeres trabajadoras del hogar, si se tienen en cuenta que la mayor parte de los hogares que demandan los servicios domésticos corresponden a la escala de ingreso media-baja y baja-baja. Según las cifras ofrecidas por la Encuesta Nacional de Usos del Tiempo –ENUT– en 2017, el 3,9% de los hogares colombianos dijo recibir algún tipo de ayuda para realizar las labores domésticas; es decir que aproximadamente 556.858 hogares colombianso emplearon trabajadoras domésticas.

El 76,7% de estos hogares pertenecen a los estratos socioeconómicos 1 y 2, ambos con un promedio de ingresos por debajo del mínimo. Por su parte, el 14,7% de los hogares empleadores pertenecen al estrato 3 y solo un 6,5% a los estratos económicos 4, 5 y 6. En 2013, sólo el 26% de los hogares que recibieron ayuda para labores domésticas dijo que había pagado por los servicios; para 2017 no se encontró el dato.

Con el fin de saber más exactamente cómo es la situación actual de las trabajadoras domésticas, 16 organizaciones se han unido para realizarles una encuesta y así tener un panorama actual de la situación. La encuesta puede ser llenada en línea y está disponible en este enlace.

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