Colmotores anuncia despido colectivo y cierre parcial de su fábrica, y los trabajadores protestan

Mitin realizado el pasado jueves en Bogotá. Cortesía

El solo hecho de que en una empresa exista un sindicato integrado por trabajadores enfermos o en situación de incapacidad, habla muy mal de esa empresa en materia de seguridad en el trabajo.

Es lo que ocurre en General Motors Colombia (Colmotores), según denuncian los sindicatos de esta empresa, donde por lo menos la tercera parte de los trabajadores de la planta que opera al sur de Bogotá (avenida Boyacá) padece de una o más enfermedades de origen laboral.

Y precisamente esos trabajadores enfermos son los que ahora más temen por su futuro, porque serían los primeros en salir cuando la empresa empiece a ejecutar el plan de recorte de personal que anunció el pasado 21 de diciembre, mediante petición al Ministerio de Trabajo para que le autorice el despedido de más de cien trabajadores y el cierre parcial de su planta de ensamblaje. El Ministerio está estudiando el tema.

El anuncio de Colmotores se inscribe en el plan de «reorganización» de la plantilla global y “transformación para el futuro” que la General Motors hizo público el año pasado desde su casa matriz en Estados Unidos. Plan que incluye el cierre de 5 plantas en Estados Unidos y Canadá, donde emplea 14.500 personas, el 15% de la plantilla global de la Compañía. E incluye el cierre de plantas en otros dos países, que no especificó. La de Colombia sería una de ellas, lo que dejaría sin empleo a las 1.200 personas que allí laboran.

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Reaccionan los sindicatos

En Colmotores funcionan cuatro sindicatos: Sintraime y Sintrautomotriz (de industria), Sintragmcol, y la Unión de Trabajadores Enfermos de General Motors (Utegm). Organizaciones que al conocer las intenciones de la empresa se declararon en alerta. Rechazan el despido masivo y el cierre parcial de la planta de Bogotá.

En los últimos días han hecho pronunciamientos y mítines de protesta, el último el jueves pasado. No admiten que sean los trabajadores quienes tengan que pagar con sus empleos y derechos laborales la “codicia” y las dificultades de la General Motors en Colombia.

En ese mismo sentido, y en apoyo a los trabajadores de Colmotores, se pronunciaron la Central Sindical y Popular Conlutas y 58 sindicatos de Brasil, donde la compañía norteamericana tiene plantas de producción. En su comunicado afirman que la empresa “descaradamente” alega dificultades financieras para justificar los despidos en Colombia, cuando es una multinacional que en el último trimestre obtuvo un beneficio superior a 2.500 millones de dólares. “Es necesario unir internacionalmente la lucha de todos los trabajadores contra estas medidas”, dicen.

El presidente de Utegm, John Ríos, dijo a esta Agencia de Información que el plan de recorte ya está en ejecución. En lo que va del año la empresa ha despedido a 70 trabajadores de la parte administrativa y operativa, mediante acuerdos supuestamente voluntarios. Entre los despedidos hay 5 enfermos, quienes no firmaron ningún acuerdo y han recurrido a la justicia para defender su derecho a la estabilidad laboral reforzada.

Asimismo, Ríos denunció que en conversaciones informales la empresa ha manifestado su disposición a detener los despidos y el cierre parcial de la planta si el sindicato y los trabajadores, como aporte a la salvación de la empresa, renuncian a los beneficios de su convención colectiva, algunos con más de 50 años de vigencia, como primas extralegales, auxilios en educación y salud, pagos de incapacidades, entre otros.

Es un chantaje matizado. Quieren hacer ver que el compromiso es de todos, pero realmente la culpa de que la compañía en Colombia no esté dando los resultados esperados no es de los trabajadores. Eso viene con los tratados de libre comercio y de decisiones inadecuadas que la empresa ha tomado”, indicó John Ríos.

Aseguró que los sindicatos no van a aceptar el desmedro de la convención colectiva ni el cercenamiento de derechos adquiridos.

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¿Por qué tantos enfermos?

De los 1.200 trabajadores que aproximadamente tiene hoy Colmotores en su planta administrativa y operativa, 950 hacen parte del pacto colectivo que rige desde hace 19 años. El resto está afiliado a los cuatro sindicatos y los cubre la convención colectiva.

Como se dijo, uno de estos sindicatos es Utegm: Unión de Trabajadores Enfermos de General Motors, organización que nació hace unos tres años con 60 afiliados, pese a que la empresa demandó su personería jurídica por no considerarla una organización válida. Un juez laboral finalmente avaló el derecho de asociación de los enfermos y falló a favor del sindicato, que hoy cuenta con 45 afiliados.

Asimismo, en defensa de los intereses de los trabajadores enfermos de la multinacional automotriz, a su interior también opera la federación sindical Unecol: Unión de Trabajadores Enfermos de Colmotores.

Un estudio adelantado por estos sindicatos –afirma el presidente de Utegm, John Ríos– arrojó que no menos de la tercera parte de los trabajadores padece de algún tipo de patología osteomuscular de origen laboral. En promedio cada uno tiene tres, producto del riesgo ergonómico que genera la operación de fabricación y ensamblaje de vehículos.

Las patologías más comunes son: lumbagos, hernias discales, discopatías cervicales y dorsales, epicondinitis, manguito rotador, bursitis y túnel del carpo. Esto porque, según Ríos, la empresa no tiene una buena política de salud laboral, no hace seguimiento de las actividades y ubica a los trabajadores en puestos inadecuados. Por ejemplo, un operario de estatura alta lo pone en un puesto donde tiene que agacharse mucho; o a uno bajito lo pone donde tiene que empinarse. Además, todas las funciones son repetitivas y por lo mismo producen desgaste.

De ahí que los trabajadores enfermos o con restricciones por incapacidad constituyan una gran carga para la General Motors, no solo en Colombia sino en todas sus plantas.  Pero que no maneja adecuadamente, dice el presidente de Utegm. La empresa los discrimina, los persigue, busca llamarlos a descargos y finalmente los despide.

Un logro de la organización sindical fue precisamente que el Ministerio de Trabajo, en julio de 2016, abriera investigación contra la empresa por el despido de 98 trabajadores, 41 de ellos enfermos. Concluida la investigación le impuso una multa de $687 millones, mientras por acciones de tutela se logró el reintegro de 32 de los despedidos. Como también en varias ocasiones directivos de la compañía han sido sancionados con arresto de tres días y multas hasta por 5 salarios mínimos por no acatar tutelas.

Frente a la nueva situación: la amenaza de cierre parcial y la solicitud de despido masivo, la abogada Liliana Quemba, fundadora de Unecol y asesora legal de sindicato Utegm, manifestó su temor de que en la lista de trabajadores que la empresa remita al Ministerio de Trabajo para solicitar su despido, no especifique quienes están enfermos o tienen algún grado de incapacidad, y se les vulnere el derecho a la estabilidad laboral reforzada.“Son trabajadores que no son productivos para la empresa por su enfermedad e incapacidad, pero no es culpa de ellos sino de la empresa que los enfermó”, concluyó la abogada Quemba.

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